El futuro de la Iglesia: los interrogantes de la sucesión de Francisco y un cónclave complicado

Cardenales de 71 países deberán elegir al próximo papa en una fragmentación jamás vista que anticipa un debate difícil; muchos de ellos nunca se vieron las caras

Abr 27, 2025 - 04:40
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El futuro de la Iglesia: los interrogantes de la sucesión de Francisco y un cónclave complicado

ROMA.- ¿Y ahora qué? Pasado el momento solemne del funeral del papa Francisco, que nadie esperaba tan espectacular y mientras aún resuenan las palabras muy lindas -llenas de elogios- pronunciadas por el cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, de 91 años, en su misa de despedida, se abre la etapa más difícil de la “sede vacante”, como se llama la etapa de vacío de poder que empieza con la muerte de un pontífice.

Ya no hay que decidir cuestiones logísticas como qué cardenales estarán en el rito de cierre del cajón o quién celebrará las demás misas de los “novendiales”, en sufragio del alma del pontífice muerto, como ocurrió en las primeras cuatro congregaciones de la semana pasada.

A partir de este lunes, cuando se reanudarán las reuniones pre-cónclave, en las que pueden participar los 252 integrantes del Colegio Cardenalicio, mayores y menores de 80, deberán enfrentarse a las cuestiones cruciales. ¿Qué tipo de papa necesita la Iglesia ahora, después del disruptivo reinado de un papa informal y espontáneo -como dijo Re en su homilía-, como el que llegó desde el fin del mundo? ¿Optarán por un candidato de continuidad, que lleve adelante sus procesos, o de transición?El cardenal y secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin

No es una cuestión fácil y aunque, como siempre en estos casos, ya se habla de listas de favoritos y las casas de juego ponen todas sus fichas en el cardenal italiano, Pietro Parolin, secretario de Estado y el filipino, Antonio Tagle, el panorama es de los más incierto. Más allá de que todos suelen recordar el viejo dicho romano que “quien entra papa sale cardenal”, después de los nueve consistorios para crear cardenales de Jorge Bergoglio, que internacionalizó como nunca al Colegio Cardenalicio, las cosas son aún más complicadas. ¿Por qué?

El gran problema -admiten los mismos cardenales- es que no se conocen entre ellos. En un hecho sin precedente y como resultado de la voluntad de Francisco de plasmar un colegio cardenalicio menos eurocéntrico, más descentralizado y con más periferias, abierto, el próximo cónclave será el más internacional de la historia.

Los 135 (o quizás 133 ya que dos purpurados, uno español y uno bosnio, podrían no venir por problemas de salud) cardenales electores -menores de 80 años- provienen de 71 países de todos los continentes. En el cónclave de 2013 que eligió a Jorge Bergoglio, los países representados eran 48. El cardenal filipino Luis Antonio Tagle

Los cardenales europeos serán 53; los americanos sumarán en total 37 purpurados (14 procedentes de América del Norte y 23 de América Central y Améria del Sur), 23 serán asiáticos, 18 vendrán de África y cuatro de Oceanía.

Todo esto hace que el Colegio de Cardenales Electores sea muy plural y rico, pero también más fragmentado, al reunir purpurados de muy distintas culturas y sensibilidades. Por eso a partir del lunes las congregaciones generales se volverán fundamentales para que empiecen a consolidarse las distintas candidaturas.

Más allá del cardenal Parolin -que mañana comenzará su verdadera campaña y se pondrá el traje de sucesor al celebrar la segunda misa de los novendiales, que coincide con el Jubileo de los Adolescentes (y que de no haber muerto el Papa debería haber sido la ceremonia de canonización de Carlo de Acutis, “el influencer de Dios”), los italianos cuentan con otros dos candidatos.El cardenal italiano Matteo Zuppi

Ellos son el arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi (69 años) y más bien considerado un progresista en línea con Francisco, y el Patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, que vive en Medio Oriente desde hace al menos veinte años y conoce bien el odio allí acumulado impulsado por un ala conservadora. Solo que Pizzaballa es considerado demasiado joven: cumplió 60 el lunes pasado, 21 de abril, el día de la muerte de Francisco.

Pero muchos piensan que el caso de Angelo Becciu -el cardenal italiano a quien el Papa en 2020 obligó a renunciar a sus derechos cardenalicios por un escándalo de corrupción, que ahora clama ser readmitido al colegio de electores porque es su deber elegir al nuevo Papa-, puede dinamitar las posibilidades de los italianos.

LA NACION pudo saber que el tema causó “disgusto” en varios cardenales no italianos, lo que podría hacer que se repita ese sentimiento anti-italiano que reinó en el cónclave de 2013 debido a los escándalos de filtraciones conocidos como Vatileaks que implicaron al mayordomo de Benedicto XVI (2005-2013). La elección fue muy distinta, también, porque no había muerto un papa, sino renunciado, lo cual había dejado a todos en estado de shock. El patriarca latino de Jerusalén y cardenal, Pierbattista Pizzaballa

Entonces, el gran favorito, el cardenal Angelo Scola, fue quien “entró como Papa”, pero terminó saliendo cardenal. Y fue electo el entonces arzobispo primado de Buenos Aires a punto de jubilarse, Jorge Bergoglio, que no figuraba en las listas de los vaticanistas italianos, pero que había terminado segundo en el cónclave de 2005. Y que durante las congregaciones generales encandiló a todos al pronunciar una intervención breve, pero intensa, en la que denunció que la enfermedad de la Iglesia era la autorreferencialidad, que Jesús estaba tocando la puerta para salir afuera y habló de la necesidad de una Iglesia en salida hacia las periferias geográficas y existenciales.

También es considerado un candidato -de los conservadores- el cardenal húngaro Peter Erdo, otro nombre que se hace mucho en las quinielas pre-cónclave, al igual que el del francés Jean-Marc Aveline, de 66 años y como Francisco, atento al drama de los migrantes y al diálogo interreligioso.

También se menciona al español (nacionalizado paraguayo) Cristóbal López, de 72 años, un progresista que se declara a favor de que puedan ser ordenados sacerdotes hombres casados; o el guineano Robert Sarah, de 79 años y principal representante del ala más tradicionalista con sus férreas posiciones en contra del aborto, la homosexualidad y el islamismo.El cardenal húngaro Peter Erdo

Lo cierto es que, aunque el papa Francisco haya nombrado al 90% de los cardenales que a partir del 6 de mayo, o después, se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al 267º Pontífice de la Iglesia católica, nada garantiza que el próximo papa vaya a ser forzosamente de la línea de Bergoglio. “En los últimos cónclaves había puntos de referencia fijos, ahora es todo más complicado, se trata de un cónclave multipolar”, escribió el vaticanista del Corriere della Sera, Gian Guido Vecchi.

Como la mayoría, Vecchi consideró que la mayor dificultad es que, salvo los que participaron en el último sínodo de sinodalidad, los cardenales no se conocen y muchos ni siquiera se vieron. “¿Quién no conocía a Joseph Ratzinger o al famoso jesuita e intelectual Carlo Maria Martini, aún sin haberlos jamás encontrado?”, se preguntó por lo bajo un cardenal, añorando tiempos pasados.El cardenal guineano Robert Sarah

En este marco, Vecchi destacó que ni siquiera los grupos continentales o nacionales son homogéneos. Por ejemplo, de los diez cardenales de los Estados Unidos, expresión de una de las Iglesias más críticas de estos 12 años de pontificado de Francisco, seis fueron nombrados por él.

En una entrevista con el diario Il Messaggero, el cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto emérito del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y del ala conservadora desde siempre crítica de Francisco, habló del “riesgo de una Iglesia dividida”.

“Está el peligro de que se creen dos grupos ideológicos. Alguien tiene su agenda y existe el temor a que un grupo pueda favorecer a su candidato para favorecer su agenda”, advirtió. “De este modo no se puede crear unidad en la Iglesia si un grupo domina a otro”, añadió. Como dicen todos, subrayó finalmente, “la gran diferencia respecto de los cónclaves precedentes es que esta vez la gran mayoría de los electores no se conocen”.