Matar a la mujer adúltera
Isabel Lizarraga publica una segunda novela protagonizada por uno de los personajes más importantes de la España del primer tercio del siglo XX. En esta ocasión, Clara Campoamor, junto a Matilde Huici, inicia una campaña para eliminar el artículo 438 del Código Penal, según el cual no se penaba de un modo severo al hombre... Leer más La entrada Matar a la mujer adúltera aparece primero en Zenda.

Isabel Lizarraga publica una segunda novela protagonizada por uno de los personajes más importantes de la España del primer tercio del siglo XX. En esta ocasión, Clara Campoamor, junto a Matilde Huici, inicia una campaña para eliminar el artículo 438 del Código Penal, según el cual no se penaba de un modo severo al hombre que mataba a su esposa o amante.
En este making of Isabel Lizarraga muestra las entrañas de su novela Contra el artículo rojo (Eunate).
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Contra el artículo rojo es la novela que recoge la lucha de Clara Campoamor y Matilde Huici frente a la legislación decimonónica que justificaba la violencia contra la mujer.
Por regalo de mi vuelta
te he de dar rico vestir,
vestido de fina grana
forrado de carmesí,
y gargantilla encarnada
como en dama nunca vi;
gargantilla de mi espada
que tu cuello va a ceñir.
Nuevas le irán al Francés
que arrastre luto por ti.
Un par de meses más tarde, correspondiendo a otros dos siglos posteriores, volvíamos a penar con los “dramas de honor” de Calderón de la Barca, que ampliaban el terror de la esposa a otros sufrimientos más allá del degollamiento. En su caso, ni siquiera hacía falta el adulterio verdadero, ya que la sospecha bastaba, y el marido tenía obligatoriamente que matar; así que doña Mencía (El médico de su honra) moría desangrada a manos del marido; Serafina (El pintor de su deshonra) recibía un pistoletazo, y doña Leonor (A secreto agravio, secreta venganza) quedaba calcinada después de que el consorte la hubiera asesinado e incendiase la casa. En el siglo XIX, el temario se demoraba castigando a las adúlteras del realismo literario: Ana Karenina, arrojada a las ruedas del tren por la pluma de Tolstoi; Emma Bovary, envenenada por Flaubert y la española Ana Ozores, de La Regenta de Clarín, despreciada por la sociedad y condenada a un infierno en vida.
Llegados aquí, cada año se planteaba la relación entre la literatura y la vida y el alcance de esta interdependencia. En el mundo real, me interrogaban mis alumnas, ¿mataban también los hombres a las mujeres por causa de los celos? ¿Y cómo quedaba en esas leyes antiguas el marido vengador? ¿Resultaba impune el asesinato? Por otra parte… ¿se dan todavía en España los “crímenes pasionales”? ¿Por qué hoy siguen matando los hombres a las mujeres?
La respuesta a todas estas inquisiciones, hace ya casi cien años, estuvo muy clara para dos señeras feministas, Clara Campoamor y Matilde Huici, que precisamente dedicaron sus primeros años como abogadas, recién salidas de la Universidad, a invalidar el concepto del honor calderoniano y a proponer la anulación del artículo 438 del Código Penal vigente, que exculpaba al marido asesino de su mujer justificando que lo hacía en defensa de su honor.
Cuando publiqué Los casos de Clara Campoamor (Eunate, 2022) novelé los primeros asuntos judiciales que defendió la insigne sufragista (la investigación de la paternidad, las relaciones entre los sexos, la igualdad ante las leyes); pero quedaron fuera muchos otros empeños feministas. Uno de ellos merecía un segundo volumen, Contra el artículo rojo, que narrase su lucha para erradicar una ventaja legal que beneficiaba al asesino de su esposa y, a la vez, desarticular la ideología que durante siglos había considerado al hombre dueño del destino de su mujer (adúltera o con la difusa posibilidad de serlo).
A comienzos de 1927, cuando se pretendía reformar el Código Penal vigente, que databa de 1870 pero recogía una ideología patriarcal procedente de muchos siglos atrás, Clara Campoamor y Matilde Huici iniciaron una activa campaña para derogar el artículo 438, el llamado “artículo rojo”, que dejaba casi impune el asesinato de la mujer adúltera o de su amante:
Art. 438. El marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer matare en el acto a esta o al adúltero, o les causare alguna de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si les causare lesiones de otra clase quedará exento de pena.
Las razones que las dos juristas alegaron, razones emotivas, pero sobre todo jurídicas, irrefutables en el derecho natural universal, afloran hoy en día con verdadera actualidad y, por desgracia, resultan tan aplicables a los maridos de Calderón y los del Romancero como a los maltratadores contemporáneos, en cuanto que se proclaman propietarios de la mujer, dueños y señores del castigo y terratenientes de la vida ajena.
Ciertamente, nuestras heroínas lograron su propósito y el “artículo rojo” se revocó durante algunos años, aunque volvió a reaparecer y ha estado vigente hasta 1963.
¿Por qué hoy siguen matando los hombres a las mujeres?, me preguntarían mis alumnos. Contra el artículo rojo, en boca de Huici y Campoamor, da unas cuantas respuestas que nos siguen perturbando a pesar del paso de los años. Para comprender su mensaje angustioso la novela recoge también decenas de noticias periodísticas que ellas probablemente leyeron en el transcurso de 1927: más de treinta mujeres asesinadas, catorce apaleadas; seis amantes muertos y, al menos, nueve familiares más cuando pretendieron mediar en las agresiones.
Sin embargo, como en toda novela, en Contra el artículo rojo no podía faltar una historia de amor.
¡Una historia de amor… adúltero!
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Autora: Isabel Lizarraga. Título: Contra el artículo rojo. Editorial: Eunate. Venta: Todos tus libros.
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