La regla del tres: el truco que usan los interioristas para que tu casa parezca de revista
Ni siete, ni cinco, ni cuatro. Los interioristas tienen un fetiche numérico que repiten sin parar: el número tres. Tres jarrones, tres cojines, tres cuadros en línea. Y no es porque se queden sin ideas, sino porque hay algo en ese número que nuestro cerebro adora. En decoración, el equilibrio es un mito. Lo que funciona no es la simetría perfecta, sino el desorden organizado. Y la regla del tres lo consigue: crea dinamismo sin perder la armonía. Esto es así porque un trío de objetos, bien colocados, puede transformar una estantería o un mueble soso en un rincón de catálogo. No hace falta ser Marie Kondo ni tener un máster en Feng Shui. Solo observar y jugar. En Directo al Paladar El suelo más sufrido de la casa también es el que más ignoramos. Y parece un invento de un 'hater' del color En realidad, el truco está en variar tamaños, texturas y alturas. Un libro, una vela y una figura. Un florero, una lámpara y una planta. El conjunto debe parecer casual, aunque esté todo pensado al milímetro. Los triángulos visuales son más agradables que las líneas rectas. Por eso, cuando agrupamos elementos impares, creamos una tensión visual que resulta atractiva. En cambio, los pares suelen parecer demasiado rígidos o previsibles, incluso aburridos. Esto se aplica tanto a estanterías como a mesas de centro, consolas o incluso camas. Tres cojines con fundas distintas siempre funcionan mejor que dos idénticos. Es una cuestión de ritmo visual y de dinamismo estético. Cuando tenemos más de tres elementos, no hay problema: se agrupan en subconjuntos. Tres cuadros, sí, pero cada uno puede tener su propia historia dentro del conjunto. Lo importante es que la mirada del espectador fluya sin confundirse. El error más común es pasarse de minimalista o, al contrario, llenar cada rincón sin criterio. Con la regla del tres, se logra ese punto intermedio: ni vacío ni recargado. Simplemente bien. Contar hasta tres puede parecer infantil, pero en decoración es un gesto de adulto. Y además, no cuesta un céntimo. Solo buen ojo y un poco de orden. Fotos | Kaboompics.com y Foto de Pavel Danilyuk/ En DAP | Abrir la cocina al salón está bien, pero siempre que tengas esto en cuenta En DAP | Cómo aprovechar al máximo el típico rincón enano que queda junto a la nevera - La noticia La regla del tres: el truco que usan los interioristas para que tu casa parezca de revista fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joana Costa .

Ni siete, ni cinco, ni cuatro. Los interioristas tienen un fetiche numérico que repiten sin parar: el número tres. Tres jarrones, tres cojines, tres cuadros en línea. Y no es porque se queden sin ideas, sino porque hay algo en ese número que nuestro cerebro adora.
En decoración, el equilibrio es un mito. Lo que funciona no es la simetría perfecta, sino el desorden organizado. Y la regla del tres lo consigue: crea dinamismo sin perder la armonía.
Esto es así porque un trío de objetos, bien colocados, puede transformar una estantería o un mueble soso en un rincón de catálogo. No hace falta ser Marie Kondo ni tener un máster en Feng Shui. Solo observar y jugar.
En realidad, el truco está en variar tamaños, texturas y alturas. Un libro, una vela y una figura. Un florero, una lámpara y una planta. El conjunto debe parecer casual, aunque esté todo pensado al milímetro.
Los triángulos visuales son más agradables que las líneas rectas. Por eso, cuando agrupamos elementos impares, creamos una tensión visual que resulta atractiva. En cambio, los pares suelen parecer demasiado rígidos o previsibles, incluso aburridos.

Esto se aplica tanto a estanterías como a mesas de centro, consolas o incluso camas. Tres cojines con fundas distintas siempre funcionan mejor que dos idénticos. Es una cuestión de ritmo visual y de dinamismo estético.
Cuando tenemos más de tres elementos, no hay problema: se agrupan en subconjuntos. Tres cuadros, sí, pero cada uno puede tener su propia historia dentro del conjunto. Lo importante es que la mirada del espectador fluya sin confundirse.
El error más común es pasarse de minimalista o, al contrario, llenar cada rincón sin criterio. Con la regla del tres, se logra ese punto intermedio: ni vacío ni recargado. Simplemente bien. Contar hasta tres puede parecer infantil, pero en decoración es un gesto de adulto. Y además, no cuesta un céntimo. Solo buen ojo y un poco de orden.
Fotos | Kaboompics.com y Foto de Pavel Danilyuk/
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