El juramento que cada cardenal deberá pronunciar antes de votar en el cónclave que elegirá al nuevo papa
El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica 'Universi Dominici Gregis'‘Overbooking’ en Santa Marta, el ‘hotel’ vaticano en el que se encierran los cardenales del cónclave La Iglesia católica busca desde este miércoles al papa número 267 de su historia ante una expectación máxima por saber quién sustituirá a Francisco y también por el proceso que pone en marcha para elegir sucesor, el cónclave vaticano. 133 cardenales se encierran desde hoy en la Capilla Sixtina ante el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel con la esperanza (y la fe) de encontrar un candidato de consenso, algo que no se antoja fácil porque no hay ningún favorito claro. El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, en la que se explica el número de papeletas que recibe cada uno de los 133 cardenales con derecho a voto, el solemne juramento que deberán pronunciar antes de introducir el nombre y los tiempos que deberá seguir la votación, para la que también están previstas paradas en el caso de ser necesario. “Eligo in Summum Pontificem” La elección del sumo pontífice está minuciosamente tasada. A las 16:30 horas, los cardenales se reunirán en la Capilla Paulina para rezar antes de dirigirse a la Capilla Sixtina, en cuyo interior cantarán el himno Veni, Creator Spiritus y prestarán juramento. Un cardenal se ajusta la mitra durante la misa 'Pro eligendo Pontifice', previa al comienzo del cónclave, en 2013. A puerta cerrada y ante una de las mayores obras de arte de la historia, los 133 cardenales electores recibirán en sus manos una tarjeta de forma rectangular en la aparecerá el siguiente texto: “Eligo in Summum Pontificem”. Abajo, deberán escribir el nombre de la persona elegida. Después, se produce uno de los momentos más solemnes del cónclave. El cardenal, por orden de precedencia, sostiene su papeleta en alto y la lleva hasta el altar y pronuncia el siguiente juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Al terminar, se deposita la papeleta en el plato y con ello la introduce en el receptáculo. Fumata blanca o fumata negra Para elegir al Papa será necesaria una mayoría cualificada de dos tercios (89 votos). Si fuera necesario, se celebrarán hasta cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde. En el caso de que los cardenales electores tengan dificultades para ponerse de acuerdo, después de tres días sin resultado, las votaciones se suspenderán durante un máximo de un día, para una pausa y posterior votación. La fumata blanca surge de la chimenea de la Capilla Sixtina en la segunda jornada de Cónclave en la ciudad del Vaticanoel 13 de marzo de 2013. EFE/Alessandro Di Meo Sabremos si la votación ha llegado a buen puerto por la fam

El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica 'Universi Dominici Gregis'
‘Overbooking’ en Santa Marta, el ‘hotel’ vaticano en el que se encierran los cardenales del cónclave
La Iglesia católica busca desde este miércoles al papa número 267 de su historia ante una expectación máxima por saber quién sustituirá a Francisco y también por el proceso que pone en marcha para elegir sucesor, el cónclave vaticano. 133 cardenales se encierran desde hoy en la Capilla Sixtina ante el fresco del Juicio Final de Miguel Ángel con la esperanza (y la fe) de encontrar un candidato de consenso, algo que no se antoja fácil porque no hay ningún favorito claro.
El método de elección del pontífice está regulado milimétricamente en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, en la que se explica el número de papeletas que recibe cada uno de los 133 cardenales con derecho a voto, el solemne juramento que deberán pronunciar antes de introducir el nombre y los tiempos que deberá seguir la votación, para la que también están previstas paradas en el caso de ser necesario.
“Eligo in Summum Pontificem”
La elección del sumo pontífice está minuciosamente tasada. A las 16:30 horas, los cardenales se reunirán en la Capilla Paulina para rezar antes de dirigirse a la Capilla Sixtina, en cuyo interior cantarán el himno Veni, Creator Spiritus y prestarán juramento.
A puerta cerrada y ante una de las mayores obras de arte de la historia, los 133 cardenales electores recibirán en sus manos una tarjeta de forma rectangular en la aparecerá el siguiente texto: “Eligo in Summum Pontificem”. Abajo, deberán escribir el nombre de la persona elegida.
Después, se produce uno de los momentos más solemnes del cónclave. El cardenal, por orden de precedencia, sostiene su papeleta en alto y la lleva hasta el altar y pronuncia el siguiente juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Al terminar, se deposita la papeleta en el plato y con ello la introduce en el receptáculo.
Fumata blanca o fumata negra
Para elegir al Papa será necesaria una mayoría cualificada de dos tercios (89 votos). Si fuera necesario, se celebrarán hasta cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde. En el caso de que los cardenales electores tengan dificultades para ponerse de acuerdo, después de tres días sin resultado, las votaciones se suspenderán durante un máximo de un día, para una pausa y posterior votación.
Sabremos si la votación ha llegado a buen puerto por la famosa fumata: blanca en el caso de que haya un nuevo pontífice y negra en el caso de que ningún cardenal haya logrado la mayoría necesaria para ser elegido. En esta ocasión, no parece que vaya a ser un proceso rápido. Cabe recordar que para la elección de Francisco fueron necesarias solamente cinco; cuatro en el caso de Benedicto XVI.