Rebelión contra el uso de hierba natural en la Liga de Primera Federación

El Terrassa , conjunto de Segunda Federación que se encuentra en puestos de playoff de ascenso a Primera RFEF , ha enviado una carta a la Federación Española de Fútbol mostrando su «preocupación» por la actual normativa que obliga a los clubes que militan en la categoría de bronce del fútbol español a jugar sus partidos en hierba natural. Una superficie de la que no dispone actualmente el Municipal de Tarrasa y que tendría que ser instalada en caso de que el conjunto catalán lograra finalmente el salto de división. «Si bien comprendemos las razones que motivaron esta medida cuando se creó la categoría hace casi cuatro años, el contexto actual la ha convertido en una imposición obsoleta, poco práctica e incluso perjudicial para varios clubes», asegura el club egarense en una extensa nota de ocho puntos. Las actuales bases de competición de Primera RFEF exigen desde 2022 que todos los campos de esta categoría dispongan de césped natural, hierba de la que no dispone actualmente la casa del Terrassa. El club catalán, que asegura que está en contacto contacto con varios clubes de la categoría «que ya nos han manifestado su apoyo y predisposición de actuar de forma conjunta», solicita en su carta a la RFEF la revisión de la norma, proponiendo varias alternativas en orden de preferencia La primera medida sería, derogar la obligatoriedad de la césped natural en Primera RFEF; la segunda, permitir a los clubes jugar en hierba sintética a cambio de renunciar a los primeros 150.000 euros de los derechos televisivos , que serían redistribuidos entre los clubes con hierba natural; la tercera, aplicar la excepción de la opción B durante al menos una o dos temporadas, para permitir a los clubes una transición planificada y evitar un impacto negativo inmediato. Estos son los motivos que argumenta el Tarrassa para rechazar el uso de hierba natural en los partidos de Primera RFEF, una condición obligatoria, al menos hasta esta temporada, para poder participar en ella. «Cuando se instauró la Primera RFEF, la RFEF estima que cada club recibiría cerca de un millón de euros en derechos televisivos, esperando una alta demanda tanto en España como en el extranjero. Sin embargo, el acuerdo del primer año incumplió estas expectativas y la fallida del titular de los derechos, Footters, demostró que el valor real de la competición era mucho menor de lo pagado. Además, una parte desproporcionada de los ingresos televisivos provenía de un solo club (Deportivo de La Coruña), lo que sugiere que el valor real como competición era aún menor. A día de hoy, tras dos nuevos acuerdos, la cifra ha caído a apenas 150.000 euros por club, una cantidad insuficiente para afrontar las exigencias económicas derivadas del cambio de hierba». «La normativa de Primera RFEF se basa en un modelo de costas contenidos. Se establecen salarios mínimos acordes con los ingresos esperados, y los presupuestos están directamente relacionados con los derechos de televisión. Por ejemplo, se establece un salario mínimo de 35.000 euros en caso de ingresos televisivos por club superiores a 500.000 euros, un salario mínimo de 28.000 euros en caso de ingresos televisivos por club superiores a 350.000 euros. [1] El presupuesto total también está relacionado, requiriendo 1.500.000 euros para 500.000 euros de derechos de televisión [2] . Sin embargo, la obligación de cambiar la hierba sintética por natural para los clubes recién ascendidos impone un gasto que supera con creces estas previsiones de ingresos televisivos». «El coste de sustituir la césped por uno natural asciende a aproximadamente 450.000 euros. A esta inversión inicial se suman los gastos anuales de mantenimiento (unos 60.000 euros), el alquiler de campos de hierba natural para entrenamientos (alrededor de 70.000 euros) y el arrendamiento de instalaciones adicionales para las categorías inferiores (50.000 euros). En conjunto, estos gastos representan una carga financiera insostenible para muchos clubes. «La hierba sintética no sólo es una superficie de juego, sino un pilar fundamental en el funcionamiento diario de muchos clubes. Genera ingresos por alquiler de instalaciones y hostelería (aproximadamente 80.000 euros anuales), recursos clave para la sostenibilidad de estos equipos. Obligar a cambiar la gespa afecta directamente a su modelo de negocio y, en algunos casos, podría forzarlos a reducir o incluso cesar operaciones».   «Los clubes que juegan en hierba sintética han desarrollado un ecosistema en sus estadios. Trasladar sus entrenamientos o actividades diarias lejos de sus ciudades afecta negativamente a su relación con la comunidad local y su identidad histórica. Para equipos con un fuerte arraigo, como la UE San Andrés o el CE Europa, esta medida sería devastadora. Tampoco podemos evitar preguntarnos si realmente se crea un producto televisivo mejor o más vendible al ver a estos clubes jugar en estadios vacíos, a 140 kilómetros de distancia, como ocurrió en el caso de Cornellà». «Uno de los principales

Abr 4, 2025 - 20:19
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Rebelión contra el uso de hierba natural en la Liga de Primera Federación
El Terrassa , conjunto de Segunda Federación que se encuentra en puestos de playoff de ascenso a Primera RFEF , ha enviado una carta a la Federación Española de Fútbol mostrando su «preocupación» por la actual normativa que obliga a los clubes que militan en la categoría de bronce del fútbol español a jugar sus partidos en hierba natural. Una superficie de la que no dispone actualmente el Municipal de Tarrasa y que tendría que ser instalada en caso de que el conjunto catalán lograra finalmente el salto de división. «Si bien comprendemos las razones que motivaron esta medida cuando se creó la categoría hace casi cuatro años, el contexto actual la ha convertido en una imposición obsoleta, poco práctica e incluso perjudicial para varios clubes», asegura el club egarense en una extensa nota de ocho puntos. Las actuales bases de competición de Primera RFEF exigen desde 2022 que todos los campos de esta categoría dispongan de césped natural, hierba de la que no dispone actualmente la casa del Terrassa. El club catalán, que asegura que está en contacto contacto con varios clubes de la categoría «que ya nos han manifestado su apoyo y predisposición de actuar de forma conjunta», solicita en su carta a la RFEF la revisión de la norma, proponiendo varias alternativas en orden de preferencia La primera medida sería, derogar la obligatoriedad de la césped natural en Primera RFEF; la segunda, permitir a los clubes jugar en hierba sintética a cambio de renunciar a los primeros 150.000 euros de los derechos televisivos , que serían redistribuidos entre los clubes con hierba natural; la tercera, aplicar la excepción de la opción B durante al menos una o dos temporadas, para permitir a los clubes una transición planificada y evitar un impacto negativo inmediato. Estos son los motivos que argumenta el Tarrassa para rechazar el uso de hierba natural en los partidos de Primera RFEF, una condición obligatoria, al menos hasta esta temporada, para poder participar en ella. «Cuando se instauró la Primera RFEF, la RFEF estima que cada club recibiría cerca de un millón de euros en derechos televisivos, esperando una alta demanda tanto en España como en el extranjero. Sin embargo, el acuerdo del primer año incumplió estas expectativas y la fallida del titular de los derechos, Footters, demostró que el valor real de la competición era mucho menor de lo pagado. Además, una parte desproporcionada de los ingresos televisivos provenía de un solo club (Deportivo de La Coruña), lo que sugiere que el valor real como competición era aún menor. A día de hoy, tras dos nuevos acuerdos, la cifra ha caído a apenas 150.000 euros por club, una cantidad insuficiente para afrontar las exigencias económicas derivadas del cambio de hierba». «La normativa de Primera RFEF se basa en un modelo de costas contenidos. Se establecen salarios mínimos acordes con los ingresos esperados, y los presupuestos están directamente relacionados con los derechos de televisión. Por ejemplo, se establece un salario mínimo de 35.000 euros en caso de ingresos televisivos por club superiores a 500.000 euros, un salario mínimo de 28.000 euros en caso de ingresos televisivos por club superiores a 350.000 euros. [1] El presupuesto total también está relacionado, requiriendo 1.500.000 euros para 500.000 euros de derechos de televisión [2] . Sin embargo, la obligación de cambiar la hierba sintética por natural para los clubes recién ascendidos impone un gasto que supera con creces estas previsiones de ingresos televisivos». «El coste de sustituir la césped por uno natural asciende a aproximadamente 450.000 euros. A esta inversión inicial se suman los gastos anuales de mantenimiento (unos 60.000 euros), el alquiler de campos de hierba natural para entrenamientos (alrededor de 70.000 euros) y el arrendamiento de instalaciones adicionales para las categorías inferiores (50.000 euros). En conjunto, estos gastos representan una carga financiera insostenible para muchos clubes. «La hierba sintética no sólo es una superficie de juego, sino un pilar fundamental en el funcionamiento diario de muchos clubes. Genera ingresos por alquiler de instalaciones y hostelería (aproximadamente 80.000 euros anuales), recursos clave para la sostenibilidad de estos equipos. Obligar a cambiar la gespa afecta directamente a su modelo de negocio y, en algunos casos, podría forzarlos a reducir o incluso cesar operaciones».   «Los clubes que juegan en hierba sintética han desarrollado un ecosistema en sus estadios. Trasladar sus entrenamientos o actividades diarias lejos de sus ciudades afecta negativamente a su relación con la comunidad local y su identidad histórica. Para equipos con un fuerte arraigo, como la UE San Andrés o el CE Europa, esta medida sería devastadora. Tampoco podemos evitar preguntarnos si realmente se crea un producto televisivo mejor o más vendible al ver a estos clubes jugar en estadios vacíos, a 140 kilómetros de distancia, como ocurrió en el caso de Cornellà». «Uno de los principales factores que influyen en el valor de los derechos de televisión es el equilibrio competitivo de la liga. Esto quedó demostrado en la Liga tras el Real Decreto de 2015, que incrementó los ingresos de los clubes más pequeños y favoreció una competición más equilibrada. Actualmente, en Primera División, 30% de los equipos que ascienden desde Segunda terminan descendiendo. Dado que estos clubes ya enfrentan desventajas significativas para adaptarse a la categoría, imponer un cambio de gespa con los efectos negativos descritos agrava aún más la situación y perjudica el equilibrio de la liga». «El cambio a gespa natural supone un mayor consumo de agua y un impacto ecológico significativo, en un contexto donde la sostenibilidad debería ser una prioridad. El mantenimiento de los campos de fútbol con gespa natural en Cataluña durante las sequías representa un gran desafío debido a su alto consumo de agua. Un solo campo puede requerir entre 500 y 800 m³ al mes, según el clima y el tipo de gespa. Con las sequías cada vez más intensas en España y el Mediterráneo, las autoridades han impuesto restricciones que incluso han afectado al consumo doméstico, como ocurrió en Cataluña en 2024. En este contexto, destinar grandes volumenes de agua al riego de estos campos puede resultar contraproducente y generar conflictos sociales y éticos. Una solución eficaz sería la instalación de gespa artificial homologada por la FIFA, que no requiere riego y contribuye a un uso más sostenible del agua». «Resulta paradójico que esta restricción se justifique en la supuesta mejora del 'producto televisivo', cuando la competición de clubes más prestigiosa del mundo, la Liga de Campeones, permite partidos en césped sintético (Artículo 35.01 del reglamento). De hecho, hemos disfrutado de grandes encuentros disputados en estas superficies, como los del Young Boys en su estadio». «Confiamos en que la RFEF tomará en consideración nuestros argumentos y adoptará las medidas necesarias para garantizar la viabilidad de los clubes y la equidad en la competición», concluye el comunicado del Terrassa.