El Albaicín se planta contra el nuevo urbanismo de Granada por no frenar los pisos turísticos: "El barrio se muere"

Los vecinos del barrio, que es Patrimonio de la Humanidad, presentan alegaciones a través de la plataforma Albayzín Habitable contra los planes del Consistorio que pasan por modificar la normativa y establecer límites a la proliferación de las viviendas para turistasEl Gobierno andaluz admite por primera vez que la avalancha de pisos turísticos dificulta el acceso a la vivienda residencial “Cuando me mudé al Albaicín no había ni farolas”, recuerda Luisa Contreras. Viguesa de nacimiento y granadina de adopción, lleva más de tres décadas ligada a uno de los barrios más icónicos de Granada capital, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Tanto tiempo le ha permitido ser testigo en primera persona del auge y caída de un entorno urbano que ha pasado de ser un “lugar para vecinos” a “un parque temático para turistas”. La proliferación de pisos turísticos y plazas hoteleras están ahogando a los pocos oriundos que aún resisten y que, a través de la plataforma Albayzín Habitable, han iniciado una lucha para exigirle al Ayuntamiento de Granada que frene lo que, consideran, supondrá la muerte del barrio. Esta asociación, en la que están presentes quienes han conocido un Albaicín más vecinal y familiar, ha elevado distintos escritos de alegaciones contra los planes urbanísticos que tiene el Consistorio para reformar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín (PEPRI). El Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular de la alcadesa Marifrán Carazo, dice querer frenar la expansión de las viviendas turísticas y recuperar la habitabiliad del barrio, pero los vecinos no aprecian ese objetivo entre las intenciones de la administración local, acusando incluso al equipo de Gobierno de hacer cambios “cosméticos” y que no van al fondo de la cuestión. Desde Albayzín Habitable critican que la innovación del PGOU y del PEPRI apenas introduce cambios reales y se limita a adaptar el lenguaje urbanístico a la normativa autonómica, sustituyendo expresiones como “alojamiento hotelero” por “alojamiento turístico”. Una adecuación que, según la plataforma, “no resuelve nada” en barrios como el Albaicín, donde la turistificación ha transformado radicalmente la vida cotidiana. Vecinos expulsados del barrio “Es como cambiarle el nombre al problema para hacer ver que ya no existe”, ironiza Contreras, que fue expulsada de la casa donde vivió más de una década junto a otras trece vecinas cuando el edificio fue vendido para hacer un hotel justo antes de la burbuja inmobiliaria de 2008. “Nos sacaron a todas con excusas, con cheques en la mano o con miedo, y lo peor es que ese hotel tardó años en abrir, y mientras tanto, el barrio perdía su alma”, recuerda. En sus alegaciones, la plataforma Albayzín Habitable propone limitar al 10 % el número total de alojamientos turísticos —incluyendo viviendas de uso turístico (VUT), apartamentos turísticos (AT) y hoteles— por barrio, así como declarar zonas saturadas donde se suspenda la concesión de nuevas licencias. También reclaman que las licencias no sean indefinidas, que se renueven periódicamente y que se apliquen criterios retroactivos a las medidas anunciadas en junio de 2024, cuando la alcaldesa Carazo trató de frenar las citadas licencias con una moratoria. Sin embargo, el Ayuntamiento ha fijado ese mismo 10 % como límite exclusivo para las VUT, ignorando tanto a los apartamentos como a los hoteles. El propio Gobierno municial encargó en 2023 un estudio técnico sobre el impacto del alojamiento turístico a la cooperativa Espacio Común SCA. En sus conclusiones, el informe alerta de que el 44 % de las viviendas de uso turístico de toda la ciudad se concentran en el centro histórico, donde la presión turística residencial alcanza ya el 23 %. El Gobierno local descarta limitar hoteles y apartamento turísticos Advierte, además, de que superar el umbral del 10 % de VUT por barrio puede provocar un encarecimiento del alquiler de hasta un 33 %. Pese a ello, el equipo de Gobierno ha fijado ese 10 % como límite en lugar del 3 % que recomienda el estudio. La plataforma vecinal Albayzín Habitable pide que ese techo se aplique no solo a las VUT, sino también a los apartamentos turísticos y los hoteles. “Granada es una ciudad eminentemente turística”, defiende el concejal de Urbanismo, Enrique Catalina, en declaraciones a elDiario.es Andalucía. Asegura que no se plantean por ahora limitar hoteles ni AT, ya que “en el plan de negocio, los inversores ven potencial y necesidad de nuevas plazas”. Añade que el análisis de la presión turística seguirá actualizándose y que serán esos datos los que determinen futuras medidas. Frente al 3 % recomendado por el informe externo encargado por el propio Consistorio, el concejal de Urbanismo considera que “el 10 % es muy razonable, como han hecho otras grandes capitales, para compagin

May 6, 2025 - 05:44
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El Albaicín se planta contra el nuevo urbanismo de Granada por no frenar los pisos turísticos: "El barrio se muere"

El Albaicín se planta contra el nuevo urbanismo de Granada por no frenar los pisos turísticos: "El barrio se muere"

Los vecinos del barrio, que es Patrimonio de la Humanidad, presentan alegaciones a través de la plataforma Albayzín Habitable contra los planes del Consistorio que pasan por modificar la normativa y establecer límites a la proliferación de las viviendas para turistas

El Gobierno andaluz admite por primera vez que la avalancha de pisos turísticos dificulta el acceso a la vivienda residencial

“Cuando me mudé al Albaicín no había ni farolas”, recuerda Luisa Contreras. Viguesa de nacimiento y granadina de adopción, lleva más de tres décadas ligada a uno de los barrios más icónicos de Granada capital, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. Tanto tiempo le ha permitido ser testigo en primera persona del auge y caída de un entorno urbano que ha pasado de ser un “lugar para vecinos” a “un parque temático para turistas”. La proliferación de pisos turísticos y plazas hoteleras están ahogando a los pocos oriundos que aún resisten y que, a través de la plataforma Albayzín Habitable, han iniciado una lucha para exigirle al Ayuntamiento de Granada que frene lo que, consideran, supondrá la muerte del barrio.

Esta asociación, en la que están presentes quienes han conocido un Albaicín más vecinal y familiar, ha elevado distintos escritos de alegaciones contra los planes urbanísticos que tiene el Consistorio para reformar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín (PEPRI). El Ayuntamiento, gobernado por el Partido Popular de la alcadesa Marifrán Carazo, dice querer frenar la expansión de las viviendas turísticas y recuperar la habitabiliad del barrio, pero los vecinos no aprecian ese objetivo entre las intenciones de la administración local, acusando incluso al equipo de Gobierno de hacer cambios “cosméticos” y que no van al fondo de la cuestión.

Desde Albayzín Habitable critican que la innovación del PGOU y del PEPRI apenas introduce cambios reales y se limita a adaptar el lenguaje urbanístico a la normativa autonómica, sustituyendo expresiones como “alojamiento hotelero” por “alojamiento turístico”. Una adecuación que, según la plataforma, “no resuelve nada” en barrios como el Albaicín, donde la turistificación ha transformado radicalmente la vida cotidiana.

Vecinos expulsados del barrio

“Es como cambiarle el nombre al problema para hacer ver que ya no existe”, ironiza Contreras, que fue expulsada de la casa donde vivió más de una década junto a otras trece vecinas cuando el edificio fue vendido para hacer un hotel justo antes de la burbuja inmobiliaria de 2008. “Nos sacaron a todas con excusas, con cheques en la mano o con miedo, y lo peor es que ese hotel tardó años en abrir, y mientras tanto, el barrio perdía su alma”, recuerda.

En sus alegaciones, la plataforma Albayzín Habitable propone limitar al 10 % el número total de alojamientos turísticos —incluyendo viviendas de uso turístico (VUT), apartamentos turísticos (AT) y hoteles— por barrio, así como declarar zonas saturadas donde se suspenda la concesión de nuevas licencias. También reclaman que las licencias no sean indefinidas, que se renueven periódicamente y que se apliquen criterios retroactivos a las medidas anunciadas en junio de 2024, cuando la alcaldesa Carazo trató de frenar las citadas licencias con una moratoria. Sin embargo, el Ayuntamiento ha fijado ese mismo 10 % como límite exclusivo para las VUT, ignorando tanto a los apartamentos como a los hoteles.

El propio Gobierno municial encargó en 2023 un estudio técnico sobre el impacto del alojamiento turístico a la cooperativa Espacio Común SCA. En sus conclusiones, el informe alerta de que el 44 % de las viviendas de uso turístico de toda la ciudad se concentran en el centro histórico, donde la presión turística residencial alcanza ya el 23 %.

El Gobierno local descarta limitar hoteles y apartamento turísticos

Advierte, además, de que superar el umbral del 10 % de VUT por barrio puede provocar un encarecimiento del alquiler de hasta un 33 %. Pese a ello, el equipo de Gobierno ha fijado ese 10 % como límite en lugar del 3 % que recomienda el estudio. La plataforma vecinal Albayzín Habitable pide que ese techo se aplique no solo a las VUT, sino también a los apartamentos turísticos y los hoteles.

“Granada es una ciudad eminentemente turística”, defiende el concejal de Urbanismo, Enrique Catalina, en declaraciones a elDiario.es Andalucía. Asegura que no se plantean por ahora limitar hoteles ni AT, ya que “en el plan de negocio, los inversores ven potencial y necesidad de nuevas plazas”. Añade que el análisis de la presión turística seguirá actualizándose y que serán esos datos los que determinen futuras medidas.

Frente al 3 % recomendado por el informe externo encargado por el propio Consistorio, el concejal de Urbanismo considera que “el 10 % es muy razonable, como han hecho otras grandes capitales, para compaginar el sector turístico con la convivencia ciudadana”.

Turistas en tu propia casa

Para muchos vecinos, esa convivencia ya es imposible. Rocío Guardia, de 33 años, se crió en el Albaicín, en una casa que su bisabuelo compró hace casi un siglo y en la que hoy viven sus padres, pero a la que ella, su hijo, su hermana y sus sobrinos van muy a menudo. En la otra mitad del edificio, una antigua rama familiar vendió su parte a un particular extranjero que ha convertido su vivienda en alojamiento turístico.

“Tenemos que compartir el patio, las terrazas… y desde Semana Santa vemos entrar y salir gente desconocida cada día. Mi madre está en tratamiento oncológico, y tener que soportar esto en su propia casa es un infierno”, lamenta Guardia. “Nadie del Ayuntamiento ha venido a inspeccionar. Nos enteramos de que tenían licencia porque fuimos nosotros al registro. Nos sentimos completamente abandonados”, deplota esta vecina.

Según explica, se da la circunstancia de que la normativa permite que con declaraciones responsables se puedan inscribir alojamientos turístico sin más comprobaciones previas por parte de la Junta de Andalucía. “Creemos que omitieron información, como la existencia de espacios comunes de los que somos copropietarios. No han pedido permiso, no han preguntado nada. Simplemente han empezado a alquilar”, denuncia.

Una muerte anunciada

Según el Ayuntamiento, desde junio de 2024 se han recibido 503 solicitudes para nuevas VUT, de las que solo cinco han obtenido informe favorable, frente a 408 negativas. El responsable de Urbanismo en Granada asegura que “los registros de la Junta y los del Ayuntamiento son coincidentes” y que antes de inscribir una vivienda, la administración autonómica consulta con el Consistorio. A pesar de ello, las alegaciones vecinales denuncian un “efecto llamada” desde el anuncio de la moratoria, señalando que en ese mismo periodo se han inscrito más de mil nuevas viviendas turísticas en el registro autonómico.

Mientras los trámites administrativos avanzan lento y la normativa no acaba de resolver los problemas, la vida vecinal sigue debilitándose, expulsando a los lugareños. “Yo iba al colegio Ave María Casa Madre y éramos más de 30 niños por clase. Hoy mi hijo va al mismo colegio y son 12 niños en su aula”, dice Guardia, quien afirma con pesar que “antes conocías a todo el mundo por la calle: hoy no queda nadie”.

Contreras es aún más pesimista: “Aquí o nos ponemos más activos o esto no lo para nadie. Alegaciones y papeles ya hemos presentado muchas, pero si no hay voluntad política real, el Albaicín que conocimos desaparecerá del todo. El barrio se muere”. En un lugar en el que hace décadas no había ni farolas, hoy ya casi no quedan vecinos.

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