Antes y después: un departamento de época que se transformó con a una mirada actual
Una pareja encontró en Belgrano la oportunidad ideal: un departamento antiguo, muy deteriorado, que pudieron transformar para que vivan sus hijos.

“Era un departamento en muy mal estado, con humedades, revestimientos de madera, aberturas en el medio de los ambientes... muy de época. Pero tenía una planta generosa y ubicación estratégica”, cuenta la arquitecta Victoria Prado, de Arquitectura Prado. La propiedad, de 130 m2, se convirtió así en el punto de partida para un proyecto pensado a futuro: sus propietarios, que viven en el interior, querían dejarla lista para cuando sus hijos se muden a estudiar a Buenos Aires.
Aunque hoy la ocupan ocasionalmente, el plan era lograr una casa funcional, duradera y actual que perdure. “Me dieron vía libre, con la consigna de que fuera funcional y atemporal. Que no envejezca rápido, que no canse”.
Así, se decidió intervenir por completo el departamento, con foco en cocina, baños y espacios de servicio.
Cocina al centro

El corazón del proyecto fue la cocina, que además de mantenimiento se diseñó desde un nuevo planteo. Hoy, el espacio está sectorizado al milímetro, casi como una cocina profesional, pero con alma doméstica: “La estación de café, con su cava, se diseñó como un rincón independiente. La isla central funciona como punto de encuentro y apoyo múltiple, mientras que la mesada organiza el área de trabajo”.
La cocina estaba completamente obsoleta: cables de tela, capas de mugre, todo en muy mal estado. Lo primero fue cambiar distribución, instalaciones e iluminación. No podía quedar nada de lo viejo.
Victoria Prado, de Arquitectura Prado, a cargo del proyecto.

Los módulos de cocción —con horno y heladera ocultos— completan un recorrido funcional pensado al detalle.
Coherencia estética
“Queríamos que todo ese sector tuviera coherencia estética, aunque fueran espacios de uso muy distintos”, explica Prado. Para eso se trabajó con una paleta sobria y materiales que sumaran calidez sin sobrecargar.
“El revestimiento tiene un veteado, cierta gracia. Ni bien lo propusimos, fue amor a primera vista. Le aporta textura a una cocina que, si no, hubiera quedado más chata”
El bajo mesada en tono visón convive con alacenas blancas y detalles en roble americano: “La clave fue encontrar un equilibrio que no agotara visualmente, pero que tuviera identidad”. El revestimiento en placas de gran formato elegido para la alzada le aporta profundidad y le da un corte visual frente a las alacenas blancas pero a tono con los pisos grises.
Aprovechar cada metro
Aunque quedó visualmente apartado, el lavadero forma parte del mismo conjunto. Se lo diseñó con la misma lógica de orden y estética, replicando tonos y materiales para que se sienta integrado.
“En la planta original era un espacio muy chiquito, separado y tan angosto que sólo entraba el lavarropas de costado. Entonces lo diseñamos para que siguiera siendo funcional y de acceso rápido, pero manteniéndolo oculta”, explica.
Puesta en valor
Junto con la cocina, el otro gran foco del proyecto fueron los baños. El principal se re-diagramó completamente para ganar espacio y hacerlo más funcional: “La puerta se cambió por una corrediza para poder incorporar una mesada más amplia. Además unificamos el cielorraso con durlock para agregarle iluminación y que no hayan tantos elementos”.
“El baño tenía cielorrasos irregulares, instalaciones viejas, poca lógica en el uso del espacio. Hoy es otro lugar, más amplio aunque tenga los mismos metros”.
La decisión fue mantener una línea con la cocina con materiales como la madera y una paleta en tonos neutros que lograra un equilibrio visual en todo el departamento.
Apuesta por el color
En los baños secundarios, la paleta neutra del resto de la casa se interrumpió con dos apuestas de color: uno verde, otro azul marino. “Nos parecían tonos sobrios pero con impacto visual. Les propuse también un rosa, pero ahí me dijeron que no”, confiesa entre risas.
El baño secundario que abastece a las tres habitaciones también pasó por una renovación que respetó las instalaciones existentes. “La columna de ventilación que estaba en el baño se rellenó para generar un nicho, que se revistió con una estantería de madera para toallas y objetos decorativos”, cuenta Victoria.
Cambio de jerarquía
El baño de servicio hoy funcionando como toilette y acompaña a una habitación que puede usarse como escritorio o dormitorio adicional.
“La idea fue siempre pensar a futuro, y armar un departamento que pueda cambiar con las necesidades”