El hallazgo del siglo: el motivo por el que el aceite de oliva es el ingrediente que tu cuerpo necesita
Dieron a conocer un increíble hallazgo que puede cambiar tu vida.

En las culturas antiguas, el aceite de oliva era considerado un símbolo de salud, vitalidad y longevidad. Hoy, la ciencia confirma lo que los pueblos mediterráneos sabían intuitivamente: este ingrediente milenario no solo realza los sabores en la cocina, sino que ofrece múltiples beneficios que impactan positivamente en todo el cuerpo.
Más que sabor: un alimento funcional
El aceite de oliva virgen extra es el resultado de la primera prensada en frío de las aceitunas, sin intervención química. Esto lo convierte en uno de los aceites más puros y nutritivos. Su riqueza en ácidos grasos saludables, principalmente ácido oleico, y antioxidantes como los polifenoles y la vitamina E, le otorgan propiedades que van mucho más allá de lo culinario.
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Aceite de oliva: cuántos tipos hay y por qué se asegura que es mejor que el aceite de girasol
Diversas instituciones médicas y nutricionales lo ubican entre los alimentos con mayor capacidad preventiva frente a enfermedades crónicas. De hecho, su uso regular se asocia con una reducción significativa en la mortalidad por causas cardiovasculares y metabólicas.
El corazón, el principal beneficiado
Uno de los efectos más estudiados del aceite de oliva es su capacidad para mejorar la salud cardiovascular. Consumido de forma habitual, puede contribuir a:
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Reducir la presión arterial.
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Disminuir los niveles de colesterol LDL (malo).
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Elevar el HDL (colesterol bueno).
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Prevenir la formación de placas en las arterias.
Estos beneficios lo convierten en una herramienta clave para la prevención de infartos, ACV y otras afecciones cardíacas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluso recomienda su consumo dentro de una dieta equilibrada para reducir riesgos de enfermedades no transmisibles.
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El poder neuroprotector del aceite de oliva
Pero sus efectos positivos no se limitan al sistema circulatorio. Estudios recientes señalan que los antioxidantes del aceite de oliva también favorecen la salud cerebral. Se ha observado que ayuda a reducir el daño oxidativo en las neuronas, lo que podría enlentecer el deterioro cognitivo y disminuir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.
En dietas como la MIND (una combinación entre la mediterránea y la DASH), enfocadas en cuidar la salud cerebral, el aceite de oliva ocupa un lugar central.
Un soporte para los huesos y el sistema inmunológico
El consumo regular de este aceite también podría ayudar a mantener huesos más fuertes, gracias a su acción sobre los marcadores que intervienen en la formación ósea. En mujeres posmenopáusicas, se ha asociado con una mejor densidad mineral ósea, lo que lo convierte en un aliado en la prevención de la osteoporosis.
Además, su aporte de grasas saludables y antioxidantes refuerza la respuesta inmunológica natural del organismo, protegiendo frente a infecciones y procesos inflamatorios crónicos.
¿Y puede ayudar a prevenir el cáncer?
Aunque aún se investiga a fondo, hay evidencia preliminar que sugiere que el aceite de oliva podría reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer, en particular los gastrointestinales. Esto se debería a su capacidad para limitar el daño celular, inhibir el crecimiento de células tumorales y reducir procesos inflamatorios.
¿Cómo incorporarlo correctamente?
Para aprovechar todos sus beneficios, es clave elegir aceite de oliva virgen extra (AOVE), preferentemente en envases oscuros y almacenado lejos del calor y la luz. Se recomienda utilizarlo en crudo, en ensaladas, tostadas o como aderezo, aunque también es seguro para cocinar a fuego moderado.
Según nutricionistas, una porción diaria ideal ronda las dos a tres cucharadas soperas.
Un ingrediente milenario con respaldo moderno
Lejos de ser solo una moda o un "superalimento" pasajero, el aceite de oliva se mantiene firme como un símbolo de salud integral. Sus efectos positivos están respaldados tanto por siglos de tradición como por evidencia científica actual.
Incluirlo diariamente en la dieta no solo suma sabor, sino también años de vida y calidad a cada etapa.