Víctor M. Toledo: Inteligencia artificial: ¿pueden pensar las máquinas?
La inteligencia artificial (IA) se ha vuelto un boom y escribir sobre ella es un tema harto escabroso. Se trata de sistemas que logran aprender y alcanzar niveles superlativos sin la intervención humana. En su libro Artificial: la nueva inteligencia y el contorno de lo humano (2023), los argentinos Mariano Sigman, reconocido neurocientífico y Santiago Bilinkis, economista, tecnólogo y divulgador científico, trazan con sumo detalle los orígenes y el desarrollo de la IA. Según los autores, el iniciador de la IA fue el matemático Alan Turing quien encabezó en 1938 un formidable equipo de 35 matemáticos y físicos en Inglaterra para analizar los mensajes secretos del nazismo hitleriano. Terminada la guerra, Turing continuó investigando y diseñó en 1948 el primer algoritmo para que una máquina jugara ajedrez: el Turochamp. Siguieron nuevas máquinas jugadoras incluyendo el go, originado en China hace 2 mil 500 años, para lo cual se inventó por parte de la compañía Deep Mind el programa AlphaGo (2015). Esta vez la máquina se enfrentó a Lee Se-dol, el coreano ganador de ocho títulos mundiales en un partido transmitido y visto por 200 millones de personas. La máquina venció al humano. En los últimos años ha aparecido OpenAI, organización de científicos que se ha convertido en empresa dedicada a generar la más ambiciosa de las IA. A la fecha han generado cuatro versiones del llamado chat GPT (Generative Pre-trained Transformer). La primera contó con 120 millones de parámetros (2018), la segunda con mil 500 millones de parámetros a partir de 8 millones de páginas web (2019), la tercera 175 mil millones de parámetros (2021) y la cuarta se estima en 100 billones de parámetros, un uno seguido de 14 ceros (2023). En sus versiones más sofisticadas, la IA puede diseñar de manera instantánea un Power Point con sólo darle el tema a ilustrar, o realizar un video o una película entera. Aunque en su libro los autores argentinos se empeñan en aparecer neutrales, lo cierto es que hacen una sutil apología de la IA mediante continuas alabanzas y elogios, la cual se vuelve explícita en una frase de la página 46 de su libro: “Bienvenidas las máquinas a este lugar privilegiado que la inteligencia hasta hoy sólo reservaba al ser humano”.
La inteligencia artificial (IA) se ha vuelto un boom y escribir sobre ella es un tema harto escabroso. Se trata de sistemas que logran aprender y alcanzar niveles superlativos sin la intervención humana. En su libro Artificial: la nueva inteligencia y el contorno de lo humano (2023), los argentinos Mariano Sigman, reconocido neurocientífico y Santiago Bilinkis, economista, tecnólogo y divulgador científico, trazan con sumo detalle los orígenes y el desarrollo de la IA. Según los autores, el iniciador de la IA fue el matemático Alan Turing quien encabezó en 1938 un formidable equipo de 35 matemáticos y físicos en Inglaterra para analizar los mensajes secretos del nazismo hitleriano. Terminada la guerra, Turing continuó investigando y diseñó en 1948 el primer algoritmo para que una máquina jugara ajedrez: el Turochamp. Siguieron nuevas máquinas jugadoras incluyendo el go, originado en China hace 2 mil 500 años, para lo cual se inventó por parte de la compañía Deep Mind el programa AlphaGo (2015). Esta vez la máquina se enfrentó a Lee Se-dol, el coreano ganador de ocho títulos mundiales en un partido transmitido y visto por 200 millones de personas. La máquina venció al humano. En los últimos años ha aparecido OpenAI, organización de científicos que se ha convertido en empresa dedicada a generar la más ambiciosa de las IA. A la fecha han generado cuatro versiones del llamado chat GPT (Generative Pre-trained Transformer). La primera contó con 120 millones de parámetros (2018), la segunda con mil 500 millones de parámetros a partir de 8 millones de páginas web (2019), la tercera 175 mil millones de parámetros (2021) y la cuarta se estima en 100 billones de parámetros, un uno seguido de 14 ceros (2023). En sus versiones más sofisticadas, la IA puede diseñar de manera instantánea un Power Point con sólo darle el tema a ilustrar, o realizar un video o una película entera. Aunque en su libro los autores argentinos se empeñan en aparecer neutrales, lo cierto es que hacen una sutil apología de la IA mediante continuas alabanzas y elogios, la cual se vuelve explícita en una frase de la página 46 de su libro: “Bienvenidas las máquinas a este lugar privilegiado que la inteligencia hasta hoy sólo reservaba al ser humano”.
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