La puerta giratoria siguió girando a favor de Merz (y II)

"Si existe el 'proyecto Merz', consiste en volver a un programa de combate autoritario-neoliberal burgués frente a la crisis multidimensional y el ascenso de la derecha neofascista", analiza el autor. La entrada La puerta giratoria siguió girando a favor de Merz (y II) se publicó primero en lamarea.com.

May 8, 2025 - 09:20
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La puerta giratoria siguió girando a favor de Merz (y II)

El efecto de puerta giratoria, por el que los representantes políticos cambian a la industria o la gran empresa privada tras su mandato, caracteriza la carrera de muchos políticos de los que en España hay una larga lista: de José María Aznar a Felipe González pasando por Miguel Boyer, Miquel Roca, Elena Salgado, Pedro Solbes, Luis de Guindos, Cristina Garmendia, Josu Jon Imaz, Isabel Tocino, Ana Palacio, José Blanco o, para más detalles, consulta #yoIbextigo

En el caso de Merz, sin embargo, es aún más refinado: pasó de la industria a la política, compaginó su cargo público como parlamentario con el lobby corporativo y tras unos años en puestos relevantes en la industria –en las que nunca había abandonado la pugna por el poder en la CDU– asume la presidencia del primer partido y la jefatura del Gobierno del país.

Antes de ser elegido presidente de la CDU con el 62,2% en una votación de los afiliados del partido en 2021, Merz consiguió el encargo público como Comisionado del Brexit para el Estado de Renania del Norte-Westfalia entre 2017 y 2020

Entre 2018 y 2021 perdió dos veces la votación a la presidencia del partido –primero ante Annegret Kramp-Karrenbauer y luego contra Armin Laschet–. Poco después, el propio Laschet incorporó a Merz al equipo de campaña electoral de la CDU para las elecciones federales de 2021. Tras la amarga derrota, Laschet renunció a sus cargos y se abrió el camino para Merz –volvió entrar en el Bundestag–, quien venció contra Norbert Röttgen y Helge Braun (en realidad nadie más quiso presentarse contra Merz aparte de estos “eternos diputados secundarios”) al final del mismo año. Su nombramiento sucedió en la 34ª Conferencia Federal de la CDU en enero de 2022.

Merz rompe el cordón sanitario contra AfD

Su anuncio en 2018, cuando se postuló para la presidencia de la CDU, de reducir a la mitad los índices de aprobación de la AfD, fracasó estrepitosamente, como demostraron las elecciones regionales en Turingia, Sajonia y Brandeburgo en 2024. 

Al comienzo de su mandato como líder del partido, prometió un «cortafuegos hacia la AfD» (Brandmauer). «Si alguno de nosotros levanta la mano para trabajar con la AfD», dijo, «al día siguiente se enfrentará a un procedimiento de expulsión». Sin embargo, el 29 de enero de 2025, dio un paso más para que se endurezca la política de migración y asilo alemana y aceptó para ello la ayuda de la AfD. El grupo parlamentario de CDU/CSU presentó un plan de cinco puntos, en el que exige el rechazo de los refugiados en las fronteras alemanas, que recibió el apoyo de una mayoría en el Bundestag, incluidos los votos del FDP, seis independientes y los del partido AfD, de extrema derecha, lo que se consideró el fin del cordón sanitario. 

Asociaciones, iglesias, así como el mundo del arte y la cultura, reprobaron el plan. Hubo manifestaciones multitudinarias. Incluso la excanciller Angela Merkel criticó duramente a Merz. «Una decisión correcta no se vuelve incorrecta sólo porque las personas equivocadas estén de acuerdo con ella. Esto sigue siendo correcto», afirmó Merz inmediatamente antes de la votación de su polémico «plan de 5 puntos».

Apenas tres semanas antes de las elecciones federales de febrero de 2025, la política migratoria y de asilo se volvió así a convertir en el tema número uno de la campaña electoral. El entonces candidato a canciller juró que en su primer día en el cargo daría instrucciones al Ministerio del Interior para que controle permanentemente todas las fronteras y rechace a todos los inmigrantes ilegales. Esto también se aplica a las personas con derecho a protección. «Se prohibirá de facto la entrada a la República Federal de Alemania a todos aquellos que no dispongan de documentos de entrada válidos o que hagan uso de la libertad de circulación europea».

Merz también anunció un endurecimiento de las medidas de detención y deportación de personas migrantes y más poderes para la policía federal. Según las normas de Dublín, Alemania no puede simplemente rechazar a los solicitantes de asilo, sino que debe examinar la solicitud de asilo.

«La CDU/CSU no sólo no actúa dentro de la legalidad en lo que respecta a las devoluciones en las fronteras alemanas, sino que, de hecho, muchas de sus reivindicaciones violan claramente el derecho europeo o internacional o la Constitución», denunció la organización Pro Asyl.

Alice Weidel y Tino Chrupalla, los dos líderes del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Alice Weidel y Tino Chrupalla, los dos líderes del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). EFE/EPA/CHRISTOPHER NEUNDORF

La colaboración entre CDU y AfD ya es una realidad

Pero ya en verano de 2023, Merz dijo en una entrevista en la televisión pública ARD que ese cortafuegos no debería existir a nivel local. En caso de éxito electoral de la AfD, «por supuesto, los parlamentos locales tendrán entonces que buscar la manera de configurar juntos la ciudad y el distrito».

De hecho, este tipo de cooperaciones entre CDU y AfD se vienen produciendo desde hace tiempo, sobre todo cuando se trata de atacar a las personas refugiadas y medidas racistas. Por ejemplo, en diciembre de 2022, en el distrito de Bautzen, en el este de Sajonia, miembros del consejo del distrito de la CDU ayudaron a que prosperara una moción de la AfD. La moción pedía al administrador del distrito que revisara las directrices de integración de forma que «en el futuro, los solicitantes de asilo que no tengan derecho de residencia en Alemania y estén obligados por ley a abandonar el país queden excluidos de los servicios de integración».

Fue muy simbólico: en un distrito en el que apenas unas semanas antes un grupo de neonazis incendió un centro de refugiados, la CDU apoyó una moción contra las personas solicitantes de asilo presentada por la AfD.

En noviembre de 2022, 38 diputados del Parlamento de Turingia votaron a favor de una moción de la CDU titulada «¿Géneros? No, gracias». La moción, que prosperó, recomendaba el uso del masculino genérico en la administración y la radiodifusión pública. Los votos a favor procedieron exclusivamente de la CDU y la AfD, así como del grupo parlamentario Ciudadanos por Turingia, formado principalmente por antiguos miembros de la AfD.

El líder del grupo parlamentario de la AfD en Sajonia, Jörg Urban, saluda que haya conversaciones entre la AfD y la CDU a nivel local, aunque solo sea por el hecho de que «la CDU es la más cercana» a ellos «en cuanto a su programa» y celebra que en la CDU también haya políticos de la CDU «que actúen en interés de su circunscripción electoral y no se subordinen a la doctrina del partido de Berlín».

En su estudio ¿Resistirá el cortafuegos? sobre la cooperación de partidos con la extrema derecha en los municipios de Alemania del Este, se investigaron 121 casos concretos de este tipo de cooperación entre el verano de 2019 y finales de 2023. La forma más común de cooperación es el voto conjunto. A nivel regional, Sajonia es el Estado más grave con más de un tercio de los casos. 

Según sus autores, Steven Hummel y Anika Taschke, la CDU coopera con mayor frecuencia con la extrema derecha. Además, existen numerosos ejemplos de cooperación con asociaciones de votantes locales. Lo que consideran “extremadamente peligroso” porque “promueve la normalización de los partidos de extrema derecha y sus posiciones”.

Alemania en el punto de inflexión

Con el actual discurso de los partidos políticos de derecha y extremo centro sobre que «el barco está lleno» y la creciente violencia nazi en las calles, parece que han vuelto los primeros años de 1990. Movilización autoritaria-populista, campañas racistas de orden público y programas sobre abolición del derecho de asilo, cierres de fronteras y un trato aún más duro a las personas refugiados son la dura realidad.

Tras las elecciones regionales de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, la AfD se convirtió por primera vez en el partido más fuerte o el segundo más fuerte, con resultados en torno al 30%. El ala identitaria neofascista de la AfD reitera el objetivo de deslegitimar a todos los partidos del establecimiento y «pulverizar» a la CDU/CSU como partido estatal –con el fin de despejar el camino al gobierno para la AfD–.

En Alemania del Este (excepto en Berlín) se están produciendo procesos de extrema gravedad: un partido neofascista alcanza a casi una cuarta parte del electorado, está arraigado en la sociedad civil, configura el ambiente político con campañas autoritarias-populistas y racistas y consigue apelar a las mayorías sociales, por ejemplo, exigiendo la congelación de la admisión de refugiados. Al mismo tiempo, los partidos tradicionales (salvo Die Linke) están adoptando partes de la agenda política de extrema derecha.

«Cada vez menos personas confían en que los políticos encuentren las respuestas adecuadas a los retos del futuro. Esto es válido para todas las generaciones. Un cambio relevante es que la AfD también ha conseguido afianzarse entre los menores de 30 años», advierte Lia Becker, del Instituto de Análisis Social de la Fundación Rosa Luxemburg en Berlín.

Amplios sectores del poder político y económico quieren una nueva ofensiva para aumentar la competitividad de Alemania. A su juicio, durante la era Merkel se retrasó una mayor reestructuración neoliberal-capitalista. Desde 2022 se ha lanzado una ofensiva concertada a través de los grandes medios de comunicación contra la «transformación verde», que –según ellos– conduce a la desindustrialización y al declive de Alemania. A eso se suma la demanda de CDU/CSU ante el Tribunal Constitucional Federal contra el fondo climático y de transformación del anterior gobierno de coalición

La ofensiva neoliberal se apoya en la fe tecnológica (además de la energía nuclear, también quieren incluir el gas de fracturación hidráulica y más gas fósil en el mix energético). Las prioridades son la reducción del gasto social, la “burocracia” y la bajada de los impuestos de sociedades. 

En esencia, se trata de una agenda para un sector de la industria automotriz y de sus proveedores (especialmente Daimler/BMW/VW) y de la industria química, para grupos financieros y compañías de seguros, para la industria armamentística, así como para las empresas de la energía nuclear y la industria mediana dominada por los combustibles fósiles. 

Con la propuesta del «punto de inflexión» (Zeitenwende), el anterior canciller Olaf Scholz impulsó el aumento del gasto militar, mientras que la Confederación de Asociaciones Empresariales Alemanas (BDA), entre otras, ha exigido mayores rebajas de impuestos y el mantenimiento del freno de la deuda, nada menos que un mayor ataque frontal al estado de bienestar.

El «proyecto Merz»

En medio de este panorama, el nuevo canciller ha situado a la CDU aún más a la derecha. «Merz es una figura retrógrada: comprometido con recortes fiscales para los ricos, duras restricciones para los inmigrantes y recortes para los beneficiarios de la asistencia social, y divulgador de la ‘Leitkultur’, un conjunto de normas a las que todo inmigrante debería someterse», según Isabella Weber, de la Universidad de Massachusetts, sobre el nuevo jefe de Gobierno. 

Si existe el «proyecto Merz», consiste en volver a un programa de combate autoritario-neoliberal burgués frente a la crisis multidimensional y el ascenso de la derecha neofascista, un proyecto sin ninguna promesa de futuro, pero con la voluntad explícita de liderazgo, dureza e imposición de los intereses de las clases altas y poderosas de Alemania.

Algunos sectores de la CDU en torno a Merz abogan por un “renacimiento burgués” y, como Trump, han declarado la guerra al “capitalismo woke” y al “neoliberalismo progresista” con sus medidas de igualdad y antidiscriminación.

El programa electoral de la CDU propone, entre otras cuestiones, reducir el Estado a sus «tareas fundamentales», es decir, el desarrollo económico (sin «ideología de transformación»), la infraestructura económica, la educación (de élite), la seguridad interna y la defensa (rearme).

La red clientelar en torno a Friedrich Merz, formada entre otros por el Consejo Económico de la CDU, think tanks neoliberales y publicistas, puede entenderse como el ancla política actual de estas fuerzas.

«Alrededor de la nueva dirección de la Unión se está formando la parte neoliberal-conservadora de la burguesía. El reajuste bajo el liderazgo de Merz constituye un cambio decisivo en el poder en la actual situación económica», indica Becker.

El acuerdo de coalición negro-rojo (CDU-SPD) y los primeros nombramientos del gabinete del nuevo Gobierno no sólo son un regalo a las grandes empresas, en la opinión de LobbyControl, sino que pueden dar continuidad a –o agravar– los conflictos de intereses a los que Merz nos tenía acostumbrado. 

La nueva ministra de Economía alemana, Katherina Reiche. Michael Kappeler/dpa vía Reuters Connect

Por ejemplo, se ha nombrado a la empresaria del sector energético Katherina Reiche como ministra de Economía. Es muy probable que adopte algunas de las demandas de las grandes compañías eléctricas en materia de política energética y que represente los intereses de la industria energética para tomar decisiones, en particular, respecto a la reforma de la Ley de Energía en los Edificios anunciada en el acuerdo de coalición. La asociación de lobby VKU, empleador de Reiche desde hace mucho tiempo, participó activamente en la dilución de la llamada Ley de Calefacción, sobre todo en beneficio de las grandes compañías de gas, tales como Westenergie y su empresa matriz Eon. 

Con Karsten Wildberger, un destacado lobista empresarial se convierte en ministro de Digitalización, responsable del futuro tema central de la regulación de las empresas tecnológicas y la “reducción de la burocracia” (al estilo Musk). Wildberger ha sido vicepresidente de la poderosa Asociación Alemana de Minoristas (HDE) y representa los intereses de empresas como Aldi, Lidl y Amazon, así como miembro del grupo de presión Wirtschaftsrat, afiliado a la CDU.   

Asimismo, el nombramiento de Wolfram Weimer como ministro de Estado de Cultura es escandaloso porque, como director de su grupo de medios, Weimer Media Group, tiene importantes intereses en este ámbito. Entre otras, Weimer ha cuestionado la radiodifusión pública. 

No obstante, la CDU bajo el liderazgo de Merz sólo representa una parte de la derecha neoliberal, mientras otros actores y corrientes del autoritarismo reaccionario se organizan en la AfD, la Unión de Valores (Werteunion) o la Sociedad Hayek, que se apoyan más bien en una terapia de choque neoliberal como la del actual presidente argentino, Javier Milei.

«La mayoría en Alemania no quiere el fascismo, no quiere la destrucción del estado de bienestar ni tampoco un futuro con guerra y catástrofes climáticas. Pero están políticamente fragmentados y desorganizados», concluye Becker. «La izquierda debe aprovechar esto, reorientarse y desarrollar estrategias efectivas de antifascismo social», añade. 

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