Descubren en Canadá una mariposa aislada durante 40.000 años que vive en simbiosis con hormigas

El ADN revela una biodiversidad oculta que puede cambiar nuestra comprensión de los ecosistemasLa conmovedora historia de Mami, la perrita que fue rescatada por la Guardia Civil de una finca abandonada Durante décadas, los naturalistas pensaban que aquella pequeña mariposa marrón que revolotea en un rincón remoto del suroeste de Alberta, Canadá, no era más que una variante local de una especie ya catalogada. Pero estaban equivocados. Lo que parecía una simple población aislada de Satyrium semiluna era en realidad una nueva especie, desconocida para la ciencia hasta ahora: Satyrium curiosolus, un insecto que ha permanecido genéticamente aislado desde la última glaciación. El descubrimiento, publicado en la revista ZooKeys, pone nombre a una mariposa que ha vivido durante más de 40.000 años sin mezclarse con sus parientes más cercanos. Lejos de parecer una rareza anecdótica, el hallazgo abre nuevas preguntas sobre cómo evoluciona la vida en condiciones extremas y sobre cómo conservar aquello que apenas acabamos de conocer. Aislada durante milenios Según explicó Zac MacDonald, investigador en el Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California, Los Ángeles, “la secuenciación del genoma completo reveló una diversidad genética sorprendentemente baja y niveles excepcionalmente altos de endogamia histórica”. La población de Satyrium curiosolus ha sobrevivido sin mezclarse genéticamente con otros desde hace decenas de miles de años, resistiendo incluso los efectos de la última glaciación. Satyrium curiosolus habita en una pradera-pastizal sobre un abanico aluvial —una formación geológica poco común— que no comparten otras especies de su entorno. Mientras S. semiluna prefiere la estepa de artemisa, esta nueva mariposa depende exclusivamente del lupino plateado (Lupinus argenteus) para desarrollarse. La especificidad de su hábitat la convierte en una especialista extrema: una ventaja evolutiva en su entorno, pero una debilidad ante los cambios ecológicos. Una alianza inesperada con las hormigas Más allá de sus rasgos físicos, los científicos descubrieron un vínculo mutualista sorprendente: sus orugas mantienen una relación simbiótica con la hormiga Lasius ponderosae. A cambio de protección frente a depredadores, las orugas les proporcionan melaza. “Incluso se ha observado que las mariposas adultas ponen huevos junto a las entradas de las colonias”, explica James Glasier, del Instituto Wilder/Zoológico de Calgary. Esta interacción, inédita entre sus parientes, refuerza su carácter único. La baja diversidad genética convierte a Satyrium curiosolus en una especie especialmente vulnerable al cambio climático. Cualquier alteración en su entorno puede ser crítica. El llamado rescate genético —introducir individuos de otras poblaciones— no es una opción: su aislamiento ha sido tan prolongado que ni siquiera es seguro que pueda cruzarse con S. semiluna sin consecuencias negativas. Los expertos abogan por crear nuevas poblaciones de la especie en hábitats similares como medida preventiva. Un ejemplo de taxonomía genómica “El caso de S. curiosolus demuestra cómo la genómica está transformando la forma en que identificamos y conservamos especies”, afirma Julian Dupuis, coautor del estudio. Hasta hace poco, los taxónomos se basaban casi exclusivamente en la morfología. Hoy, el ADN revela una biodiversidad oculta que puede cambiar nuestra comprensión de los ecosistemas. Este descubrimiento no habría sido posible sin la colaboración entre académicos, gestores de parques y organizaciones sin ánimo de lucro. Monitorizar para sobrevivir El trabajo conjunto entre Parques Canadá, el Instituto Wilder y universidades como la de Alberta o la de Kentucky no se limita a la publicación del estudio. Las instituciones planean un monitoreo a largo plazo para analizar cómo evoluciona la población de Satyrium curiosolus y qué amenazas podrían comprometer su supervivencia. Entre los factores de riesgo están las alteraciones del uso del suelo, el aumento de las temperaturas y la desaparición de su planta huésped. Una historia pequeña, pero significativa Felix Sperling, autor principal y curador del Museo de Entomología Strickland, resume el hallazgo con una reflexión: “Este descubrimiento comenzó con una pregunta simple: ‘¿por qué esta mariposa está aquí y no en otro lugar?’”. Preguntas así, aparentemente menores, pueden dar lugar a respuestas con gran impacto científico. La historia de S. curiosolus es una lección sobre la importancia de prestar atención incluso a lo que parece insignificante.

May 6, 2025 - 10:23
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Descubren en Canadá una mariposa aislada durante 40.000 años que vive en simbiosis con hormigas

Descubren en Canadá una mariposa aislada durante 40.000 años que vive en simbiosis con hormigas

El ADN revela una biodiversidad oculta que puede cambiar nuestra comprensión de los ecosistemas

La conmovedora historia de Mami, la perrita que fue rescatada por la Guardia Civil de una finca abandonada

Durante décadas, los naturalistas pensaban que aquella pequeña mariposa marrón que revolotea en un rincón remoto del suroeste de Alberta, Canadá, no era más que una variante local de una especie ya catalogada. Pero estaban equivocados. Lo que parecía una simple población aislada de Satyrium semiluna era en realidad una nueva especie, desconocida para la ciencia hasta ahora: Satyrium curiosolus, un insecto que ha permanecido genéticamente aislado desde la última glaciación.

El descubrimiento, publicado en la revista ZooKeys, pone nombre a una mariposa que ha vivido durante más de 40.000 años sin mezclarse con sus parientes más cercanos. Lejos de parecer una rareza anecdótica, el hallazgo abre nuevas preguntas sobre cómo evoluciona la vida en condiciones extremas y sobre cómo conservar aquello que apenas acabamos de conocer.

Aislada durante milenios

Según explicó Zac MacDonald, investigador en el Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de California, Los Ángeles, “la secuenciación del genoma completo reveló una diversidad genética sorprendentemente baja y niveles excepcionalmente altos de endogamia histórica”. La población de Satyrium curiosolus ha sobrevivido sin mezclarse genéticamente con otros desde hace decenas de miles de años, resistiendo incluso los efectos de la última glaciación.

Satyrium curiosolus habita en una pradera-pastizal sobre un abanico aluvial —una formación geológica poco común— que no comparten otras especies de su entorno. Mientras S. semiluna prefiere la estepa de artemisa, esta nueva mariposa depende exclusivamente del lupino plateado (Lupinus argenteus) para desarrollarse. La especificidad de su hábitat la convierte en una especialista extrema: una ventaja evolutiva en su entorno, pero una debilidad ante los cambios ecológicos.

Una alianza inesperada con las hormigas

Más allá de sus rasgos físicos, los científicos descubrieron un vínculo mutualista sorprendente: sus orugas mantienen una relación simbiótica con la hormiga Lasius ponderosae. A cambio de protección frente a depredadores, las orugas les proporcionan melaza. “Incluso se ha observado que las mariposas adultas ponen huevos junto a las entradas de las colonias”, explica James Glasier, del Instituto Wilder/Zoológico de Calgary. Esta interacción, inédita entre sus parientes, refuerza su carácter único.

La baja diversidad genética convierte a Satyrium curiosolus en una especie especialmente vulnerable al cambio climático. Cualquier alteración en su entorno puede ser crítica. El llamado rescate genético —introducir individuos de otras poblaciones— no es una opción: su aislamiento ha sido tan prolongado que ni siquiera es seguro que pueda cruzarse con S. semiluna sin consecuencias negativas. Los expertos abogan por crear nuevas poblaciones de la especie en hábitats similares como medida preventiva.

Un ejemplo de taxonomía genómica

“El caso de S. curiosolus demuestra cómo la genómica está transformando la forma en que identificamos y conservamos especies”, afirma Julian Dupuis, coautor del estudio. Hasta hace poco, los taxónomos se basaban casi exclusivamente en la morfología. Hoy, el ADN revela una biodiversidad oculta que puede cambiar nuestra comprensión de los ecosistemas. Este descubrimiento no habría sido posible sin la colaboración entre académicos, gestores de parques y organizaciones sin ánimo de lucro.

Monitorizar para sobrevivir

El trabajo conjunto entre Parques Canadá, el Instituto Wilder y universidades como la de Alberta o la de Kentucky no se limita a la publicación del estudio. Las instituciones planean un monitoreo a largo plazo para analizar cómo evoluciona la población de Satyrium curiosolus y qué amenazas podrían comprometer su supervivencia. Entre los factores de riesgo están las alteraciones del uso del suelo, el aumento de las temperaturas y la desaparición de su planta huésped.

Una historia pequeña, pero significativa

Felix Sperling, autor principal y curador del Museo de Entomología Strickland, resume el hallazgo con una reflexión: “Este descubrimiento comenzó con una pregunta simple: ‘¿por qué esta mariposa está aquí y no en otro lugar?’”. Preguntas así, aparentemente menores, pueden dar lugar a respuestas con gran impacto científico. La historia de S. curiosolus es una lección sobre la importancia de prestar atención incluso a lo que parece insignificante.

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