Adiós al 'modo automático': 'puttering', la nueva técnica para reducir el estrés
Como en el resto de países occidentales, en España arrastramos las consecuencias de estos tiempos hiperestimulantes donde no caben las pequeñas acciones sin propósito y que nos llevan a la paz mental

En una sociedad como la actual en la que la productividad se ha glorificado hasta el punto de que si no estamos haciendo algo todo el tiempo nos sentimos mal, la psicología invita a centrarnos en las pequeñas cosas y a volver a la calma. Así, el mindfulness llama de nuevo a la puerta para proponer un nuevo término: el puttering, que no es otra cosa que poner el cuerpo está en movimiento mientras la mente descansa.
No se trataría de mantenerse en la inactividad absoluta o la pereza, sino en mantener la paz mental mientras reconectamos con lo esencial, nuestro bienestar. En este sentido, el mensaje del puttering es que quizás la respuesta al estrés no se encuentre en hacer más, sino en simplemente permitirse existir, un pequeño paso sin propósito.
La traducción literal del inglés sería "pasar el tiempo" (putter) pero como técnica de mindfulness se pretende evitar la connotación negativa: no se trata de holgazanear, sino de la posibilidad de dedicarse a pequeñas tareas que a priori pueden parecer triviales, pero no lo son y además pueden proporcionar un estado de calma muy beneficioso.
¿Cómo se practica?
Imagina un domingo por la mañana en el que tienes todo el tiempo del mundo para regar las plantas, organizar libros, limpiar el polvo de una estantería o simplemente caminar por la casa sin prisa. Pequeñas acciones que ya se estudian en neurología como posibles claves para reducir el estrés crónico y para recuperar la conexión con uno mismo en un mundo hiperestimulante.
Puttering remite, por tanto, a actividades manuales, repetitivas y de bajo esfuerzo cognitivo realizadas sin un objetivo concreto. A diferencia de la hiperproductividad que caracteriza el tiempo actual, el puttering no busca resultados, sino el disfrute del proceso. Para poder llevarlo a cabo y convertirlo en una rutina en nuestros momentos de tiempo libre, lo primero es precisamente ubicar ese momento temporal para dedicarnos a nosotros mismos.
El puttering apunta a que debería ser diario, durante unos 20-30 minutos, siendo importante que la tecnología no interfiera en ningún momento: fuera móvil, tablet, ordenador, etc. En segundo lugar, tenemos que pensar en actividades sin meta, y aquí no cuentan las tareas pendientes, no hay objetivos. En cambio, opta por acciones como reorganizar fotos o limpiar superficies con atención plena. Y en tercer lugar, se aconseja involucrar a los sentidos: manejar texturas, aromas suaves o música instrumental para potenciar el efecto terapéutico.
Dejar atrás la ansiedad
Entre los beneficios que pueden alcanzarse una vez que convertimos el puttering en una rutina diaria se destaca la capacidad de poder romper la cadena de los pensamientos ansiosos:
- Reduce la rumiación mental: al enfocar la atención en movimientos concretos, se interrumpe el ciclo de pensamientos ansiosos.
- Fomenta la autoconciencia y facilita la reflexión sobre necesidades emocionales olvidadas.
- Mejora la resiliencia.
Referencias
Joubert AE, et al. (2022). Understanding the experience of rumination and worry: A descriptive qualitative survey study. British Journal Clinical Psychology, 61(4), 929-946. doi: 10.1111/bjc.12367.