Un cónclave de dos días y cuatro votaciones

La elección del sucesor de Francisco ha reunido a 133 sacerdotes pujando por ocupar el trono de San Pedro

May 8, 2025 - 18:37
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Un cónclave de dos días y cuatro votaciones

Días frenéticos para la Iglesia católica con el desarrollo del cónclave que ha elegido al 267º sucesor de San Pedro. Desde la Capilla Sixtina, 133 cardenales electores -menores de 80 años y llegados de todos los rincones del mundo- han deliberado a puerta cerrada durante dos días hasta nombrar a lnuevo Papa tras la muerte del pontífice Francisco el pasado 21 de abril.

La expectación en Roma fue máxima: más de 50.000 personas se han congregado en torno a la Plaza de San Pedro en espera de la esperada fumata blanca, liberada este mismo jueves. En total, se han necesitado dos días y tres/cuatro votaciones distintas para proclamar al nuevo líder del catolicismo.

Del miércoles al jueves: ¿qué fue pasando?

La jornada inaugural del cónclave comenzó el miércoles 7 de mayo con la tradicional misa "pro eligendo Pontifice", presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re. Poco después, a las 16:30h, los purpurados iniciaron la solemne procesión desde la Capilla Paulina hacia la Capilla Sixtina, donde entonaron el 'Veni Creator Spiritus' y pronunciaron el juramento de secreto absoluto -tanto de forma colectiva como individual-. A eso de las 17:45h se cerraron puertas: 'Extra Omnes'.

Horas más tarde, a las 21:00h, una espesa fumata negra -que se hizo de rogar más que nunca- salió por la chimenea del Vaticano, confirmando lo previsto: la primera votación no arrojó mayoría de dos tercios. La jornada concluyó sin acuerdo y la noche cayó sobre una Plaza de San Pedro abarrotada. Más de 30.000 personas.

La votación del miércoles no arrojó conclusión alguna: la primera fumata negra | EFE

La tensión aumentó algo más durante la segunda jornada, jueves 8 de mayo. A las 07:45h, los cardenales partieron desde la residencia de Santa Marta hacia la Capilla Paulina para rezar antes de iniciar la segunda votación del cónclave. El ambiente se impregnó de rumorología: medios italianos como Corriere della Sera afirmaron que el cardenal filipino Luis Antonio Tagle habría retirado su candidatura en favor del italiano Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano. Pero de nuevo, fumata negra. A las 11:56h, una segunda humareda oscura confirmó que aún no había consenso.

En paralelo al todo ello, se han producido reacciones sociales y controversias. Por ejemplo, un grupo de activistas católicas llevó a cabo una protesta pacífica en las inmediaciones del Vaticano, reclamando mayor igualdad en la Iglesia y simbolizando su reclamo con una mediática "fumata rosa". Además, la organización SNAP (Red de Sobrevivientes de Abuso por Sacerdotes) denunció públicamente a dos cardenales, Péter Erdö y Mario Grech, por presunto encubrimiento de abusos sexuales.

Las curiosidades que han rodeado al cónclave

Pese a la solemnidad del evento, las apuestas fueron quienes marcaron el ritmo mediático. Pietro Parolin lideraba todas las preferencias, seguido del cardenal italiano Matteo Maria Zuppi, figura destacada del ala progresista y el ya mencionado Tagle. Sin embargo, expertos como el vaticanista José Francisco Serrano advirtieron durante las mismas jornadas que, si el cónclave se prolongaba hasta el lunes, podría emerger un "tapado", como el estadounidense Sean Patrick O’Malley, destacado por su firme postura contra los abusos clericales. Quién sabe lo que hubiera pasado.

En esta edición del cónclave, participaron también seis cardenales españoles, entre ellos Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y hombre de confianza de Francisco, o José Cobo, arzobispo de Madrid y uno de los más jóvenes en el grupo. Ninguno de ellos estuvo nunca entre los favoritos y tampoco logró comprobar cómo salía la fumata blanca a su favor. Desde 2005, el color del humo se logra gracias a mezclas químicas específicas, evitando así todo tipo de antiguas confusiones.

Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y hombre de confianza de Francisco | EFE

Así, durante varios días, el mundo entero ha quedado atrapado en una misma imagen: la de la recientemente instalada chimenea que sale por fuera de la Capilla Sixtina y junto a ella diferentes gaviotas que deciden ser testigo directo de la ocasión. La historia recuerda, por último, que algunos cónclaves han durado años, como el de Gregorio X en 1268, mientras que otros apenas horas, como el de Julio II en 1503.