Las fumatas del Cónclave: su historia y el día que el color confundió al Vaticano

El uso del humo blanco para anunciar un nuevo papa y el negro para una elección fallida data de 1914.

May 7, 2025 - 05:16
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Las fumatas del Cónclave: su historia y el día que el color confundió al Vaticano

Este 7 de mayo la Iglesia católica inicia el cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco. Dos semanas después de la muerte del pontífice argentino, 133 cardenales tienen derecho a ocupar un sitio en la Capilla Sixtina y votar en esa elección. Antes, todos ellos jurarán mantener el secreto sobre sus deliberaciones.

Miles de fieles de todo el mundo se han desplazado a Roma para ser testigos del inicio de la asamblea de cardenales y a la espera de la famosa fumata blanca, que anunciará la elección del nuevo Santo Padre. Pero antes de eso, ¿cuántas fumatas negras tendrán que ver?

La fumata negra y la fumata blanca son dos señales de humo utilizadas por los cardenales para comunicar el resultado de sus votaciones. Utiilizan para ello la combustión producida por medio de una estufa instalada en la propia Capilla Sixtina.

Durante el cónclave, las fumatas suelen emitirse dos veces al día: una por la mañana y otra por la tarde. En cada caso, si no hay elección, se repite la señal de humo negro.

La tradición se remonta al año 1800, cuando los romanos se reunieron frente al Quirinal para presenciar el humo que se producía al quemar las papeletas de los cardenales. En aquel entonces no había distinción de humo blanco o negro, sino que la noticia se comunicaba con otro código. Si había fumata es que se había fracasado en la elección del pontífice, mientras que su ausencia indicaba que sí, que un cardenal había logrado los apoyos necesarios.

No fue hasta 1914 que se usó la fumata blanca para anunciar una elección exitosa y la negra para dar cuenta de una elección fallida. Aquella vez el elegido fue Benedicto XV.

Cuántas fumatas negras hasta tener la blanca

Ya sabemos que el hecho de que por la chimenea de la Sixtina veamos salir humo indica el fracaso en la elección de un nuevo papa. Se emite cuando se han celebrado dos escrutinios consecutivos en los que ningún cardenal ha obtenido un número de votos igual al menos a los dos tercios del número de cardenales electores (en esta ocasión, para resultar elegido el cardenal en cuestión deberá recibir al menos 89 votos). De resultas, el cónclave continúa y los cardenales siguen deliberando y votando.

La fumata se produce quemando las papeletas, apuntes y documentos de votación en la estufa. Se añaden algunas sustancias que producen humo negro. Antiguamente, se usaba una combinación de papeletas quemadas con paja húmeda, lo que no siempre resultaba efectivo.

La fumata blanca es la señal de que un nuevo papa ha sido elegido. Después de que un cardenal ha recibido al menos esos dos tercios de los votos, ha aceptado ser elegido y escoge su nombre papal, las papeletas electorales se queman en la estufa junto con sustancias que producen humo blanco. Al salir por la chimenea, visible desde la Plaza de San Pedro, anuncia al mundo que la elección ha tenido lugar. Antiguamente, se usaba una combinación de papeletas quemadas con paja seca.

Cuando la paja seca confundía a los fieles

Usar paja y papel para hacer humo blanco o negro no siempre ha dado el resultado esperado. Se han dado casos en que el color del humo era... ambiguo. Fueron ocasiones en las que la señal de humo confundía al mundo exterior. Se tiene constancia al menos de lo ocurrido en el cónclave de 1958, cuando se trataba de encontrar sucesor a Pío XII.

Tras una votación, por la chimenea salió humo blanco y la multitud en la plaza de San Pedro creyó y celebró que la Iglesia tenía un nuevo papa. Hasta Radio Vaticano lo anunció. Pero no. Pocos minutos después, el humo empezó a oscurecerse. Resultó que la paja que los cardenales echaron al fuego no prendió enseguida y necesitó algo de tiempo para ponerse en marcha.

La propia elección de Pío XII, en 1939, tuvo su anécdota. Tras resultar elegido en el cónclave, los responsables vaticanos no conseguían emitir la correspondiente fumata blanca, cosa que intentaron hasta en cuatro ocasiones. Finalmente tuvieron que anunciar la noticia a través de la megafonía de la plaza de San Pedro.

Bombas de humo y bengalas

En vista de que los métodos tradicionales fallaban a veces, el Vaticano ha venido probando nuevas fórmulas para crear humo negro o blanco sin ambiguedades ni errores, evitando en consecuencia el uso de la paja.

Para el humor negro, probaron en su día con bengalas (las del ejército italiano). De salida, daban un humo claramente oscuro, pero se volvía gris rápidamente, generando confusión entre los fieles. También fracasaron, en los años 70, las bombas de humo. El resultado era contundente hacia el exterior... pero también hacia el interior. El procedimiento llenaba de humo la propia capilla Sixtina, provocando ataques de tos a los cardenales.

El gran cambio llegó en 2005, el año en que se abandonó la fumata amarilla. Ese año se probó un "dispositivo auxiliar de emisión de humo" que funcionaba alimentado por cartuchos químicos. Estos podían producir humo de colores claros durante un máximo de seis minutos, pero lo que contenían los cartuchos era una incógnita. En un principio, el Vaticano guardó secreto y sólo dijo que se preparaban a partir de "varios elementos diferentes".

Cómo se hace el humo negro y blanco

Pero la Iglesia acabó desvelando la infalible receta. El dispositivo de humo tiene un compartimento donde "se pueden mezclar compuestos generadores de humo de diferentes colores", dijo la oficina de prensa del Vaticano. Según su comunicado de entonces, "el resultado se solicita mediante un panel de control electrónico y dura varios minutos mientras las papeletas arden en la otra estufa".

El humo negro se produce a partir de una mezcla de perclorato potásico (una sal inorgánica utilizada habitualmente como oxidante en fuegos artificiales de colores y otros productos pirotécnicos), antraceno (un componente hicrocarbónico del alquitrán de hulla) y azufre. El humo blanco se fabrica mezclando clorato potásico (un compuesto similar al perclorato potásico, utilizado en fuegos artificiales y bombas de humo), lactosa (el azúcar que se encuentra en la leche de vaca) y colofonia (una resina de conífera).

Tras terminar la fumata, el cardenal protodiácono, quien anuncia el habemus papam. Aparece en el balcón de la basílica de San Pedro y da a conocer al nuevo pontífice.