El animal que revolucionó zona norte y hoy protagoniza un boom internacional
La tendencia que nació en las redes sociales se multiplica en la Argentina y otros países del mundo
Muchos los encuentran adorables. Otros, admiran su parsimonia y su carácter sociable y pacífico. La mayoría busca preservarlos y otros tantos combatirlos. Pero algo es seguro: los carpinchos o capibaras son los animales más virales del momento. En términos precisos, se trata del roedor más grande del mundo. Originario de América del Sur, habita en zonas cercanas a cuerpos de agua, como ríos y pantanos, en países como Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia, y su apariencia, que recuerda en parte a los castores, hace que muchos lo vean como un animal simpático.
Así como los gatos se apoderaron largo tiempo de las redes sociales, hoy el reinado es de estos roedores que generan ternura y son fuente inagotable de memes, stickers animados y hasta debates ambientalistas entre quienes quieren protegerlos y los que se sienten amenazados por su presencia en los countries de zona norte.
Entre los más pequeños, la fama del animalito comenzó a crecer al ritmo de la canción “Capibara Song” del artista ruso Sto-Lichnayii Ona-Nas en TikTok, la red más utilizada por el público infantil. El pegadizo “ca-pi-bara capibara capibara capibara capibara capibara capibara” que se repite en loop durante todo el tema, no hizo más que llevar al animal al status de ícono viral.
A partir de ahí, su popularidad ha escalado a niveles insospechados, con peluches, mochilas, llaveros, tazas, bijou, remeras, canciones, películas, dibujos animados y hasta cafeterías que los tienen como protagonistas. Hasta existe un “modo capibara” en WhatsApp que permite a los usuarios modificar en pocos pasos el logo de la aplicación por una imagen alusiva a este animal.
¿Un dato representativo? En Mercado Libre, el “peluche carpincho” se contó dentro de los objetos más buscados en esa plataforma, con más de 1,5 millones de búsquedas durante el año pasado –especialmente los últimos meses– y un pico de 642.000 solo en diciembre, para la época de Navidad. Y el fenómeno, claramente, sigue en ascenso. Pero, ¿cómo han llegado a ser parte importante del consumo cultural actual y qué hay detrás de este furor? Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, consultora de investigación de mercado, analiza: “En primer lugar, para que algo sea viral debe ser novedoso e inesperado. La aparición frecuente de animales en áreas urbanas en todo el mundo durante la pandemia fue un cambio que capturó la atención y la curiosidad de la sociedad. En ese sentido, la presencia de los carpinchos en gran cantidad en un entorno como Nordelta fue sorprendente y rompió con la rutina –plantea–. La otra condición para ser viral es generar una respuesta emocional en el público, ya sea humor, ternura o incluso miedo. Y por último, la accesibilidad y la capacidad de compartir fácilmente en redes sociales para que un contenido llegue a audiencias masivas en cuestión de horas”.
Por su parte, el sociólogo Alejandro Artopoulos, profesor de la UBA y de la Universidad de San Andrés (Udesa), analiza: “Para que el carpincho se vuelva viral se lo colocó como parte de una narrativa en un contexto que le dio significado, es decir, lo acercó a la audiencia, vinculándolo con identidades que conectan con los usuarios –sostiene–. Hay dos aspectos del carpincho que lo empujan: que es un animal tierno, como los perros y los gatos, que son muy virales por default, y que representa a la naturaleza virgen e inocente”.
Esto último, sin dudas, contribuyó a que la figura del carpincho se instalara con fuerza: en un país propenso a abrir grietas de todo tipo, el simpático animal quedó envuelto en una de ellas. Sucede que, en la Argentina, la polémica estalló hace algunos años, cuando empezaron a viralizarse imágenes de estos roedores en los jardines particulares y espacios comunes de Nordelta, zona en la que habitaban antes de que se levantara el barrio privado. Al día de hoy, muchos vecinos aún plantean que hay que expulsarlos por ser plaga frente a los que piden que los dejen vivir en paz.
“Muchas personas se pusieron del lado del carpincho en la discusión que se generó por su presencia en Nordelta. La grieta popular/cheto, woke/libertario, ecologista/negacionista, contribuyó, sin duda, a que se lo ponga en ese lugar de víctima o de debilidad y muchos empezaran a simpatizar con el animal”, plantea el sociólogo.
Mociulsky también se refiere a las tensiones sociales que quedaron al descubierto: “ Lo interesante es que cada vez más surge como tendencia la búsqueda de una conexión más auténtica con la naturaleza –opina–. Al defender a los carpinchos, algunas personas se identifican con iniciativas que protegen los derechos de los animales. La polémica, en este sentido, no solo ayuda a que los carpinchos se ‘pongan de moda’, sino que también invita a reflexionar sobre la relación entre los humanos y su entorno”.
Fascinación infantil
Sin dudas, el carpincho ha despertado una especial conexión con los más pequeños. No solo lo llevan en remeras, mochilas y hasta en la cabeza, sino que los eligen como peluches o juguetes antiestrés. Pero el amor por el animal también se manifiesta en las celebraciones de cumpleaños: es elegido por niños y niñas como temática para ambientar su fiesta.
Isabella es una de las niñas que pidió una “capibara fest” para su último festejo de 6 años y su mamá, Victoria Real Pamio, armó una decoración con globos metalizados, souvenirs y candy bar de carpincho. “A Isa le encantan, le parecen súper tiernos. Y además fue a un cumple de una amiguita que hizo todo de capibara y volvió encantada. Es el boom entre los chicos de su edad. Es más: ya tengo los globos guardados para Francesca, que cumple 11 años en julio”, dice Victoria, anticipándose al pedido de su hija mayor.
Consumo cultural
“Los consumos culturales virales son en general una imposición más que una elección. Generan FOMO (por sus siglas en inglés, fear of missing out, que significa miedo a perderse algo), un aspecto negativo de nuestra cultura contemporánea”, analiza Artopoulos. Y Mociulsky agrega: “Los consumos culturales virales a menudo son el resultado de una combinación de elección y también puede haber algo de imposición. Pero los usuarios ahora tienen la capacidad de decidir qué consumir y compartir y todos, de alguna manera, somos creadores de contenido”.
Por otra parte, no todas las producciones culturales que incluyen carpinchos son para consumo instantáneo o descartable. Un buen ejemplo es la película Flow, ganadora del Oscar y el Globo de Oro 2025 al mejor film de animación, cuyos personajes principales son animales que buscan sobrevivir ayudándose unos a otros en una gran inundación. Protagonizada por un gato, tiene, también, a un capibara entre los protagonistas. Y el animé de culto japonés “Kapibara-san” transita por la misma línea de calidad, con un mensaje especial: en una sociedad con altas exigencias y presiones que se traducen en una de las mayores tasas de suicidio del mundo, busca transmitir un estilo de vida más relajado y apacible.
Crecer en tiempo récord
En 2024, cuando Gio Fuceneco y su pareja, Jeremy Andes, fanáticos de estos animales, montaron la cafetería The Coffee Bara en de Recoleta (Marcelo T. de Alvear 1486), tuvieron que pedirles a unos artesanos que les hicieran muñecos porque no los conseguían por ningún lado. “La idea del café surgió en agosto de 2023 y abrimos en septiembre de 2024. Cuando elegimos al carpincho como representación de lo que queríamos contar en el café, empezamos a buscar peluches y decoraciones y no encontramos nada –recuerda Jeremy–. Recién a fines del año pasado empezamos a notar la viralidad de productos”. Y Gio grafica: “Hace ocho meses yo ponía carpinchos en Mercado Libre y no aparecía nada. Abrimos el local con muy poca decoración realmente”, cuenta.
Hoy, en cambio, el bar rebosa de peluches, cuadros y fotos del animal en las paredes. Incluso, los que van al café lo hacen lookeados con algún objeto alusivo, como si se tratara de una estrella famosa. “La gente viene con remeras, colgantes, zapatillas, mochilas o vinchas. Es muy loco lo que pasa, porque al principio pensamos la cafetería más como un lugar para venir a trabajar con un montón de enchufes para conectar la computadora, antes que como un punto de reunión de fanáticos del carpincho. Actualmente nuestro público es distinto al que imaginamos al principio: la mayoría se sienten muy identificados con este animal, igual que nosotros”, confiesan los mentores del bar y dicen que los alfajores artesanales con forma de capibara son la especialidad de la casa y muchos, incluso, los llevan para regalar.
Precisamente el carpincho se convirtió en un souvenir muy popular a la hora de hacer un presente. Así lo confirman desde Giacco, el local que ofrece tazas en cerámica alusivas al carpincho, y también Ximena Clavelli, artista y creadora de Joyería Salvaje, un emprendimiento de joyas en porcelana sobre animales autóctonos. “El colgante de carpincho es un clásico de la colección, está desde el año 2016, es decir, mucho antes del furor en redes sociales –comparte–. Desde siempre fue una de las joyas más vendidas, pero me atrevo a decir que ahora, en los últimos meses, fue mi best seller”.
Sobre el furor que despertó el carpincho, Clavelli reflexiona: “Es un emblema de cómo los ecosistemas resisten ante la construcción desmedida. Hay muchos clientes que lo eligen y lo llevan colgado como símbolo. El público de mi tienda se identifica con el amor por la naturaleza y los animales, es respetuoso con la vida salvaje y valora darle visibilidad”, sostiene.
Cecilia Guariniello, por su parte, también se inspira en la fauna autóctona para crear bombillas y joyería en alpaca. Su emprendimiento, Fauna en Metal, nació de una mezcla de amor por la naturaleza y el oficio artesanal. Entre sus productos estrella, comparte, se destaca la “bombilla carpincho”, una pieza que nació incluso antes que la marca: “Hicimos un viaje en familia al Parque Nacional El Palmar, en Entre Ríos, y mi hija que en ese momento tenía cuatro años quedó fascinada con los carpinchos y sus crías. Al volver, quise plasmar ese viaje en una bombilla que nos recuerde todos los días el contacto con la fauna de nuestro país”.
Mientras la diseñaba, Cecilia no sospechaba que el carpincho iba a volverse tan popular ni que esa bombilla iba a convertirse en uno de los productos más elegidos de su tienda. “Desde que salió a la venta, tuvo una respuesta increíble. Creo que el carpincho genera mucha simpatía y el diseño logró captar su esencia de una forma que conecta con la gente. Se ha convertido en una de esas piezas que está en la lista de favoritos”, asegura.
Tan tiernos como salvajes, los carpinchos hoy gozan no solo de la protección de ambientalistas, sino de un sistema cultural que los puso en el lugar sagrado de ícono viral.