Y todo en un instante
Un accidente de tráfico, un semáforo en rojo, un coche a la fuga, una mujer herida y un inmigrante que rebusca en un contenedor. Y, por supuesto, un inspector, el inspector Tedesco, que deberá averiguar por qué intentaron atropellar a la desconocida y por qué apareció el cadáver del extranjero en el camión de basuras.... Leer más La entrada Y todo en un instante aparece primero en Zenda.

Un accidente de tráfico, un semáforo en rojo, un coche a la fuga, una mujer herida y un inmigrante que rebusca en un contenedor. Y, por supuesto, un inspector, el inspector Tedesco, que deberá averiguar por qué intentaron atropellar a la desconocida y por qué apareció el cadáver del extranjero en el camión de basuras.
En este making of Empar Fernández cuenta el origen de El instante en que se encienden las farolas (Alrevés).
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Según la RAE un instante es una “porción brevísima de tiempo” y puede funcionar en un escrito como sinónimo de momento, minuto, segundo, soplo, periquete o tris. Y en un instante un automóvil se salta un semáforo y se estampa contra otro, con resultado de muerte. En un segundo un cadáver es arrojado desde un contenedor a las fauces de un camión de la basura. En un soplo un joven sin suerte recibe un balazo mortal y en un momento el veterano inspector de los mossos d’esquadra, Mauricio Tedesco, está a punto de perderlo todo. A veces las peores cosas, las que ponen fin a casi todo, ocurren muy rápido, en un tris.
La historia que se entrecruza con la anterior y que supone para Mauricio Tedesco la materialización del peor de sus miedos nace de la lectura en un diario de unas líneas correspondientes a la crónica de un grave accidente de circulación. El siniestro, que se saldó con un fallecido, tuvo lugar en las calles de Barcelona, pero no puedo recordar la fecha aproximada, tampoco importa. Solo sé que seguí pensando durante días en cómo de azarosa y de frágil es la vida. La causa primera del accidente fue que uno de los conductores no respetó un semáforo en rojo, pero lo que ocasionó la muerte del conductor de uno de los vehículos implicados fue ni más ni menos que la situación de una papelera sobre una acera. ¡Una papelera! Cuesta creer que de algo aparentemente tan poco amenazador como es una papelera pueda derivarse una muerte violenta. Sin embargo, en aquella ocasión, y quizás en alguna otra, la decisión de colocar una papelera más o menos cerca de un bordillo, o veinte centímetros más a la derecha o a la izquierda, acabó por arrancar una vida.
El instante en que se encienden las farolas reúne dos historias de perdedores, y ambas son investigadas por Mauricio Tedesco, pero solo una de ellas pone en peligro su propio presente y le obliga a cuestionarse su futuro. El inspector de policía, aterrorizado, trata por todos los medios de dar con el responsable de tanto dolor mientras intenta comprender qué hacía el cadáver de un desconocido que nadie reclama en el interior de un contenedor. A Tedesco, como a todos aquellos que se encandilan con cualquier cosa, siempre le ha fascinado ese instante en el que en la ciudad se encienden las farolas y lo hacen como por arte de magia. En esta ocasión ese instante, ese momento, ese segundo, ese periquete, ese tris tiene un papel relevante en la resolución de uno de los casos.
El instante en que se encienden las farolas —título que podría servir para encabezar un poemario— es la tercera novela de la serie protagonizada por el inspector de policía Mauricio Tedesco y la que nos permite aproximarnos más al personaje. El lector comprenderá sus miedos y sus reservas y conocerá en parte su oscuro pasado familiar. En esta ocasión, como en las dos anteriores, la novela puede leerse por separado.
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Autora: Empar Fernández. Título: El instante en que se encienden las farolas. Editorial: Alrevés. Venta: Todos tus libros.
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