Manuel Carrasco: «Lo de Gaza es muy triste, está bien cantar al amor pero también hay que poner estas cosas sobre la mesa»
Dice Manuel Carrasco que todos tenemos un espacio en nuestro interior al que regresar cuando necesitamos conectar con nuestro «yo» más auténtico; «ese rinconcito, ese pueblo en nuestra alma, lleno de recuerdos, impulsos y lo que representa nuestra esencia». Esa es la idea que impulsa 'Pueblo Salvaje II' , una obra que podría ser su primer disco pero no porque denote falta de experiencia, sino todo lo contrario. Es como si a los álbumes anteriores les faltara algo que sí tiene este, algo difícil de explicar con palabras, pero que se siente al escucharlo. Quizá sea porque nunca había tenido tanta libertad creativa, o mejor dicho no había sabido o podido exprimirla al cien por cien. Pero estas canciones llevan impresa una huella dactilar tan bien definida que abren un nuevo camino, con mucho de regreso a los orígenes, y cuyo próximo capítulo quizá explique por qué ha titulado este álbum como una segunda parte. ¿Cómo surge el impulso que guía la nueva senda que emprende con este disco? Tiene que ver con lo que uno siente, el momento anímico en el que está, y con las ganas y el ansia de perseguir el pellizco creativo. Indagando en uno mismo, cada vez más y más profundo, he llegado a estas canciones. ¿Ha sido un proceso agradable o más bien tortuoso? Muy agradable, ha sido de los procesos creativos que más he disfrutado, porque me salió todo muy fluido, y eso mola. Cuando ocurre lo contrario es muy sufrido. Las letras transmiten relajo y naturalidad, poca pretensión. Te lo agradezco mucho. Creo que por eso este álbum tiene una connotación especial, un rollo distinto dentro mi evolución discográfica. En este disco piso lugares distintos, ni mejores ni peores, pero distintos. Todo, desde la honestidad que quiero transmitir con este concepto de 'Pueblo Salvaje'. ¿Lo próximo será 'Pueblo Salvaje I'? ¿Ha iniciado una saga inversa? Sí me gustaría que esto fuera el comienzo de una saga, la verdad. Es un tema que puede ampliarse, donde puedo seguir indagando y profundizando en una temática que es tan íntima como de todos. Siendo que este mundo sonoro me da para más. En la nota de prensa del disco hay una frase suya que dice: «Nos estamos haciendo esclavos de patrones que dicen qué es lo que mola, y creo que hay que apostar por la parte más personal». Y hay una canción llamada 'Mi dignidad' que parece una llamada de atención a la industria en relación a eso. Cada uno que lo coja por donde quiera, pero sí que es un mensaje que dice que no hay que tirar la toalla nunca, que uno tiene que mirarse a sí mismo y a sus valores para no perder la dignidad. Sí que siento que parece que está todo dirigido por ciertos patrones inamovibles, y en ese sentido, cuando acabamos eligiendo lo primero que nos ponen por delante, al final te acabas sintiendo vacío.Yo apuesto por parar un poquito, y hacer lo que sientes que tienes que hacer independientemente del tren que esté pasando por delante en ese momento. Crear música que le caiga en gracia al algoritmo, hacer colaboraciones, tener mucha presencia en redes… ¿esos patrones, por ejemplo? Por ejemplo. Y yo siempre he estado en el lado opuesto a eso. Cuando más de moda estaban las colaboraciones, yo no he hecho ninguna. Y fue una decisión para reivindicar las canciones en solitario, ¡que ya casi parecía que uno no podía sacar una canción cantando solo! También intento no ser esclavo de las redes. Y quien escuche mi disco verá que no está hecho para entrar en todas las playlists. En la canción 'El grito del niño' canta: «Yo soy el grito del niño que hambriento llama a su madre, la hormiguita que en la arena cargando va con su pena, soy lo que no sabe nadie». ¿Quizá las imágenes que llegan todos los días de Gaza inspiraron esos versos? Es que yo creo que eso está en el subconsciente de todos, y más en el de los que somos padres. Lo estamos viendo continuamente, ¡y qué triste es! Ese grito me parece tan fuerte… Poner eso encima de la mesa, creo que es importante. Está muy bien el «te quiero mi amor, te echo de menos», pero también está bien ahondar en este tipo de cosas. La guitarra de inicio casi recuerda al comienzo de 'La Leyenda del Tiempo'. ¡Qué bueno! Me alegra que te hayas fijado en eso, porque ahíla guitarra la toco yo. Siempre me había dado miedo y se lo dejaba a los guitarristas, pero esta vez dije «¿pero por qué no voy a tocar yo?», y la experiencia ha sido muy gratificante porque grabar una canción con guitarra con tu propio pulso, es muy especial. Ahora da conciertos tan grandes que no tiene que hacer giras tan largas. ¿Cómo recuerda los años en que daba ochenta, noventa conciertos? Pues que había días que venían cien personas al concierto. Por eso valoro tanto lo que me está pasando, porque en su día no lo tuve fácil. Antes tenía un miedo atroz a preguntar «¿cuánta gente ha venido?». Ahora que ocurre todo lo contrario, estoy muy contento y agradecido. En la canción 'El enemigo número 1' parece estar revelando que ha pasado por una depresión. Durante toda mi carrera he tenido una p
Dice Manuel Carrasco que todos tenemos un espacio en nuestro interior al que regresar cuando necesitamos conectar con nuestro «yo» más auténtico; «ese rinconcito, ese pueblo en nuestra alma, lleno de recuerdos, impulsos y lo que representa nuestra esencia». Esa es la idea que impulsa 'Pueblo Salvaje II' , una obra que podría ser su primer disco pero no porque denote falta de experiencia, sino todo lo contrario. Es como si a los álbumes anteriores les faltara algo que sí tiene este, algo difícil de explicar con palabras, pero que se siente al escucharlo. Quizá sea porque nunca había tenido tanta libertad creativa, o mejor dicho no había sabido o podido exprimirla al cien por cien. Pero estas canciones llevan impresa una huella dactilar tan bien definida que abren un nuevo camino, con mucho de regreso a los orígenes, y cuyo próximo capítulo quizá explique por qué ha titulado este álbum como una segunda parte. ¿Cómo surge el impulso que guía la nueva senda que emprende con este disco? Tiene que ver con lo que uno siente, el momento anímico en el que está, y con las ganas y el ansia de perseguir el pellizco creativo. Indagando en uno mismo, cada vez más y más profundo, he llegado a estas canciones. ¿Ha sido un proceso agradable o más bien tortuoso? Muy agradable, ha sido de los procesos creativos que más he disfrutado, porque me salió todo muy fluido, y eso mola. Cuando ocurre lo contrario es muy sufrido. Las letras transmiten relajo y naturalidad, poca pretensión. Te lo agradezco mucho. Creo que por eso este álbum tiene una connotación especial, un rollo distinto dentro mi evolución discográfica. En este disco piso lugares distintos, ni mejores ni peores, pero distintos. Todo, desde la honestidad que quiero transmitir con este concepto de 'Pueblo Salvaje'. ¿Lo próximo será 'Pueblo Salvaje I'? ¿Ha iniciado una saga inversa? Sí me gustaría que esto fuera el comienzo de una saga, la verdad. Es un tema que puede ampliarse, donde puedo seguir indagando y profundizando en una temática que es tan íntima como de todos. Siendo que este mundo sonoro me da para más. En la nota de prensa del disco hay una frase suya que dice: «Nos estamos haciendo esclavos de patrones que dicen qué es lo que mola, y creo que hay que apostar por la parte más personal». Y hay una canción llamada 'Mi dignidad' que parece una llamada de atención a la industria en relación a eso. Cada uno que lo coja por donde quiera, pero sí que es un mensaje que dice que no hay que tirar la toalla nunca, que uno tiene que mirarse a sí mismo y a sus valores para no perder la dignidad. Sí que siento que parece que está todo dirigido por ciertos patrones inamovibles, y en ese sentido, cuando acabamos eligiendo lo primero que nos ponen por delante, al final te acabas sintiendo vacío.Yo apuesto por parar un poquito, y hacer lo que sientes que tienes que hacer independientemente del tren que esté pasando por delante en ese momento. Crear música que le caiga en gracia al algoritmo, hacer colaboraciones, tener mucha presencia en redes… ¿esos patrones, por ejemplo? Por ejemplo. Y yo siempre he estado en el lado opuesto a eso. Cuando más de moda estaban las colaboraciones, yo no he hecho ninguna. Y fue una decisión para reivindicar las canciones en solitario, ¡que ya casi parecía que uno no podía sacar una canción cantando solo! También intento no ser esclavo de las redes. Y quien escuche mi disco verá que no está hecho para entrar en todas las playlists. En la canción 'El grito del niño' canta: «Yo soy el grito del niño que hambriento llama a su madre, la hormiguita que en la arena cargando va con su pena, soy lo que no sabe nadie». ¿Quizá las imágenes que llegan todos los días de Gaza inspiraron esos versos? Es que yo creo que eso está en el subconsciente de todos, y más en el de los que somos padres. Lo estamos viendo continuamente, ¡y qué triste es! Ese grito me parece tan fuerte… Poner eso encima de la mesa, creo que es importante. Está muy bien el «te quiero mi amor, te echo de menos», pero también está bien ahondar en este tipo de cosas. La guitarra de inicio casi recuerda al comienzo de 'La Leyenda del Tiempo'. ¡Qué bueno! Me alegra que te hayas fijado en eso, porque ahíla guitarra la toco yo. Siempre me había dado miedo y se lo dejaba a los guitarristas, pero esta vez dije «¿pero por qué no voy a tocar yo?», y la experiencia ha sido muy gratificante porque grabar una canción con guitarra con tu propio pulso, es muy especial. Ahora da conciertos tan grandes que no tiene que hacer giras tan largas. ¿Cómo recuerda los años en que daba ochenta, noventa conciertos? Pues que había días que venían cien personas al concierto. Por eso valoro tanto lo que me está pasando, porque en su día no lo tuve fácil. Antes tenía un miedo atroz a preguntar «¿cuánta gente ha venido?». Ahora que ocurre todo lo contrario, estoy muy contento y agradecido. En la canción 'El enemigo número 1' parece estar revelando que ha pasado por una depresión. Durante toda mi carrera he tenido una pelea continua conmigo mismo, y por momentos me he ido asesinando. Esta canción es una manera de desahogarme y de sacar esos fantasmas que a veces vuelven.
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