Esta película está en Netflix y reúne a Jose Coronado con el equipo de 'No habrá paz para los malvados'

Jose Coronado compuso en esta película de Enrique Urbizu uno de sus mejores personajes, un hombre de éxito pero taciturno y solitario que se reencuentra inesperadamente con la vida al visitar a su hermano.

May 1, 2025 - 06:32
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Esta película está en Netflix y reúne a Jose Coronado con el equipo de 'No habrá paz para los malvados'

En España no hay muchas estrellas de cine. Tampoco fuera de nuestro país. Simplemente, ya no existen. Sin embargo, Jose Coronado, si no es, al menos roza esta categoría. Los proyectos del madrileño siempre reúnen a público, en muchas ocasiones con él como principal (o único) incentivo. Entrevías, que se despidió hace unos meses, es el último ejemplo en una larga cadena de éxitos, tanto en la pequeña como en la gran pantalla.

No habrá paz para los malvados constituyó la consolidación académica de Coronado, ya que gracias a este thriller ganó su primer Goya. No obstante, habría que remontarse a otro título de Enrique Urbizu, La Caja 507 (2002), para rastrear los orígenes del Coronado que todos conocemos. Apenas un año después, Urbizu, Gaztambide y Coronado volvieron a reunirse para rodar La vida mancha, disponible en Netflix, además de Prime Video y FlixOlé, y uno de los grandes largometrajes del actor madrileño. Si estás cansado de tipos duros con el rostro de Coronado, quizá La vida mancha es justo lo que buscas.

¿De qué trata 'La vida mancha'?

Fito (Juan Sanz) vive con su mujer y su hijo en un piso de la periferia en la capital. Desde hace años, ha perdido el contacto con su hermano Pedro, al que idolatra. Sin embargo, un día, Pedro (Jose Coronado) se presenta en su casa. En la familia de Fito, nadie sabe muy bien a qué se dedica Pedro, aunque lo suponen bien acomodado: habla inglés a la perfección, las hojas de su pasaporte están cubiertas de sellos y viste trajes con los que Fito podría pagar el alquiler durante varios meses.

Para Pedro, taciturno y poco expansivo, la vida de su hermano irradia una fuerza extrañamente encantadora. Una cotidianidad y proximidad con seres queridos que él nunca ha disfrutado. Durante los días que pasa con Fito, Pedro descubre que este paraíso periférico no está exento de drama: su hermano pequeño sufre una adicción al juego y se lo ha jugado todo a las cartas.

Pedro, al que su cuñada pasea como a un galán de cine (inolvidable la escena en la que una compañera de trabajo se queda estupefacta ante Coronado, porque en su mundo no hay hombres así), decide poner sus insólitos servicios a merced de su hermano, a pesar de que, poco a poco, descubre que en la fascinación por su vida hay algo que preferiría que no existiese: celos.

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