El próximo streaming con aduana

Hollywood Primero: El arancel de Trump a las películas extranjeras mueve globalmente a la industria del entretenimiento y el marketing

May 9, 2025 - 10:39
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El próximo streaming con aduana

En una era donde el contenido audiovisual ha roto todas las fronteras, la reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 100% a todas las películas producidas fuera de Estados Unidos ha movido no solo a la industria cinematográfica internacional, sino también a los sectores del streaming, la publicidad y el marketing global. Más que una medida económica, se trata de una maniobra ideológica con profundas implicaciones para los modelos de negocio de la industria del entretenimiento y las estrategias de posicionamiento de marcas, estudios y plataformas.

Este nuevo proteccionismo cultural norteamericano, bajo la consigna no oficial de un “Hollywood First”, impacta directamente a países como México, donde la producción audiovisual se ha visto favorecida gracias a su talento, costos competitivos e infraestructura de clase mundial. Pero más allá de los daños directos a la economía creativa de varios países, el decreto de Trump obliga a replantear toda la lógica de marketing detrás de la distribución y promoción del contenido internacional.

México: de aliado estratégico a socio castigado

México ha sido durante años uno de los aliados clave de la industria audiovisual estadounidense. Desde producciones de alto presupuesto hasta series originales para plataformas como Netflix, Amazon o Max, el país ha ofrecido talento, locaciones y un ecosistema creativo en expansión. Sin embargo, con este nuevo arancel, cualquier contenido producido en México que pretenda ingresar al mercado estadounidense será significativamente más caro, encareciendo su adquisición o haciendo inviable su distribución.

Esto amenaza con desincentivar las coproducciones con estudios estadounidenses, frena inversiones internacionales y coloca a los productores mexicanos ante un dilema: reorientarse hacia nuevos mercados o limitarse a la distribución nacional y regional. Desde el marketing, esto significa replantear los canales de promoción, los públicos meta y los territorios estratégicos de exhibición. Los contenidos ya no podrán aspirar con la misma facilidad a posicionarse en EE. UU., y eso impacta directamente en el retorno de inversión y en las campañas integradas que acompañan cada lanzamiento.

Branding cultural en jaque

Uno de los elementos más poderosos del marketing actual es el storytelling cultural. Las marcas se han nutrido de narrativas globales, representaciones multiculturales y diversidad de voces. Al cerrar las puertas a la producción audiovisual internacional, Estados Unidos también está limitando el acceso de sus ciudadanos a otras culturas, miradas y formas de contar historias.

Esto pone en jaque una de las tendencias más valiosas para el marketing: la localización de contenidos. Las plataformas de streaming han sabido crecer porque entendieron que el espectador colombiano no ve lo mismo que el español, el mexicano o el alemán. Bloquear producciones extranjeras —no por su contenido, sino por su origen— es un golpe a la lógica glocal (pensar global, actuar local) que ha sido clave en el marketing de contenidos.

¿El fin del streaming como lo conocemos?

Una de las grandes incógnitas es cómo se aplicará este arancel en el terreno del streaming. Las plataformas como Netflix, Prime Video, Max y Disney+ funcionan bajo una lógica transnacional. Sus catálogos están compuestos por cientos de producciones que cruzan fronteras, idiomas y géneros. ¿Gravará Estados Unidos también los contenidos internacionales que se distribuyen digitalmente dentro de su territorio? ¿Estarán obligadas las plataformas a retirar o encarecer el acceso a series y películas extranjeras?

Desde el marketing, esto representa un reto monumental. Muchas campañas de lanzamiento en streaming se diseñan para múltiples países con estrategias simultáneas, influencers locales y piezas creativas adaptadas. Si el contenido extranjero queda excluido o gravado con altos costos en EE. UU., esas campañas tendrán que dividirse, adaptarse o incluso cancelarse, afectando presupuestos, calendarios y KPIs. Las marcas integradas en esos contenidos (a través de product placement, patrocinios o branded content) perderán visibilidad en el mercado más rentable del planeta.

La amenaza a las economías creativas

La medida no solo afecta a México. Países como Canadá, Reino Unido, Francia, Corea del Sur, India, Colombia y Brasil, todos con industrias audiovisuales activas y exportadoras, verán limitado su alcance en Estados Unidos. Esto podría generar una reconfiguración de los mapas de inversión: menos coproducciones con EE.UU., más alianzas regionales, y posiblemente, una nueva ventana de colaboración entre Europa, Asia y América Latina para crear y distribuir contenido sin depender del mercado estadounidense.

Para los profesionales del marketing en estas regiones, el reto será crear narrativas de alcance internacional que no dependan exclusivamente de la validación o el consumo estadounidense. También implicará fortalecer estrategias de engagement con audiencias locales y construir marcas de contenido con identidad propia. Los festivales de cine, las plataformas de streaming regionales y las estrategias digitales jugarán un rol clave en mantener viva la circulación del contenido global.

¿Puede el marketing sobrevivir sin globalización cultural?

El marketing, en su versión más contemporánea, no solo vende productos: vende ideas, experiencias, pertenencias e identidades. Y muchas de estas se construyen a partir de narrativas compartidas a través del cine, las series, los documentales. Un arancel del 100% es más que una barrera económica: es un límite simbólico a la conversación global.

Esto podría llevarnos a un escenario de “burbujas culturales”, donde cada país consume principalmente lo que produce. Desde un enfoque de marca, eso puede traducirse en públicos menos receptivos a campañas internacionales, menor identificación con figuras globales y un retroceso en el posicionamiento de productos multiculturales. Es el equivalente a hacer marketing en blanco y negro en una era que exige Technicolor.

Oportunidad en medio de la crisis: reimaginar la industria

México tiene una oportunidad histórica: en lugar de resistir, puede reinventarse. Convertirse en un polo de producción para otros países, liderar la distribución de contenidos en español y generar propuestas originales que toquen nuevas audiencias. Así, el marketing tendrá que trabajar de la mano con la producción: ya no bastará con vender una película, habrá que construir una marca cultural.

Las productoras, distribuidoras y plataformas que apuesten por México tendrán que desarrollar campañas de comunicación que pongan en valor su autenticidad, su identidad y su capacidad de conexión con públicos diversos. Ya no se trata de emular a Hollywood, sino de construir un nuevo Hollywood “Latino”.

Porque al final, lo que está en juego no es solo un arancel. Es quién cuenta las historias, quién las escucha, y cómo esas historias se traducen en emociones, decisiones de compra y lealtades de marca.

Y en ese terreno, la creatividad —aún con barreras— sigue siendo la mejor herramienta de resistencia.