Sebastián Edwards: “En Chile, con los Chicago boys, la flotación entre bandas demoró unos 10 años en bajar la inflación a dos dígitos”

Flotación entre bandas, ¿el camino para bajar la inflación? Libre mercado, ¿la nueva hegemonía en América Latina? Lecciones para la Argentina de Milei. Edwards hizo su análisis

Abr 27, 2025 - 04:40
 0
Sebastián Edwards: “En Chile, con los Chicago boys, la flotación entre bandas demoró unos 10 años en bajar la inflación a dos dígitos”

“En Chile, el equipo inicial de los Chicago boys tuvo una obsesión por llegar a un dígito muy rápido y se produjo un atraso cambiario bestial que terminó en una crisis muy profunda en 1982”, dice. “El nuevo equipo de Chicago boys no tuvo la obsesión de la inflación de un dígito. Prefirió que no hubiera atraso cambiario y estuvo dispuesto a convivir con una inflación del 20 o 25 por ciento por año siempre que la economía creciera al 6 o 7 por ciento por año”, detalla. “En Chile, la flotación entre bandas demoró unos 10 años en bajar la inflación a dos dígitos, y otros 10 años para bajarla a un dígito”, desarrolla. “Con Allende, la inflación era del mil por ciento. A fines de los 70, la pobreza en Chile era del 60 por ciento y la inflación, del 400 por ciento. En la segunda o tercera década del siglo XXI, Chile llega a tener inflación de 4 o 5 por ciento por año y niveles de pobreza de 6 por ciento por año: ése es el gran avance de Chile”, subraya. “Si este programa resulta y la Argentina tiene éxito, va a ser imparable”, enfatiza y agrega. “Eso va a poner presión sobre el dólar hacia abajo y se va a apreciar el peso. Hay que empezar a pensar cómo manejar ese momento. Si entra todo el dinero de golpe, el peso se aprecia de golpe y muchos emprendimientos de exportación quiebran. Eso es lo que Chile logró manejar con mucho éxito”, compara. “La Argentina tiene una larga historia de discusión y de análisis muy profundo sobre el tema del atraso cambiario. Están los trabajos de Roque Fernández, de Carlos Alfredo Rodríguez, de un joven Pablo Guidotti, de Pedro Pou, Mario Blejer: toda gente de primerísimo nivel. O la gente de Fiel”, señala e insiste: “Hay que tomar ese acervo de conocimiento para poder pensar qué hacer en los próximos meses”.

Con Allende, la inflación era del mil por ciento. A fines de los 70, la pobreza en Chile era del 60 por ciento y la inflación, del 400 por ciento. En la segunda o tercera década del siglo XXI, Chile llega a tener inflación de 4 o 5 por ciento por año y niveles de pobreza de 6 por ciento por año: ése es el gran avance de Chile

“Cuando la banda es vulnerable hacia arriba, lo que tiene que hacer el Banco Central es vender dólares, pero no tiene dólares infinitos”, alerta. “Por eso hay dos cosas muy importantes que ha hecho el gobierno argentino. Primero, déficit cero, es decir, superávit fiscal. En segundo lugar, un préstamo de un programa con el Fondo que está muy bien diseñado, muy bien negociado”, señala. “Para evitar la apreciación del peso junto con el dólar, Chile definió la banda con una canasta de monedas”, compara. “Dentro del libre mercado, Chile y Perú posiblemente tienen las políticas más libertarias. Y ahora la Argentina está moviéndose en esa dirección, o quizás incluso, la está superando”, observa. “Chile pasó de tener un coeficiente GINI muy alto, 0.50, a uno de 0.43 o menos: mientras más alto, más desigual. Se redujo la desigualdad pero sigue siendo el segundo país más desigual de los países de la OCDE”, advierte. “En Chile, los Chicago boys descuidaron completamente el tema de la desigualdad”, cuestiona. “Pensaban que si la pobreza desaparece, no es importante cuál sea la desigualdad. Pero esa idea es un gran error. Cuando la economía se desacelera, la desigualdad empieza a notarse”, analiza. “El equipo económico de la democracia estaba liderado por un economista extraordinario, Alejandro Foxley, que durante la dictadura había sido un líder de la oposición a los Chicago boys”, cuenta. “Pero Foxley entendió que el modelo de los Chicago boys tenía éxito y la economía estaba creciendo hacía tres o cuatro años al 6 o 7 por ciento. En vez de seguir oponiéndose al modelo de los Chicago boys, Foxley lo adopta con ciertos cambios en la política social”, concluye. Sebastián Edwards

El respetado economista chileno Sebastián Edwards estuvo en La Repregunta desde Estados Unidos, donde vive hace cuarenta años. Edwards es doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Es profesor titular de la cátedra Henry Ford de Economía Internacional en la Universidad de California, en Los Ángeles. El foco de su trabajo es macroeconomía, economía internacional y desarrollo económico. Fue economista jefe para América Latina del Banco Mundial y asesor económico del exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger, junto a Milton Friedman. Es autor de El proyecto Chile. La historia de los Chicago Boys y el futuro del neoliberalismo, entre otros.

Flotación entre bandas, ¿el camino para bajar la inflación? El doble miedo, devaluación vs atraso cambiario. Un problema futuro: ¿cómo puede afectar la entrada de dólares de golpe y en cantidad? Los Chicago boys y el modelo chileno. ¿Friedman vs. Pinochet? El vínculo entre libre mercado y democracia. Logros y deuda del libre mercado chileno. Desigualdad versus pobreza: cómo Chile bajó la desigualdad pero todavía no alcanza. Libertarios y desigualdad. Libre mercado, ¿la nueva hegemonía en América Latina? Lecciones para la Argentina de Milei. Edwards hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Flotación entre bandas, ¿cómo funcionaron en Chile y qué lecciones deja para la Argentina?

-El tema es la flotación entre bandas, una flotación con un cierto acotamiento de la libertad en el precio del dólar. Se implementó en Chile en la década del ’80 y ’90, y hay economistas argentinos que comparan al actual proceso argentino con aquel proceso chileno. ¿Podría describir en qué contexto se tomó esa decisión y qué problemas tenía Chile en su macroeconomía en aquel momento?

-Sí, Chile tuvo esa experiencia. No fue el primer país del mundo. Antes de adoptar el euro, la Unión Europea tuvo unas bandas que se llamaban “la serpiente”, dentro de la cual se movían los tipos de cambio. Pero eran unas bandas muy estrechas. Chile tiene una historia muy parecida a la de la Argentina hasta cierto punto. En los años ´70s la inflación era muy alta. Ahí se adoptó la estrategia de la tablita, muy similar a la de Martínez de Hoz en la Argentina. Y eso resultó en un tremendo fracaso, con una mega devaluación a principios de los ´80, en 1982, y con un período de penuria muy grande y un aumento de la inflación. Ahí se dio un cambio de equipo económico: de un equipo de Chicago boys tradicionales y ortodoxos por Chicago Boys también, con la misma visión pro mercado, pero jóvenes, que fueron mucho más pragmáticos. Ellos lograron que la economía chilena se mantuviera con una inflación en torno al 20 o 25 por ciento cuando termina la dictadura.

-¿A cuánto llegaba esa inflación alta de Chile a fines de los ´70 y principios de los ´80, y a qué niveles de pobreza?

-Cuando termina el gobierno del doctor Salvador Allende, que es derrocado en un golpe de Estado muy cruento en septiembre del año 73, la inflación superaba el 1000 por ciento por año. Anualizada en un período de seis meses, era como de 1500 por ciento. Además, había mercados negros generalizados y era muy difícil encontrar muchos productos. Si uno tomaba los precios del mercado negro donde había transacciones, la inflación era casi de 2 mil por ciento por año. Una vez que empieza la dictadura, baja un poco la inflación, pero queda estancada en torno a 400 por ciento por año. Es ahí donde se adopta la tablita. El dólar: el gran quid de la cuestión en la economía argentina

-¿Y los niveles de pobreza?

-En esa época, no se medía la pobreza como se mide ahora. Pero el cálculo es de una pobreza del 60 por ciento en ese momento. Saltamos adelante, en la segunda o tercera década del siglo XXI, Chile llega a tener inflación de 4 o 5 por ciento por año y niveles de pobreza de 6 por ciento por año: ése es el gran avance de Chile. Entremedio, se recurrió a una banda cambiaria que tuvo mucho éxito. Fue bien administrada. Pero hay que entender que fue adoptada en una situación diferente a la Argentina. Y no hay que olvidarlo.

-¿Cuál es esa situación diferente?

-Sigo a la Argentina con mucho interés. La preocupación de muchos analistas argentinos, al menos inicialmente, es que la banda argentina que se acaba de implementar pueda ser vulnerada hacia arriba, que se deprecie el peso y sobrepase el límite superior. Cuando Chile adopta la banda, la preocupación era que se vulnerara la banda hacia abajo, que el peso se fortaleciera demasiado y por tanto, hiciera que las exportaciones dejaran de ser competitivas en un país que había apostado a cambiar de modelo hacia un modelo exportador. La gran preocupación era evitar esta vulneración de la banda hacia abajo. Ahora, las bandas son asimétricas. Evitar que se vulnere hacia abajo es mucho más fácil que evitar que se vulnere hacia arriba. ¿Por qué? Porque si se va a vulnerar hacia abajo, lo que tiene que hacer el Banco Central es comprar dólares, lo cual puede hacer emitiendo pesos. Después puede decidir si esteriliza o no esteriliza los pesos, pero emitiendo puede comprar cantidades enormes de dólares. Cuando la banda o el mercado cambiario es vulnerable hacia arriba, lo que tiene que hacer el Banco Central es vender dólares, pero no tiene dólares infinitos. Por eso hay dos cosas muy importantes que ha hecho el gobierno argentino. Primero, déficit cero, es decir, superávit fiscal. En segundo lugar, un préstamo de un programa con el Fondo que está muy bien diseñado, muy bien negociado y es récord en la historia del Fondo en relación a cuánto se pone a disposición del país en forma inicial. Y en tercer lugar, la declaración del Secretario del Tesoro Scott Bessent en relación a que Estados Unidos estaría dispuesto a usar el Fondo de Estabilización Cambiaria que fue establecido en el año 34. Fue usado en la crisis mexicana de los zapatistas en el año ´92. Van a poner a disposición ese fondo si acaso hubiese algún ataque especulativo y no justificado, sobre el peso.

Argentina, entre el miedo a la devaluación y el miedo al “atraso” cambiario. ¿Cómo lo resolvió Chile?

-Volvamos a esos dos miedos que se dan en el contexto de una flotación entre bandas. Hoy en la Argentina están funcionando los dos miedos al mismo tiempo. Hay un miedo histórico, que es que el dólar se dispare y se deprecie la moneda y que el Banco Central no cuente con reservas suficientes como para intentar frenar esa corrida vendiendo dólares. Y también está el miedo contrario, como usted explicaba: que el peso se aprecie y eso impacte en otras variables de la economía, por ejemplo, en un proyecto exportador. En relación a ese punto de un dólar que baja y llega al piso de la banda, el miedo más desconocido para los argentinos, usted plantea que los gobiernos y los bancos centrales tienen un arma que es la emisión de pesos para comprar dólares. Sin embargo, este Gobierno se ha puesto un objetivo que es superávit y emisión cero. ¿Ese objetivo vuelve más remota la posibilidad de intervenir en el mercado para comprar dólares? Y en tal caso, si es así, ¿qué impacto tiene?

-Sí y no. El proyecto de emisión cero pone una restricción adicional, pero no significa que no pueda comprar nada porque la emisión cero es neta. Esto es algo que hemos visto en la historia económica global muchas veces. El caso más profundo y más conocido es el caso de China. Durante años, los chinos tuvieron demasiados dólares porque tenían un superávit de exportaciones. Compraban esos dólares para mantener primero el tipo de cambio 8,21 yuan y después, un poquito más apreciado. Pero después esterilizaban emitiendo notas o letras del propio banco de China. Eso es algo que el Banco Central argentino está acostumbrado a hacer, emitir para poder neutralizar. Hay una situación restrictiva porque tampoco quieres que el Banco Central emita demasiada letra ni para para esterilizar, pero se puede hacer. Volviendo a la historia de Chile, para evitar que se aprecie el peso en aquel momento, Chile puso restricciones o controles de capital a la entrada de dólares. En la Argentina, esa situación aún no ha surgido. En los últimos años, los controles y el cepo eran para que no salga dinero. En Chile ya había salido. Luego, se estabiliza la situación, vuelve la democracia, es derrotada la dictadura. El país está creciendo al 6 o 7 por ciento. Hay mucha inversión extranjera y el dinero entra a Chile pero entra demasiado rápido. Entonces, se hacen dos cosas. Una está lejos de la Argentina. La otra es interesante. Se hacen controles a la entrada muy creativos, y luego muchos países los copian. Pero además, la banda de flotación se establece con respecto a una canasta de monedas y no sólo con respecto al dólar. Durante la convertibilidad, uno de los problemas de la Argentina es que Mingo (NdelE: Domingo Cavallo) fija 1 a 1 con el dólar. Pero el dólar empieza a apreciarse en el mercado internacional con respecto al franco suizo, al euro, la libra esterlina, etcétera. Entonces, el peso, que estaba fijo con el dólar, empieza a apreciarse junto con el dólar. Para evitar ese efecto, Chile definió la banda con una canasta de monedas. Si este programa resulta y la Argentina tiene éxito, va a ser imparable. Va a ser lo que siempre debió ser, una potencia mundial imparable. Hay cálculos de cuánto dinero los argentinos y la Argentina tienen en el exterior. Mucho de ese dinero va a querer volver a la Argentina. Eso va a poner presión sobre el dólar hacia abajo y se va a apreciar el peso. Eso todavía no ha sucedido, pero si la Argentina avanza con mucho éxito, no se puede descartar. Por tanto, hay que empezar a pensar cómo manejar ese momento. El tema es que no entre el dinero todo de golpe. Si entra todo de golpe, el peso se aprecia demasiado y de golpe y muchos emprendimientos de exportación quiebran. Se produce un gran problema económico. Eso es lo que Chile logró manejar con mucho éxito. Pero es adelantarnos un poco a la historia de la Argentina. Yo estoy muy optimista en relación a la Argentina, esa es la verdad.

Dentro del libre mercado, Chile y Perú posiblemente tienen las políticas más libertarias. Y ahora la Argentina está moviéndose en esa dirección, o quizás incluso, la está superando

-Las objeciones de algunos economistas y también de parte de la oposición es que en este esquema de bandas, cuando el dólar está cerca del piso, está “atrasado”. Antes, era por la intervención del Gobierno que lo mantenía pisado. Esta flotación entre bandas, ¿es una transición con una libertad de mercado cambiario limitada que justifica sostener que hay cierto poder de intervención del Estado en ese precio?

-Sí. Por definición, la banda tiene dos instancias de intervención clave: en el techo, cuando hay que vender dólares, y en el piso, cuando hay que comprar dólares. Y no hay que sorprenderse: ésa es la definición de la banda. Es una decisión transitoria deliberada que han usado los países para poder transitar una situación compleja: la salida de una crisis profunda hacia una situación de normalidad, cuando se deja que el mercado funcione en forma libre. La Argentina tiene una larga historia de discusión y de análisis muy profundo sobre el tema del atraso cambiario. Si uno va hacia atrás varias décadas, están los trabajos de Roque Fernández, de Carlos Alfredo Rodríguez, de un joven Pablo Guidotti, de Pedro Pou, Mario Blejer: toda gente de primerísimo nivel. O la gente de Fiel. Todos han estudiado el tema con mucha seriedad con mucho interés y con mucha mucha seriedad. Hay que tomar ese acervo de conocimiento para poder pensar qué hacer en los próximos meses.

Chile y los Chicago boys. ¿Cuánto tardaron en bajar la inflación? ¿Por qué la obsesión por llegar a un dígito muy rápido no funcionó?

-¿Qué efecto tuvo ese nuevo programa económico chileno con la flotación cambiaria entre bandas que arranca a mediados de los ´80? ¿En cuánto tiempo logró llevar la inflación anual a un número razonable? ¿Y cuál es ese número?

-El número razonable es una inflación en torno del 3 por ciento. Es la meta del Banco Central de Chile. Hoy está por encima de eso. Y siguen trabajando para reducir a ese nivel.

-¿Pero cuánto tardó en bajar de una inflación de 400 por ciento a dos dígitos anuales, al menos?

-El programa con flotación entre bandas demoró cerca de diez años en bajar la inflación a dos dígitos, y otros diez años para bajarla a un dígito. Lo que sucedió fue lo siguiente: el equipo inicial de los Chicago Boys tuvo una obsesión por llegar a un dígito muy rápido. Y ahí es cuando usaron la tablita y después, el tipo de cambio fijo, algo equivalente a la convertibilidad argentina con la diferencia de que no era 1 peso chileno igual a 1 dólar sino que 39 pesos chilenos igual a 1 dólar. Y ahí se produjo un atraso cambiario bestial que terminó en una crisis muy profunda en 1982. El nuevo equipo no tuvo la obsesión de la inflación de un dígito. Preferían que el tipo de cambio no estuviera atrasado, que no hubiera atraso cambiario. Estaban dispuestos a convivir con una inflación del orden del 20 o 25 por ciento por año siempre que la economía creciera al 6 o 7 por ciento por año. Eso dura hasta la llegada de la democracia, en 1990, cuando se derrota la dictadura. El plan sigue adelante y lentamente empieza a caer la inflación todavía más. Con el éxito económico y el éxito político de una transición a la democracia, entran muchos capitales. Ahí se empieza a apreciar el tipo de cambio pero le ponen un piso: controlan un poco la entrada de dólares para que no vayan tan rápido hacia el piso. Y la inflación converge a mediados o fines de los ´90, cuando se adopta un sistema de metas de inflación que ancla a la inflación chilena en el orden del 3 por ciento, y que ha tenido bastante éxito.

-¿La flotación pasa a ser libre y se sacan las bandas?

-Sí, las bandas primero empiezan a abrirse y se van haciendo todo tipo de cosas para introducirle más flexibilidad, incluyendo lo que te comentaba: definirlas en torno a una canasta de monedas en vez de solamente en relación al dólar. Chile, al igual que la Argentina, tiene sus exportaciones muy diversificadas. En el caso de Chile, un tercio de las exportaciones van a China; otro tercio, a los Estados Unidos y al resto, el otro tercio. Se van abriendo las bandas hasta que se sacan completamente, aunque ha habido períodos de intervención, pero son intervenciones muy anunciadas y muy claras. Por ejemplo, se anuncia que se van a comprar 20 millones de dólares por día o se van a vender no más de 25 millones de dólares por día por tres meses.

-¿Cuando cuando cambia el proceso de bandas más fijas a una libre flotación?

-A fines de los ´90, ya hay libre flotación.

¿Milton Friedman vs. Pinochet? ¿Por qué siguió el plan económico de los Chicago boys con el regreso de la democracia?

-Es muy interesante el proceso chileno y el rol de los Chicago Boys. Uno de los próceres económicos de Javier Milei es Milton Friedman. La historia de los Chicago Boys está muy unida a Friedman: hay un vínculo entre ese gran profesor de la Universidad de Chicago y estas generaciones de economistas. El cambio de gestión económica que se dio de la dictadura de Pinochet a la llegada de la democracia en Chile en 1990, con los gobiernos de la Concertación de centroizquierda, ¿produjo una disrupción del modelo económico de esa segunda generación de Chicago Boys, que se suele tachar de “neoliberal” como si fuera un estigma? ¿Hay una ruptura y un abandono de ese modelo en democracia o hay una continuidad?

-Hay una disrupción pero diferente a la que uno hubiese pensado. Es el tema que trato en mi último libro. Hay tres o cuatro puntos para analizar. Lo primero es que no hay nada más seductor que el éxito. Y cuando llega la democracia, el equipo económico de la democracia es un equipo muy pragmático, de alto nivel profesional. Estaba liderado por un economista extraordinario llamado Alejandro Foxley, que durante la dictadura había sido un líder de la oposición a los Chicago boys. Pero Foxley entiende que el modelo de los Chicago boys finalmente tenía éxito, que la economía estaba creciendo hacía tres o cuatro años al 6 o 7 por ciento. En vez de seguir oponiéndose al modelo de los Chicago boys, Foxley lo adopta con ciertos cambios en la política social. Por ejemplo, se permite mayor rol de los sindicatos, que habían estado muy restringidos durante la dictadura, y se da mayor red de apoyo social. Pero se adopta el modelo y no se vuelve atrás con ninguno de los proyectos importantes de la dictadura: el éxito de ese modelo económico seduce a estos economistas. La segunda cosa es que Friedman, que era muy libertario en la parte económica, también era muy libertario en lo que a democracia se refería. En mi libro, rescato de los archivos una carta que Friedman le escribe a Pinochet exigiéndole la liberación de presos políticos de la dictadura y le dice: “yo me reuní con usted para hablar de libertad económica, pero la libertad económica no existe si no hay libertad política. Y usted tiene preso al señor Fernando Flores, ex ministro de Hacienda de Allende, sin debido proceso. Le exijo que lo libere”. Entonces, hay una continuidad del modelo económico que se enfoca bien con la democracia y con el regreso al sistema más democrático.

En Chile, los Chicago boys descuidaron completamente el tema de la desigualdad. Pensaban que si la pobreza desaparece, no es importante cuál sea la desigualdad. Pero esa idea es un gran error. Cuando la economía se desacelera, la desigualdad empieza a notarse

-Es importante esa aclaración que hace sobre Friedman, porque siempre se le reprochó la visita que hizo en 1975 a Chile y el encuentro con Pinochet. Recibió muchos cuestionamientos por eso. Se consolidó una asociación muy directa entre dictadura chilena y el plan económico de los Chicago boys, como si hubiera una relación necesaria entre una y otra cosa.

-Eso se ha dicho mucho. Yo fui colega de Friedman en el consejo de Arnold Schwarzenegger, cuando el actor era gobernador de California. Hablé muchas veces con él sobre su viaje a Chile. Para Friedman, fue una espina que tuvo que soportar hasta el final de su vida. Pero la verdad es que él fue muy duro con el aspecto de violación de derechos humanos y de retraso en el regreso a la democracia de parte de Pinochet. Y en los archivos está esa carta donde exige que Pinochet libere a Fernando Flores, que termina en Estados Unidos siendo profesor en la Universidad de Berkeley.

Libertad de mercado, ¿el nuevo paradigma hegemónico en América Latina? De Chile a la Argentina de Milei

-Desde la Argentina, Chile es vista como una democracia que desde 1990 a la actualidad ha logrado una macroeconomía saneada, una racionalidad macroeconómica con una voluntad de sostener el equilibrio fiscal y el crecimiento no importa quién está en el poder, desde la Concertación de centro izquierda hasta la derecha de Sebastián Piñera y la izquierda, como en el caso del gobierno de Boric. ¿Cuál es el resultado después de cuarenta años de aplicación de ese modelo? ¿Y dónde presenta desafíos hoy?

-La inflación baja es un logro muy importante. La gente lo exige y está acostumbrada a la inflación baja. Cuando le digo a los jóvenes en Chile que yo estaba vivo cuando la inflación era de 1000 por ciento, algo que los argentinos pueden imaginar pero los chilenos ya no, no me creen. Para ellos, es tan inverosímil como decirles que yo también viví cuando no había teléfonos celulares y no había Google. No pueden imaginar la vida de esa manera. La estabilidad y la baja inflación es un logro muy importante. Y hay un compromiso total con un sistema en que la economía funciona en base a las exportaciones. En ese sentido, la política tarifaria de Trump es muy traumática para Chile. Ven que el mundo está volviéndose en contra de esta vocación que el país ha tomado. No tengo esperanza en que esta locura de las tarifas se solucione pronto y en que volvamos a un nuevo normal que sea normal y que no sea más normal que nuevo.Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo ingresan al Ministerio de Economía tras reunirse con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, el lunes 14 de abril de 2025

-Esta concepción macroeconómica que se identificó en Chile con los Chicago boys, ¿permeó en América Latina? Se puede ver otra economía que logró salir de la encerrona de las hiperinflaciones, como la economía peruana, que también logró una estabilidad muy envidiable para los argentinos. O aún la economía de Boric, de izquierda. ¿Usted diría que en esos países como Perú o en el Chile que continúa hasta la actualidad y también en otras en otros países como Brasil o como Uruguay, las ideas básicas de libertad de mercado, de autonomía del Banco Central, de apertura económica, que definen al modelo “neoliberal” de los Chicago Boys en realidad es un modelo que ha funcionado en otros países que no necesariamente se identificaron con esa generación de economistas?

-Soy un gran convencido de que para organizar la manera de pensar, uno puede armar cestas y poner las ideas o incluso las personas en distintos canastos. En economía o política económica, hoy día toda América Latina está en un gran canasto que es mercados, apertura y estabilidad financiera, con ciertas variantes. Las excepciones son Venezuela y Nicaragua. Pero el resto, todos los países entran en esas cestas o canastas, incluso AMLO, que mantuvo esas bases. Hay que recordar que hace no mucho tiempo, veinticinco años atrás, se pensaba que la inflación del 40 por ciento era perfectamente buena para América Latina: esa era la grasa que iba a permitir que el motor económico funcionara bien. Hoy no hay ningún país, con las excepciones de Nicaragua y Venezuela, que piense que es aceptable una inflación del 40 por ciento. No hay ningún país que piense que 10 por ciento de inflación anual es aceptable. En términos de apertura, nadie está hablando de las grandes siderúrgicas, de las grandes protecciones del doctor (Raúl) Prebisch. Nadie está hablando de producir a un costo exorbitante. Es cierto que en la Argentina todavía hay gente que tiene esa nostalgia. También en Colombia. Pero son ideas muy minoritarias. Ahora bien, dentro de esta cesta de libre mercado, hay cestas más pequeñas: Chile y Perú posiblemente tienen las políticas más libertarias. Y ahora la Argentina está moviéndose en esa dirección, o quizás incluso, la está superando. Yo soy muy optimista ahora con la Argentina. Si les va bien, que les está yendo bien, si siguen por el camino y tienen suerte porque, la suerte es muy importante, la Argentina va a ser en economía similar a lo que es la Argentina para el fútbol. Es decir, el mejor e imparable. Cuando digo esto, mis amigos brasileros se molestan mucho.

Chicago boys, del crecimiento a la baja de la pobreza. ¿Y la desigualdad? ¿Qué pasó en Chile?

-La crisis de 2019 en Chile puso el dedo en la llaga de las deudas sociales en un país que tenía resuelta su estabilidad macroeconómica y su crecimiento. ¿Cuánto de diagnóstico acertado había en esas demandas? ¿O en realidad encierran algún tipo de opacamiento de otros logros? Porque en Chile, se dio una mejora salarial de los sectores más vulnerables y una reducción de la desigualdad, aunque la desigualdad todavía es un tema.

-Escribo intensamente de eso en mi último libro. Hubo un descuido muy importante en relación a la distribución del ingreso, y ése es un descuido deliberado o casi deliberado de parte de algunas personas de la Universidad de Chicago: pensaban que si la pobreza desaparecía, no es importante cuál sea la desigualdad. Recuerda que en Chile se pasa del 60 por ciento de pobreza al 6 por ciento, es decir, se reduce a 1 décimo. Minimizar la desigualdad es un gran error. Cuando la economía se desacelera y pasa de crecer al 5 o 6 por ciento por año para crecer sólo al 2,5 por ciento, la desigualdad empieza a notarse más porque ahora no todos los botes están subiendo tan rápido. Y además, la desigualdad en Chile es diferente a la desigualdad en la Argentina en algunos aspectos: en Chile también hay una desigualdad que yo llamo “desigualdad horizontal o de trato”. Chile es un país bastante más clasista y racista que la Argentina. Por tanto, hay esta desigualdad de trato que se ve en que, seamos sinceros, la gente de tez más blanca no trata bien a los morenos. En parte, la rebelión fue por esta desigualdad vertical muy alta entre los que más ganan y los que ganan menos, que es muy alta en Chile como también lo es en la Argentina y en toda América. Además, el Estado no soluciona eso. Chile es uno de los países en la OCDE donde antes de impuestos y después de impuestos la desigualdad es prácticamente la misma. Antes de impuestos, Chile es como Gran Bretaña en desigualdad. Pero después de impuestos, Gran Bretaña es mucho más igualitaria, y en Chile sigue siendo igual de desigual. Hay esta desigualdad de ingreso y desigualdad de trato, con clases medias emergentes que sienten que son tratados sin dignidad. Por algo en Chile, durante la revuelta, a la Gran Plaza la llamaron Plaza de la Dignidad.

-Los libertarios sostienen que no es importante la desigualdad sino la pobreza. En la medida en que todos salgan de la pobreza, la desigualdad entre los sectores del nivel socioeconómico más bajo y los de más arriba no es tan relevante, porque, en definitiva, los sectores más vulnerables están en niveles mejor consolidados de estándar de vida. ¿Qué piensa sobre eso?

-Se puede pensar que eso es lo ideal o que tiene que tiene relación con ciertas posturas de filosofía moral. Pero ahora que tenemos que recordar a ese gran argentino, el Papa Francisco, hay debilidad y la envidia es una falta o un pecado y la realidad es que aunque los libertarios no crean que no es importante, la desigualdad sí es importante. Si la descuidas, te puede pasar lo que pasó en Chile, tener una revuelta de ese tipo. Se puede sostener que mientras todos suban y dejen de ser pobres, debiéramos estar todos felices. Debiéramos, pero la verdad de las cosas es que la envidia existe, la desigualdad se nota y es importante. Y debiéramos introducirla y considerarla en el diseño de nuestra política. Es una de las fallas que tuvieron los Chicago boys en Chile: descuidar completamente el tema de la desigualdad.Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda de Chile

-Hay un trabajo de Rodrigo Valdés, el economista chileno que fue también ministro de Hacienda en Chile durante el gobierno de Bachelet.

-Entiendo que es un adversario del presidente Milei.

-Sí, Valdés está en el Fondo Monetario Internacional (NdelE: es el director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI) y tuvo que hacerse a un costado porque había mucha tensión en ese vínculo. Valdés tiene un trabajo de hace unos años donde muestra que desde 1990 hasta 2015, aproximadamente, los ingresos de los sectores más altos de Chile habían crecido significativamente, un 220 por ciento, pero los ingresos de los deciles más bajos había aumentado 480 por ciento. ¿Eso demuestra que en Chile hubo crecimiento y la desigualdad también se fue reduciendo, aunque permanece?

-Para mediar desigualdad, los economistas usamos una métrica que es bien complicada de interpretar, el coeficiente de Gini. Y Chile pasó de tener un coeficiente muy alto, 0.50, a uno de 0.43 o menos: mientras más alto, más desigual. Significa que se redujo la desigualdad. Pero si uno mira Gran Bretaña o Canadá, o los países de Europa, sin llegar a los nórdicos, países como Francia, ese coeficiente es de 0.32 o 0.31. Es decir, Chile sigue siendo el segundo país más desigual de los países de la OCDE. El primero más desigual es Colombia o México. Sí ha mejorado ese tema pero sigue habiendo gran desigualdad y cuando el crecimiento se estanca o pasa de 6 a 2,5 por ciento, se nota más y las familias empiezan a vivir en una situación de más estrechez. Y eso es parte de lo que sucedió en Chile.