'Los últimos días de Quisling', anatomía de una traición

La serie de Erik Poppe que recrea los días finales del líder colaboracionista noruego, atrapado entre su ideología y la sombra del juicio moral y político que marcó el fin del nazismo en Europa

May 3, 2025 - 11:15
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'Los últimos días de Quisling', anatomía de una traición

Erik Poppe vuelve a navegar en los sucesos que vivió Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Tras La decisión del rey (2016) donde aborda la llegada de los alemanes a Noruega y la difícil tarea del rey Haakon VII sobre la "paz" ofrecida por Hitler. Ahora llega una serie, disponible en Filmin, sobre uno de los personajes más odiados de la historia del país. En Los últimos días de Quisling explora el final Vidkun Quisling, el principal colaborador de los nazis durante la invasión del país, que tras la derrota alemana fue llevado a juicio y ejecutado por alta traición.

El director se centra en los últimos meses de Quisling, durante el juicio tras su detención tras el fin del régimen nazi. En el tiempo que pasó en la cárcel le acompañó Peder Olsen, sacerdote luterano que le dio apoyo espiritual en sus últimos momentos y cuyas conversaciones dejó escritas en su diario, siendo la base del guion de la serie. Durante ese tiempo, Quisling y Olsen mantuvieron intensas conversaciones sobre la culpa o la redención. Los documentos del capellán mostraron que el reo nunca mostró arrepentimiento por sus acciones, ni siquiera cerca de la muerte.

Gard B. Eidsvold interpreta a Quisling y Anders Danielsen Lie al sacerdote Peder Olsen. Otros personajes de la trama son las dos esposas, Lisa Carlehed es Maria Quisling y Lisa Loven Kongsli en el papel de Heidi Olden.

Vidkun Quisling, sinónimo de traidor

Es recordado como uno de personajes malditos de la Segunda Guerra Mundial y en Noruega su apellido resuena como "traidor". Nacido en 1887 en el seno de una familia religiosa donde su padre era pastor luterano. Accedió a la academia militar donde se graduó de forma brillante en 1905. En los años 20 colaboró en misiones humanitarias en la Unión Soviética, donde pudo descubrir las hambrunas provocadas por los primeros años de instauración del régimen bolchevique y donde desarrolló su odio al comunismo. Se convirtió en líder ultranacionalista y fundó en 1933 el partido Unión Nacional, Nasjonal Samling, a imagen del Partido Fascista italiano o del Nacionalsocialismo alemán: autoritario, anticomunista y antisemita. El partido nunca tuvo gran apoyo popular ni representación parlamentaria en ninguna de las elecciones, pero la ocupación alemana de Noruega le catapultó al gobierno como títere del régimen nazi.

Antes de estallar el conflicto mundial, Quisling viajó a Berlín para ofrecer a Hitler una propuesta de paz y ofrecerle las bases noruegas en su más que probable conflicto contra Inglaterra. Tras la invasión de Noruega, Quisling dio un golpe de estado para controlar la resistencia y favorecer el control alemán. Hitler expresó su satisfacción y Goebbels

escribió en su diario "Nuestro ayudante Quisling ha tomado el timón". Quisling fue nombrado ministro-presidente de Noruega pero las relaciones con los nazis nunca fueron como él pensaba ya que siempre estuvo a merced de las órdenes alemanas y su liderazgo fue muy limitado.

La caída y juicio

La derrota alemana en Europa significó también el final para Quisling. Fue arrestado y juzgado en pocos meses por traición, asesinato y crímenes contra la humanidad. Fue declarado culpable de todos los cargos, rechazada su petición de indulto y fusilado el 24 de octubre de 1945.

La cárcel del horror

Hay una de las curiosidades de la serie que la hace aún más dramática ya que afecta al padre del actor protagonista, Gard B. Eidsvold. En julio de 1944, Knut Eidsvold fue arrestado y torturado en Møllergata, la misma prisión donde Quisling pasó sus últimos momentos. Era una histórica prisión y comisaría de policía de Oslo. Fue usada como centro de tortura, interrogatorio y ejecución de miembros de la resistencia noruega durante el régimen colaboracionista de Quisling y siempre bajo el control de la Gestapo. Se mantuvo en activo hasta los años 70, siendo finalmente demolida.