Buena gente, de Isaac Sánchez

En Buena gente nos encontramos con el Isaac Sánchez más mordaz y misántropo en un cómic que nos invita a reflexionar sobre la bondad interesada. Edita Dolmen.

May 9, 2025 - 10:46
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Buena gente, de Isaac Sánchez

Portada Buena gente de Isaac Sánchez

Edición original: Buena gente (Dolmen, 2025)
Guion y Dibujo: Isaac Sánchez
Asistente de color: Tania García
Correcciónr: Oscar Gómez Rollán y Celia Corral Cañas
Diseño de portada: David Saavedra
Maquetación y rotulación: Germán Ampiee
Formato: Cartoné. 112 páginas. 19,95€

Manual de falsa bondad.

«¡Festejemos! ¡Porque vamos a ser mejores!»

Tras abordar con mucho éxito sus años de infancia en Baños Pleamar (Dolmen) y los problemas creativos que afrontaba como autor para su siguiente cómic tras el éxito de cosechado con este último en El de la Batamanta (Dolmen), Isaac Sánchez (Badalona, 1981) cambia de registro radicalmente en Buena Gente, su último cómic disponible en todas las librerías desde hace unas semanas editado por Dolmen. En este nuevo cómic deja de lado esos temas personales tan íntimos para ofrecernos una historia de ficción que nos obliga a cuestionarnos sobre la falsa bondad, la capacidad del ser humano para justificar atrocidades siempre y cuando le convengan o la tolerancia con las injusticias si tienen una pátina de justicia. Una apuesta respecto a los cómics que mejor le han funcionado que resulta todo un acierto y que nos deja ver a un autor que no está dispuesto a acomodarse en las fórmulas que le han llevado a saborear las mieles del éxito y que le augura una carrera de lo más estimulante.

Buena gente nos traslada al pueblo ficticio de Benquerencia del Río en pleno tardofranquismo. Un pueblo pequeño y muy cerrado que vive en una relativa calma y pacífica convivencia que se verán rotas tras la muerte del adinerado cacique local que no tenía ni familia ni allegados cercanos. Cuando su testamento se hace público se descubre que el heredero de su fortuna será aquel que sea elegido la mejor persona del lugar por el resto de los habitantes tras tres meses. La trampa es que no se podrá revelar el método con el que se elegirá al ganador o ganadora antes del mismo día de la elección. Una situación que provoca que los vecinos entren en una espiral de locura marcada por buenos actos llenos de mezquindad y codicia en una lucha cainita por ganar popularidad que tendrá inesperadas y funestas consecuencias.

Con esta brillante idea inicial como punto de partida -que bien podría ser el inicio de una película de genios como Berlanga o Buñuel, puesto que tiene la misma mala baba, toque de sátira y surrealismo de sus mejores cintas- Isaac Sánchez construye una historia sorprendente y que transita desde el aparente tono de comedia inicial a un drama lleno de sucesos terribles que podrían formar parte por sí mismos las historias más truculentas de la España Negra. Como sucedía con las películas de los dos directores mencionados estamos ante una historia coral con algo de humor muy negro que por momentos puede resultar casi incomodo en una trama que pone de manifiesto las dos caras que todos encerramos. A lo largo de la historia con marcado carácter misantrópico vemos como todos los personajes acaban convertidos en víctimas, en la mayor parte de los casos de sus ambiciones y mezquindad, incluso los que en principio se nos presentan como verdugos. Y es que a lo largo de las páginas de la obra podemos ver como todo transita por unos derroteros que no podríamos imaginar al comenzar a leer haciendo que las sorpresas sean continuas gracias a un guion construido con esmero en donde todo está perfectamente medido. Además, pese a que la historia nos relate algunas cosas terroríficas, el autor nunca cae en el error de juzgar lo que hacen sus personajes, ya que quiere que sea una obra que invite a los lectores a la reflexión sobre la forma en la que nos comportaríamos nosotros en una situación similar.

Aunque se trata de una historia que se puede considerar universal y atemporal, ya que el planteamiento puede funcionar en cualquier lugar y tiempo, la decisión de situarla en la época tardo-franquista permite que la obra también sea muy particular y local. El aislamiento en el que vivían los pequeños pueblos españoles de la época permite crear un microcosmos de personajes que funcionan muy bien con la historia, pero también es un reflejo de la particular composición social de las pequeñas poblaciones durante el franquismo con esas fuerzas vivas que hemos visto en tantas otras obras de ficción. Aunque la principal misión de la obra no sea dar una visión global de esa época, lo cierto es que lo hace muy bien, algo siempre de agradecer y que no habla muy bien del trabajo de documentación previo. Los personajes que vemos pasar por la historia están muy bien ideados, pese que en muchos casos puedan tener un toque casi caricaturesco, pero son tridimensionales y contradictorios llenos de sueños y esperanzas, pero también presos del rencor o la envidia. Peso a sus acciones ninguno es bueno cual santo ni malo como un demonio. Simplemente son humanos con todo lo que conlleva. A este buen trabajo de construcción de personajes contribuye enormemente el diseño de cada uno y la expresividad de la que el dibujo sabe dotarles. Unos diseños que algunos casos nos remiten a actores reconocidísimos del cine español como Pepe Isbert o José Luis López Vázquez en un más que merecido homenaje.

En Buena gente nos encontramos con varias pequeñas historias que pivotan alrededor de la trama principal entre las que hay algunas de venganza, crimen e incluso una romántica. Aunque esta última está bien ideada y sirve para dar empaque a algunos personajes quizás no acaba de cuadrar del todo con el resto de esas historias.

Antes mencionábamos lo acertado de situar la historia en los años sesenta de España y el buen diseño de cada personaje, unos aciertos a los que contribuye sobremanera la paleta de colores ocres empleada con esos amarillos que además de reflejar la luz del Mediterráneo también nos transportan a esos años del NO-DO dedicado a exaltar un régimen a años luz de sus vecinos europeos en todos los aspectos. Un apartado gráfico y narrativo que convierten a Buena gente el trabajo más destacado y ambicioso en esos aspectos de Isaac Sánchez hasta la fecha.

Dolmen hace una edición realmente notable con una gran reproducción, gran papel y un volumen repleto de extras como un interesante prólogo introductorio del historiador de arte Asier Mensuro, un artículo final en el que Isaac Sánchez nos cuenta la génesis de la obra y su evolución ilustrado con numerosos bocetos e ilustraciones, además de una galería de ilustraciones final en la que Fran Galán, Gabriel Hernández Walta, J. S. Linares, Aneke y Jennifer Giner hacen su particular versión de algunos de los protagonistas del cómic.

Posiblemente Buena gente sea el cómic más arriesgado y ambicioso de Isaac Sánchez hasta la fecha y sale muy bien parado del envite gracias a una historia que nos invita a reflexionar sobre la falsa bondad que surge cuando la codicia se disfraza de generosidad. Quizás no estemos ante un cómic que toca tanto el corazón como sus dos anteriores trabajos, pero sin duda estamos ante su mejor trabajo narrativo y de dibujo.

Lo mejor

• La idea inicial y el desarrollo.
• Lo bien construidos que están todos los personajes.
• El color.

Lo peor

• La historia de amor.