Queremos preguntar ahora también a Javier Milei
No alcanzan las amables tertulias que el Presidente mantiene con un reducido grupo de periodistas. Debe convocar a una conferencia de prensa.

En mayo de 2012, Jorge Lanata nos convocó a medio centenar de periodistas a su programa PPT, bajo la consigna “Queremos preguntar”, para expresar a viva voz nuestra disconformidad por la ausencia de conferencias de prensa de Cristina Kirchner, que entonces transitaba el quinto mes de su segundo mandato presidencial.
“Cuando preguntamos, preguntamos en nombre de ustedes”, aclaró el anfitrión. Desde entonces Fopea reclama conferencias de prensa “sin condicionamientos ni prerrogativas”.
Cristina Fernández, al principio, las hacía esporádicamente, aunque de mal talante como reacción a preguntas que la incomodaban. Durante su segundo gobierno las reemplazó por continuas cadenas nacionales que llenaba con larguísimos monólogos aplaudidos por sus propios funcionarios y la variopinta fauna K. Con anterioridad, Carlos Menem tampoco había sido muy afecto a ese formato y Néstor Kirchner recién otorgó una tras abandonar el poder, en la que maltrató a un cronista radial. Mauricio Macri retomó la costumbre de las conferencias de prensa, inclusive en circunstancias adversas, como la que dio tras perder las elecciones, en 2019. Su sucesor, Alberto Fernández, también las brindó con asiduidad en el marco de la pandemia, escoltado por Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta (quien, días atrás, en el marco de una polémica con el líder de Pro, catalogó a Fernández como “el peor presidente de la historia argentina”). En dicho contexto, se mostró destemplado con la periodista Silvia Mercado.
Han pasado 16 meses desde que asumió la presidencia Javier Milei y no hay noticias de que el Gobierno planee algún encuentro de ese tipo. Lo más cercano a ese dispositivo fue la sorpresiva y fugaz visita que hizo a la sala de periodistas de la Casa Rosada, sin aviso previo, en junio del año pasado, para contestar parado unas pocas preguntas y defender a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, por entonces acusada de retener alimentos para comedores y merenderos en galpones dependientes de su repartición.
En Uruguay, en cambio, el flamante presidente Yamandú Orsi ya recibió a la prensa tras la primera reunión de su Consejo de Ministros.
Es vox populi que el presidente argentino prefiere comunicarse intensamente por medio de sus redes sociales y en periódicas entrevistas que solo otorga a un reducido staff de periodistas de su entera confianza. Altas fuentes de la Casa de Gobierno aseguran que nadie ha exigido ninguna conferencia de prensa presidencial; apenas algunas expresiones de deseo, pero nada demasiado insistente. A nivel público, Jorge Fontevecchia y Marcelo Longobardi están entre quienes más batallan por ellas.
A falta de Milei, sobra Adorni (Manuel). El vocero presidencial y ahora flamante primer candidato a legislador en CABA por La Libertad Avanza se prodiga en continuas conferencias de prensa en las que, entre lúdico y burlón, se presenta como el más orgánico propagador del relato oficial. Como ha dicho que seguirá en su cargo hasta el 9 de diciembre, dependerá de los periodistas acreditados no servirle en bandeja que haga proselitismo del cargo al que aspira. Aunque ya de por sí seguir apareciendo en esa vidriera tan relevante será un plus que no tendrán sus competidores. De hecho, Yamil Santoro, candidato por la Unión Porteña Libertaria, ya lo denunció por eso.
El turbulento clima político y económico de época, también en el plano internacional, no contribuye a reponer con facilidad el formato de la conferencia de prensa presidencial tal cual como la conocimos en otra época, inclusive en tiempos de dictadura. En una de ellas, el gran Nacho López logró arrancarle a Jorge Rafael Videla su horrenda explicación sobre los desaparecidos.
Obsérvese lo que sucede en los Estados Unidos, un país faro hasta no hace tanto en la defensa irrestricta de la libertad de expresión. Ahora es el presidente Donald Trump quien elige qué periodistas pueden participar de las ruedas de prensa con él, tras desplazar a la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, que se encargaba de eso. También echó de esos encuentros a la agencia AP, solo por seguir llamando Golfo de México a lo que él se ha encaprichado en rebautizar Golfo de América. Por si fuera poco, en una de sus últimas apariciones, arrojó a los periodistas un gorro rojo con la inscripción “Trump tenía la razón sobre todo”.
Aquí, integrantes del bloque de diputados de la Coalición Cívica, inspirados por Elisa Carrió, señalaron en un reciente comunicado que creían que “sería muy valioso que el Presidente brindara, dado el compromiso republicano que dijo tener, una conferencia de prensa con periodistas de todos los medios, en la que se pueda preguntar y repreguntar”.
La Academia Nacional de Periodismo próximamente efectuará un reclamo similar.