La noche que cambió a la realeza: el príncipe que masacró a su familia por un amor prohibido y acabó con la monarquía

En Nepal se desató la peor masacre real del siglo XXI; el príncipe Dipendra asesinó a sus padres; en total, mató a diez personas; la “maldición” detrás

Abr 29, 2025 - 19:11
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La noche que cambió a la realeza: el príncipe que masacró a su familia por un amor prohibido y acabó con la monarquía

“¿Kay gardeko? (¿Qué has hecho?)”. Estas fueron las últimas palabras del rey Birendra de Nepal tras recibir un disparo de su propio hijo, el príncipe heredero Dipendra, en una de las masacres reales más impactantes de la historia moderna.

Lo que comenzó como una habitual cena familiar de viernes el 1 de junio de 2001 en el Palacio Narayanhiti de Katmandú, terminó en una tragedia que aniquiló prácticamente a una dinastía y cambió para siempre el curso político de este pequeño país enclavado a los pies del Himalaya.El rey Birendra, su esposa, la reina Aishwary y Dipendra, en una gala real

La noche de la tragedia

El príncipe Dipendra, de 29 años, educado en el prestigioso Eton College británico y apodado cariñosamente “Dippy” por el pueblo nepalí, apareció en el comedor del palacio con uniforme militar de comando y tres armas, entre ellas un rifle de asalto M16.

La afición del príncipe por las armas era bien conocida: había recibido su primera arma a los ocho años y practicaba tiro con frecuencia, lo que explicó por qué su aparición armada no alarmó inicialmente a los guardias del palacio.

Sin mediar palabra, Dipendra apuntó primero a su padre, el rey Birendra. “Dipendra simplemente miró a su padre, no dijo nada y apretó el gatillo una vez”, relató luego Ravi Shumshere Rana, tío de Dipendra y testigo presencial de los hechos.

Lo que siguió fueron tres minutos de terror calculado. Con precisión militar, el príncipe heredero entró y salió varias veces de la sala de billar donde se celebraba la cena y recargó sus armas para continuar la matanza. Testigos presenciales relataron cómo Dipendra disparó a quemarropa contra familiares ya caídos para asegurarse de que no sobrevivieran.El Palacio Narayanhiti, en Katmandú, capital de Nepal, el lugar donde el príncipe Dipendra asesinó a la mayor parte de sus familiares

La escena más desgarradora ocurrió en el jardín, donde el príncipe Nirajan, hermano menor de Dipendra, intentó proteger a su madre con una súplica: “No lo hagas, por favor. Mátame si quieres”. Dipendra, implacable, los asesinó a los dos.

Una noche, diez asesinatos y el fin de la realeza

La masacre del palacio Narayanhiti cobró la vida de diez miembros de la familia real nepalí. Entre los fallecidos se encontraban el rey Birendra Bir Bikram Shah Dev, de 55 años, monarca constitucional desde 1972 y considerado un gobernante moderado; la reina Aishwarya Rajya Laxmi Devi Shah, de 51 años, conocida por su influencia en la corte y su firme oposición al romance de su hijo con Devyani Rana; y los dos hermanos del príncipe Dipendra: el príncipe Nirajan, de 22 años, quien murió cuando trató de proteger a su madre, y la princesa Shruti, de 24 años, única hija de los reyes.

También fueron asesinadas dos hermanas del rey Birendra, las princesas Shanti Singh y Sharada Shah; Kumar Khadga Bikram Shah, primo del rey; la princesa Jayanti Shah, prima del monarca; y Kumar Gorakh Shamsher Jang Bahadur Rana, esposo de la princesa Shruti.

El propio príncipe heredero Dipendra, autor de la masacre, se disparó a sí mismo tras el ataque y entró en coma. Durante tres días, fue técnicamente rey de Nepal mientras permanecía inconsciente, hasta su fallecimiento el 4 de junio de 2001, a los 29 años.

La tragedia también dejó cuatro miembros de la familia real heridos: la princesa Komal Shah, esposa del príncipe Gyanendra, quien se convirtió en reina tras la muerte de Dipendra; el príncipe Paras Shah, hijo de Gyanendra y primo de Dipendra, a quien el asesino apuntó pero perdonó cuando suplicó por su vida; la princesa Shova Shah, esposa de Kumar Khadga; y Kumar Gorakh, yerno del rey Birendra.

El príncipe Gyanendra, hermano del rey Birendra, no estaba presente en el palacio aquella noche, lo que le salvó la vida y le permitió convertirse posteriormente en el último rey de Nepal.La reina de Nepal Aishwary y el rey Birendra murieron baleados por su propio hijo, el príncipe Dipendra, el 1 de junio de 2021

Un amor prohibido y un trono en juego

¿Qué pudo llevar a un príncipe querido por su pueblo a cometer semejante acto de violencia extrema? La explicación oficial apunta a un amor frustrado. Dipendra mantuvo durante años una relación con Devyani Rana, descendiente de una influyente familia nepalí y de un maharajá indio.

A pesar del aparente alto linaje de Devyani, tanto el rey como la reina se opusieron de forma tajante a esta unión. La reina Aishwarya insistió en que su hijo se casara con una pariente lejana de la Casa Shah, la dinastía de la monarquía. Además, según fuentes cercanas a la familia, Devyani pertenecía a una casta considerada inferior para la monarquía nepalí, lo que la hacía inadecuada como futura reina.

A los casi 30 años, Dipendra se enfrentó a un ultimátum: desposar a una candidata aprobada por la familia real o perder su condición de heredero al trono. Un artículo publicado apenas días antes de la tragedia señaló: “La gente se pregunta por qué el Príncipe Heredero no está casado a esta edad y si su futuro como heredero al trono está en peligro”.

La noche de la masacre, antes de regresar al comedor armado, Dipendra realizó tres llamadas telefónicas a Devyani Rana. Según consta en las declaraciones que ella proporcionó a las autoridades, en la última conversación el príncipe le dijo que se iba a dormir, pero en lugar de eso procedió a armarse con su arsenal personal y regresó a la sala donde cenaba su familia.Devyani Rana (izq.), la novia

El fin de una dinastía de “dioses vivientes”

Otros analistas sugieren motivos políticos más profundos. Afirman que el príncipe mostró descontento con la decisión de su padre de avanzar hacia una monarquía constitucional tras el levantamiento popular de los años 90 y que cedió un poder que Dipendra temió no recuperar cuando le tocara reinar.

Nepal vivía entonces tiempos convulsos. La Guerra Civil Nepalesa, que inició en 1996 el Partido Comunista de Nepal contra el gobierno monárquico, estaba en pleno desarrollo. La inestabilidad política crecía, con diez gobiernos distintos en apenas diez años de democracia constitucional.

La masacre aceleró el colapso del sistema monárquico. El príncipe Gyanendra, hermano del rey asesinado y único superviviente directo de la familia por no encontrarse en palacio aquella noche, asumió el trono. Sin embargo, nunca logró la legitimidad de su predecesor.

La falta de popularidad del rey Gyanendra, sumada al creciente movimiento republicano que lideraron los maoístas, culminó con el final de la monarquía en 2008. El país que durante siglos consideró a sus gobernantes como encarnaciones del dios Vishnu dio a los familiares supervivientes apenas quince días para abandonar el palacio.

La investigación que nunca convenció

Uno de los aspectos más cuestionados de este caso fue la investigación oficial, que se completó en apenas una semana. El gobierno nepalí presentó un informe de dos páginas que confirmó la culpabilidad del príncipe, pero muchos críticos señalaron la falta de una investigación forense exhaustiva y la ausencia de autopsias detalladas.

El doctor Rajiv Shahi, yerno del hermano del rey Birendra y testigo presencial, confirmó la versión oficial en una rueda de prensa improvisada días después de la masacre. Su testimonio, junto con las declaraciones de Maheshwar Kumar Singh y Ravi Shumshere Rana, constituyeron la base de la investigación oficial.Gyanendra, tío de Dipendra, que no estaba presente la noche de la masacre, ocupó el trono de Nepal hasta la disolución de la monarquía, en 2008

¿Una profecía cumplida?

Para algunos nepalíes, lo ocurrido fue el cumplimiento de una antigua maldición que pesó sobre la Casa Shah desde 1769, cuando el fundador de la dinastía, Prithvi Narayan Shah, desdeñó un yogur bendecido que le ofreció un sabio. La leyenda cuenta que el místico vaticinó: “Tu dinastía caerá después de diez generaciones”. El rey Birendra era el undécimo gobernante de la dinastía Shah.

Ironía del destino o cumplimiento de antiguas profecías, lo cierto es que aquella cena de viernes acabó no solo con una familia, sino con una institución milenaria. Veinticuatro años después de aquella noche sangrienta, la verdad completa sigue como un misterio.

Lo único cierto es que nunca antes un príncipe destruyó su propia dinastía de forma tan violenta y dramática como ocurrió en el Palacio Narayanhiti aquella fatídica noche de junio, en lo que se considera la peor masacre real desde el asesinato de los Romanov en Rusia en 1918.