Trump y Alcatraz, la prisión fetiche pero no inexpugnable: otra ocurrencia en su política de mano dura
El presidente de Estados Unidos no busca una prisión segura para los delincuentes más peligrosos, busca un nuevo decorado en su política populista

La última ocurrencia del presidente de Estados Unidos la hemos conocido este lunes: reabrir la prisión de Alcatraz. El político que estuvo años quejándose del despilfarro de las "políticas woke", anuncia este lunes al mundo una nueva medida populista, que de llevarse a cabo, será extremadamente cara e ineficaz. Según ha señalado a la prensa, ha ordenado la reapertura de la conocida prisión, cerrada desde 1963, con el fin de albergar a los delincuentes “más violentos”, entre los que estuvo el propio Al Capone.
Donald Trump no busca una prisión segura para los delincuentes más peligrosos, busca un nuevo decorado en su política populista de mano dura. Convertir la prisión más famosa del siglo XX en un símbolo de orden y castigo, es en 2025 una performance. Reabrir Alcatraz no reducirá el crimen, pero sí refuerza una narrativa autoritaria que confunde nostalgia carcelaria con eficacia.
La cárcel de Al Capone
Alcatraz es un mito de las políticas punitivas pero que, revisando sus estadísticas, estuvo lejos de ser inexpugnable, mientras otras prisiones federales de máxima seguridad más modernas sí que pueden presumir de 0 fugas en su historial. En medio de la bahía de San Francisco, sobre una roca escarpada azotada por la niebla y las corrientes marinas, se alza una de las instituciones penales más icónicas del siglo XX, también conocida como “La Roca”. La isla fue inicialmente utilizada como fortaleza militar a mediados del siglo XIX, para posteriormente convertirse en prisión militar. Sin embargo, no fue hasta 1934 cuando se inauguró como penitenciaría federal de máxima seguridad, destinada a albergar a los criminales más peligrosos y difíciles de controlar del país.
Durante sus 29 años de funcionamiento (1934-1963), Alcatraz acogió a 1.576 presos. No era una prisión masiva, sino selectiva: recibía a reclusos que habían causado problemas en otras instituciones penitenciarias. Las condiciones eran estrictas: celdas individuales, trabajo forzado, silencio prolongado, vigilancia constante y una separación total entre los internos. Al Capone, fue el preso número 85, y permaneció allí cuatro años, entre noviembre de 1934 y enero de 1939. También ocupó una de las celdas George “Machine Gun” Kelly, uno de los gánsteres más temidos de la era de la Prohibición, famoso por secuestros y robos a mano armada.
Aunque la gran presa que se cobró el FBI fue Alvin Karpis el prisionero que más tiempo estuvo en Alcatraz. Karpis fue uno de los criminales más notorios de la era de la Depresión en Estados Unidos, y el único de los llamados "enemigos públicos número uno" que fue capturado vivo por el FBI de J. Edgar Hoover. Karpis fue líder de la banda Karpis-Barker, responsable de asaltos a bancos, robos a mano armada, secuestros y asesinatos durante los años 30. Estuvo implicado en el secuestro del banquero William Hamm y del industrial Edward Bremer, ambos casos de gran repercusión mediática. 26 años después de su ingreso, fue trasladado a McNeil Island.
Huidas de película
Rodeada por aguas heladas y corrientes traicioneras, Alcatraz fue diseñada para ser inescapable. Sus muros de hormigón armado, su aislamiento geográfico y su riguroso régimen disuadían cualquier intento de fuga, sin embargo 36 presos intentaron escapar en 14 intentos distintos. De ellos, 23 fueron capturados con vida, 6 murieron durante la fuga y 5 desaparecieron y nunca fueron encontrados.
La huida más famosa ocurrió el 11 de junio de 1962, cuando Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin ejecutaron una de las fugas más ingeniosas de la historia penitenciaria. Con cucharas metálicas limadas, cabezas falsas fabricadas con una especie de papel maché para engañar a los guardias y una balsa improvisada hecha con impermeables robados, escaparon por los conductos de ventilación y desaparecieron en la oscuridad de la bahía. Aunque el FBI concluyó en 1979 que probablemente murieron ahogados, sus cuerpos nunca fueron encontrados, y su destino sigue siendo un misterio alimentado por cartas anónimas, teorías conspirativas y recreaciones cinematográficas.
Otra fuga violenta fue la de 1946, conocida como la Batalla de Alcatraz, en la que seis presos armados tomaron control parcial del penal durante dos días. El intento fracasó, y dejó un saldo de tres presos y dos guardias muertos, así como varias condenas a muerte.
En 1963, la prisión cerró sus puertas. El alto coste de mantenimiento y los problemas estructurales hicieron inviable su continuidad. Hoy, es un parque nacional y una de las atracciones turísticas más visitadas de San Francisco.