El dólar baja y los precios desaceleran, pero en la chimenea del BCRA aún no hay humo blanco
El camino elegido por el Gobierno para fortalecer la presencia libertaria en el poder se encuentra ante una doble elección, cuyo resultado puede resultar decisivo para la suerte del programa económico.Como uno de los pilares de su gestión, el presidente Javier Milei considera que eliminar la inflación le permitirá solidificar su proyecto ante la opinión pública. De allí la promesa de extinción para mediados del año próximo. Pero, sobre todo, los esfuerzos de los integrantes del equipo económico por mostrar números menores, ya sea dados a la tarea de convencer a supermercadistas de rechazar listas de proveedores con subas de precios, celebrar la baja del 4% en el combustible o contener los aumentos en prepagas y tarifas, entre otras acciones. Y como parte de esa estrategia, mantener en cero la compra de divisas del Banco Central en el mercado cambiario desde el 14 de abril, lo que ha contribuido a que el dólar se deslizara por debajo del centro de la banda, con una retracción de más del 6% en la última rueda, y la inflación retomara la senda descendente, para cerrar el mes pasado cerca del 3% y proyectar un menor guarismo en mayo.Pero tanto el resultado de esta elección, como la que se llevará a cabo en las urnas, con más intensidad este mes y un capítulo central en octubre próximo, encienden una luz de alerta a la que el mercado y, en particular, los potenciales inversores externos, prestan particular atención.Y es que mientras las diferencias expuestas entre Milei y Mauricio Macri abrieron un signo de interrogación sobre la viabilidad del manejo político en el Congreso para el oficialismo, la decisión de no comprar dólares hasta que cotice a $ 1000 no solo impide la acumulación de reservas sino que, al parecer lejos de poder cumplir con esa exigencia planteada en el acuerdo por el FMI, sostiene el riesgo país en niveles en los que aún se hace impensable salir al mercado internacional para cubrir próximos vencimientos.Mercados, Fase 3 Se derrumbó hasta 10% el dólar futuro ¿la mano invisible del Central? Guillermo LabordaPor lo pronto, el desembolso del Fondo, que el Tesoro utilizó para rescatar las letras intransferibles, le permitió tomar una gran bocanada de oxígeno al BCRA. Pero el comercio exterior aún no ayuda a mejorar el escenario. Los u$s 527 millones de superávit que arrojó la balanza energética en marzo no alcanzan siquiera a cubrir los u$s 624 millones de déficit que arrojó la comercial bilateral con Brasil al mes siguiente. Y en una economía creciente, la demanda de divisas para importación aumenta. En la última rueda, las reservas cayeron casi u$s 250 millones.A la espera del efecto de la liquidación de la cosecha gruesa por parte del campo y las medidas que se puedan implementar para alentar la circulación de los que permanecen bajo el colchón, la administración de los dólares, así como el resultado de las urnas, mantendrán la atención del mercado como lo hace por estas horas la chimenea de la Capilla Sixtina. Por ahora, en la del BCRA no hay humo blanco.

El camino elegido por el Gobierno para fortalecer la presencia libertaria en el poder se encuentra ante una doble elección, cuyo resultado puede resultar decisivo para la suerte del programa económico.
Como uno de los pilares de su gestión, el presidente Javier Milei considera que eliminar la inflación le permitirá solidificar su proyecto ante la opinión pública. De allí la promesa de extinción para mediados del año próximo. Pero, sobre todo, los esfuerzos de los integrantes del equipo económico por mostrar números menores, ya sea dados a la tarea de convencer a supermercadistas de rechazar listas de proveedores con subas de precios, celebrar la baja del 4% en el combustible o contener los aumentos en prepagas y tarifas, entre otras acciones.
Y como parte de esa estrategia, mantener en cero la compra de divisas del Banco Central en el mercado cambiario desde el 14 de abril, lo que ha contribuido a que el dólar se deslizara por debajo del centro de la banda, con una retracción de más del 6% en la última rueda, y la inflación retomara la senda descendente, para cerrar el mes pasado cerca del 3% y proyectar un menor guarismo en mayo.
Pero tanto el resultado de esta elección, como la que se llevará a cabo en las urnas, con más intensidad este mes y un capítulo central en octubre próximo, encienden una luz de alerta a la que el mercado y, en particular, los potenciales inversores externos, prestan particular atención.
Y es que mientras las diferencias expuestas entre Milei y Mauricio Macri abrieron un signo de interrogación sobre la viabilidad del manejo político en el Congreso para el oficialismo, la decisión de no comprar dólares hasta que cotice a $ 1000 no solo impide la acumulación de reservas sino que, al parecer lejos de poder cumplir con esa exigencia planteada en el acuerdo por el FMI, sostiene el riesgo país en niveles en los que aún se hace impensable salir al mercado internacional para cubrir próximos vencimientos.
Por lo pronto, el desembolso del Fondo, que el Tesoro utilizó para rescatar las letras intransferibles, le permitió tomar una gran bocanada de oxígeno al BCRA. Pero el comercio exterior aún no ayuda a mejorar el escenario. Los u$s 527 millones de superávit que arrojó la balanza energética en marzo no alcanzan siquiera a cubrir los u$s 624 millones de déficit que arrojó la comercial bilateral con Brasil al mes siguiente. Y en una economía creciente, la demanda de divisas para importación aumenta. En la última rueda, las reservas cayeron casi u$s 250 millones.
A la espera del efecto de la liquidación de la cosecha gruesa por parte del campo y las medidas que se puedan implementar para alentar la circulación de los que permanecen bajo el colchón, la administración de los dólares, así como el resultado de las urnas, mantendrán la atención del mercado como lo hace por estas horas la chimenea de la Capilla Sixtina. Por ahora, en la del BCRA no hay humo blanco.