Solo 5 días de comida basura pueden desencadenar la obesidad en tu cerebro
Un nuevo estudio explica el importante papel del cerebro en el desarrollo de la obesidad.

Los alimentos ultraprocesados y ricos en calorías, como las patatas fritas o chocolatinas, desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la obesidad. Sin embargo, hasta ahora no estaban claros sus efectos en el cerebro. Una reciente investigación publicada en la revista Nature Metabolism ha descubierto un sorprendente hallazgo: incluso el consumo a corto plazo de estos alimentos pocos saludables puede reducir significativamente la sensibilidad a la insulina en el cerebro de personas sanas.
Stephanie Kullmann, profesora de Neuroimagen Metabólica de la Universidad de Tubinga, en Alemania, expone en un artículo en The Conversation "el importante papel del cerebro en el desarrollo de la obesidad".
Según explica, en personas sanas, la insulina ayuda a controlar el apetito en el cerebro. Sin embargo, "en las personas con obesidad, la insulina pierde su capacidad para regular los hábitos alimenticios, lo que provoca resistencia a la insulina".
En el cerebro, la insulina "también indica al cuerpo que coma menos al reducir la ingesta de alimentos", indica Kullmann, de ahí la importancia de esta investigación que detalla cómo "las personas con resistencia a la insulina cerebral experimentan más antojos de comida y tienen más grasa abdominal".
Además, el estudio revela que "los signos de una menor sensibilidad a la insulina en el cerebro ya se pueden observar mucho antes de que hablemos de obesidad". Es decir, que no es necesario tener un índice de masa corporal superior a 30 para tener resistencia a la insulina cerebral.
En el experimento llevado a cabo, los investigadores pudieron comprobar que "solo cinco días después de consumir 1.500 calorías adicionales, consistentes en chocolatinas y patatas fritas, la sensibilidad a la insulina en el cerebro de los participantes del estudio se redujo drásticamente". Curiosamente, indica Kullmann, estos síntomas solo se habían observado con anterioridad en personas obesas.
Esta resistencia a la insulina cerebral se pudo observar en resonancias magnéticas realizadas incluso una semana después de que los participantes retomasen su dieta normal. A pesar de que no hubo un aumento de peso significativo, "el corto período fue lo suficientemente largo como para permitir que la grasa hepática aumentara significativamente".
Según la autora principal del estudio, "parece que la obesidad no se debe solo a una mala alimentación y a la falta de ejercicio. También tiene mucho que ver con la adaptación de la respuesta a la insulina del cerebro a los cambios a corto plazo en la dieta antes de que se produzca un aumento de peso".
A la hora de corregir la resistencia a la insulina en el cerebro, Kullmann apunta que hay estudios que demuestran que hacer ejercicio regularmente durante un tiempo específico restaura la sensibilidad a la insulina en el cerebro en personas con sobrepeso y obesidad, por lo que "se puede suponer que esto también podría aplicarse a personas con peso normal".