¿Quién mató a Hel? Tras la pista del cazador que truncó a tiros el fabuloso viaje del ibis eremita

Un pájaro explorador, un domingo de caza en un pueblo de Badajoz y un desgraciado final: los detalles de la muerte del ejemplar de una de las especies en mayor peligro del mundo que había llegado desde Alemania siguiendo el vuelo de sus criadoras en un parapenteHemeroteca - De cómo reyes y aristócratas llenaron España de híbridos y especies invasoras por el gusto de cazarlas En Fregenal de la Sierra, Badajoz, nadie sabe nada, nadie ha oído nada, nadie quiere contar nada. El crimen ocurrió a las afueras de la localidad a finales de 2024, pero no trascendió a los medios hasta abril de este año. El domingo 3 de noviembre, un cazador abatió a tiros a ‘Hel’, uno de los ibis eremitas que había llegado un año antes a la península en un viaje extraordinario, siguiendo el parapente motorizado pilotado por Johannes Fritz para unirse a la población de ibis que vive en Jerez de la Frontera. “Era una hembra, sus cuidadoras están desoladas”, informa Fritz. El cuerpo del Hel está ahora en un congelador del hospital de fauna salvaje de AMUS (Acción por el Mundo Salvaje) a la espera de que el Seprona acabe su investigación. La consejería gestionada por Vox de la que depende la caza tiene cerrado el grifo de la información. En el pueblo reina el secretismo, aunque los cazadores locales saben que la Guardia Civil está buscando a uno de ellos desde hace meses. “En los círculos más cercanos se sabe perfectamente quién puede ser”, dice un vecino que, por miedo, prefiere no ser identificado. “Otra cosa es que nadie se va a pringar y va a delatar al autor, con lo que esto conllevaría en un pueblo de cuatromil y pico habitantes”. ¿Cómo fueron las últimas horas de Hel? ¿Quiénes fueron los últimos en ver al ibis eremita con vida y qué sabemos sobre el grupo de cazadores que estaba aquella mañana en la zona? Muchos de los protagonistas han recibido presiones y tienen miedo a hablar, pero ya hay datos que permiten reconstruir la cronología y los detalles del crimen.  Hora de la muerte Fritz y su equipo supieron que algo iba mal varias horas después de los hechos, a partir de las señales de posicionamiento GPS de Hel, que llevaba una semana en los alrededores de Fregenal de la Sierra. “Estaba en una zona de cultivo”, recuerda el austriaco. “En la mañana del domingo, el comportamiento y el patrón de actividad cambiaron de una manera que indica claramente que algo sucedió”. Chúss Fernández, que colabora con este proyecto internacional desde Cádiz, fue la encargada de dar el aviso a las autoridades extremeñas, después de que le comunicaran que el ave llevaba más de 24 horas sin moverse. “En los datos se ve cómo baja su nivel de actividad hasta que cesa completamente”, explica. “Es en esas horas cuando el animal recibe los disparos”.  Los últimos movimientos de Hel en Fregenal de la Sierra, registrados en su GPS. Los datos del seguimiento GPS, a los que ha tenido acceso elDiario.es, muestran una anomalía en el patrón de actividad a partir de las 9:42. A esa hora, dice el informe, Hel yacía en el suelo y trató de levantarse y caminar. “Entre las 9:57 y las 11:12 las amplitudes disminuyeron hasta acercarse a cero. Hubo muy pocos cambios en la actividad corporal”, recoge el documento. “La actividad reducida indica que Hel se estaba muriendo”. A partir de un determinado momento, todos los ejes de movimiento muestran una línea cero, lo que significa que Hel ha fallecido. Eran las 11:27 del domingo 3 de noviembre.  La escena del crimen  El cadáver del ibis estaba junto a un pequeño arroyo y tenía el pecho y un ala ensangrentados, con claras muestras de haber sido abatido por disparos. Los guardas forestales recibieron el aviso y lo localizaron el martes 5 de noviembre, alrededor de las 16:30. Según fuentes del caso, a pesar de que habían transcurrido 48 horas desde la muerte, estaba en buen estado y aparentemente no había sido depredado por ningún animal.

May 18, 2025 - 11:16
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¿Quién mató a Hel? Tras la pista del cazador que truncó a tiros el fabuloso viaje del ibis eremita

¿Quién mató a Hel? Tras la pista del cazador que truncó a tiros el fabuloso viaje del ibis eremita

Un pájaro explorador, un domingo de caza en un pueblo de Badajoz y un desgraciado final: los detalles de la muerte del ejemplar de una de las especies en mayor peligro del mundo que había llegado desde Alemania siguiendo el vuelo de sus criadoras en un parapente

Hemeroteca - De cómo reyes y aristócratas llenaron España de híbridos y especies invasoras por el gusto de cazarlas

En Fregenal de la Sierra, Badajoz, nadie sabe nada, nadie ha oído nada, nadie quiere contar nada. El crimen ocurrió a las afueras de la localidad a finales de 2024, pero no trascendió a los medios hasta abril de este año. El domingo 3 de noviembre, un cazador abatió a tiros a ‘Hel’, uno de los ibis eremitas que había llegado un año antes a la península en un viaje extraordinario, siguiendo el parapente motorizado pilotado por Johannes Fritz para unirse a la población de ibis que vive en Jerez de la Frontera. “Era una hembra, sus cuidadoras están desoladas”, informa Fritz.

El cuerpo del Hel está ahora en un congelador del hospital de fauna salvaje de AMUS (Acción por el Mundo Salvaje) a la espera de que el Seprona acabe su investigación. La consejería gestionada por Vox de la que depende la caza tiene cerrado el grifo de la información. En el pueblo reina el secretismo, aunque los cazadores locales saben que la Guardia Civil está buscando a uno de ellos desde hace meses. “En los círculos más cercanos se sabe perfectamente quién puede ser”, dice un vecino que, por miedo, prefiere no ser identificado. “Otra cosa es que nadie se va a pringar y va a delatar al autor, con lo que esto conllevaría en un pueblo de cuatromil y pico habitantes”.

¿Cómo fueron las últimas horas de Hel? ¿Quiénes fueron los últimos en ver al ibis eremita con vida y qué sabemos sobre el grupo de cazadores que estaba aquella mañana en la zona? Muchos de los protagonistas han recibido presiones y tienen miedo a hablar, pero ya hay datos que permiten reconstruir la cronología y los detalles del crimen. 

Hora de la muerte

Fritz y su equipo supieron que algo iba mal varias horas después de los hechos, a partir de las señales de posicionamiento GPS de Hel, que llevaba una semana en los alrededores de Fregenal de la Sierra. “Estaba en una zona de cultivo”, recuerda el austriaco. “En la mañana del domingo, el comportamiento y el patrón de actividad cambiaron de una manera que indica claramente que algo sucedió”.

Chúss Fernández, que colabora con este proyecto internacional desde Cádiz, fue la encargada de dar el aviso a las autoridades extremeñas, después de que le comunicaran que el ave llevaba más de 24 horas sin moverse. “En los datos se ve cómo baja su nivel de actividad hasta que cesa completamente”, explica. “Es en esas horas cuando el animal recibe los disparos”. 

Los últimos movimientos de Hel en Fregenal de la Sierra, registrados en su GPS.

Los datos del seguimiento GPS, a los que ha tenido acceso elDiario.es, muestran una anomalía en el patrón de actividad a partir de las 9:42. A esa hora, dice el informe, Hel yacía en el suelo y trató de levantarse y caminar. “Entre las 9:57 y las 11:12 las amplitudes disminuyeron hasta acercarse a cero. Hubo muy pocos cambios en la actividad corporal”, recoge el documento. “La actividad reducida indica que Hel se estaba muriendo”. A partir de un determinado momento, todos los ejes de movimiento muestran una línea cero, lo que significa que Hel ha fallecido. Eran las 11:27 del domingo 3 de noviembre. 

La escena del crimen 

El cadáver del ibis estaba junto a un pequeño arroyo y tenía el pecho y un ala ensangrentados, con claras muestras de haber sido abatido por disparos. Los guardas forestales recibieron el aviso y lo localizaron el martes 5 de noviembre, alrededor de las 16:30. Según fuentes del caso, a pesar de que habían transcurrido 48 horas desde la muerte, estaba en buen estado y aparentemente no había sido depredado por ningún animal.

El domingo había oído los disparos, pero estaba convencido de que con el ruido de las escopetas el ave se habría espantado. Horas después los guardas forestales encontraron el cuerpo de Hel

El cuerpo del ave estaba en el interior de una explotación ganadera, limítrofe con el coto social de caza de Fregenal. El dueño de la finca fue una de las últimas personas que vio a Hel con vida, que días antes estuvo comiendo con sus animales. Otro de los últimos testigos fue el ilustrador y naturalista Gabriel de la Riva, que cinco días antes de los hechos, el martes de esa semana, se desplazó hasta la zona con la intención de retratarlo

Un ibis entre gallinas

“Puse rumbo a Fregenal el día 29 de octubre”, recuerda De la Riva. “Ese día llovía muchísimo, fue el día de la dana de Valencia. El sitio donde estaba localizado era una finca perimetrada. No se podía pasar”. Se acercó entonces al dueño de la finca, que cuidaba vacas. Este le permitió la entrada y le confirmó que el pájaro llevaba allí unos días y picoteaba entre sus gallinas. De la Riva no tuvo tiempo de fotografiarlo ni dibujarlo, pero sí de filmar su vuelo. “Me dio un vuelco el corazón”, recuerda. “Este animal había venido de Centroeuropa y de pronto lo veo ahí, tranquilamente, picoteando entre el estiércol a unos 20 metros”. 

Últimas imágenes de Hel con vida en una finca de fregenal, junto a las gallinas.

Unos días después, el ilustrador recibió la llamada de Chúss Fernández para informarle de que el GPS de Hel se había detenido, y este se puso en contacto con el dueño de la finca para avisarle. “Me dijo que le extrañaba, porque hacía poco que había visto al ibis y que, efectivamente, el domingo había habido una cacería en la finca de al lado, pero que en la suya no pueden entrar porque además le asustan al ganado y lo tienen expresamente prohibido”, recuerda De la Riva. “El domingo había oído los disparos, pero estaba convencido de que con el ruido de las escopetas el ave se habría espantado”. 

Horas después llegaron los guardas forestales, encontraron el cuerpo de Hel y le sacaron de su error. Alguien había disparado y matado al ave desde fuera de la finca.

Refugiados del cambio climático

Hel nació el 30 de marzo en un pequeño zoológico de Carintia, junto con otros 32 ejemplares jóvenes que llegaron a Jerez en 2023. Las aves volaron más de 2.000 kilómetros siguiendo el paramotor pilotado por Johannes Fritz y en el que vuela siempre una de las dos cuidadoras, Helena o Barbara, con las que los polluelos hicieron la impronta al nacer. Durante el vuelo, las madres humanas de los ibis llevan un megáfono y las llaman con frecuencia, para que no se despisten. “A veces se acercan a un metro de la madre adoptiva para comprobar que está bien”, apunta Fritz. “Incluso la saludan durante el vuelo”.

Los ibis acompañan al paramotor en una de las campañas de migración.

El proyecto LIFE-NBI, coordinado por la asociación Waldrapp (ibis eremita en alemán), comenzó guiando las aves hasta la Toscana, pero desde 2020 el cambio climático impide a muchas aves cruzar los Alpes a tiempo. Por este motivo, él y su equipo decidieron abrir una nueva línea de migración y enseñar a las aves a volar hacia Barbate, en Cádiz, donde vive un grupo de unos 200 ibis eremitas, reintroducidos por un programa del Zoobotánico de Jerez.

Es muy doloroso y frustrante. Porque un ibis no se confunde con ninguna especie cinegética. Sabes que el que ha disparado lo ha hecho queriendo

Miguel Ángel Quevedo Veterinario del Zoobotánico de Jerez

Los juveniles se juntan con la población local, pero su instinto les lleva a realizar excursiones exploratorias en los primeros años, como ensayo de su futuro retorno a Alemania. “Esta ave empezó a hacer excursiones”, confirma Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoobotánico de Jerez. “Primero estuvo tanteando zonas de Andalucía y luego subió hacia Extremadura, hasta llegar a Fregenal”. Fue en una de estas exploraciones donde Hel encontró la muerte. “Es muy doloroso y frustrante”, incide Quevedo. “Porque un ibis no se confunde con ninguna especie cinegética. Sabes que el que ha disparado lo ha hecho queriendo”. 

Víctimas de los ‘escopeteros’

Quevedo tiene experiencia en este tipo de casos. En septiembre de 2019 la señal del GPS de uno de los ibis de la población estable recuperada por el programa de Jerez se detuvo en la localidad extremeña de Montemolín, a unos 50 kilómetros al este de Fregenal. “Los agentes se acercaron a la zona tras darles las coordenadas”, recuerda. “La sorpresa fue que no era un pájaro ni dos los que había muerto, sino que vieron cinco ibis que habían sido tiroteados”. Al vecino que se dedicó a abatir a las aves con una escopeta de balines se le juzgó y está a la espera de sentencia.

Imagen del ibis abatido en Teruel en 2023.

El equipo de Fritz sufrió otra pérdida a manos de los escopeteros españoles en diciembre de 2023. En aquella ocasión, una hembra joven llamada Knubbel se despistó en su vuelo de regreso desde la Toscana hacia Alemania y recorrió una distancia de 1.320 kilómetros en tres etapas (la más larga registrada para una de estas aves), antes de ser abatida por un cazador en la provincia de Teruel. “Llevamos poco tiempo y las pérdidas por disparos no son como las que tenemos en Italia, donde un tercio se deben a la caza furtiva”, informa Fritz. “La mayoría de los casos son causados por miembros de asociaciones de caza”. 

Un círculo de 30 sospechosos

Tal y como ha podido saber elDiario.es, la Guardia Civil se reunió con los cazadores de Fregenal en busca del culpable cuatro meses antes de que saltara la noticia. La Sociedad de Cazadores Frexnense convocó a sus socios en una asamblea general extraordinaria el miércoles 4 de diciembre a las 20:30h en el centro sociocultural Nertobriga, un mes después de la muerte de Hel. “Se recuerda la obligación de denunciar a la directiva cualquier infracción en materia de caza que se presencie en los terrenos de la sociedad”, recordaba la dirección, que ofrecía la posibilidad de denunciar anónimamente en un apartado de correos. Por “si alguien puede aportar alguna pista o conoce al autor o autores de los hechos”, añadía. 

“Es una sociedad grande que gestiona varios miles de hectáreas y tiene unos 200 socios, que desde el primer momento ha colaborado muy activamente con la Guardia Civil”, explica José María Gallardo, presidente de la Federación Extremeña de Caza (Fedexcaza). “Han acotado un círculo relativamente pequeño, dentro de esos 200 socios, a las personas que estaban cazando allí aquel día”.

Un ibis juvenil, con aspecto parecido al que tenía Hel en el momento de su muerte.

“Fue una pequeña encerrona, los socios no sabían que iba a estar la Guardia Civil”, asegura José Coco, presidente de la Sociedad de Cazadores de Fregenal, la persona a la que se dirigió el Seprona los primeros días de la investigación, como responsable del coto social. En aquella reunión nadie dijo nada que aclarara el caso, añade, pero se identificó a un grupo de 30 cazadores que estuvo aquel domingo en la zona. “Eso no significa que quien disparó al ave sea un socio”, puntualiza. “Es un coto, no es un piso donde se cierra la puerta y no entra nadie. Pudo haber sido cualquiera y tenemos precedentes de furtivismo”. 

Es un coto, no es un piso donde se cierra la puerta y no entra nadie. Pudo haber sido cualquiera y tenemos precedentes de furtivismo

José Coco Presidente de la Sociedad de Cazadores de Fregenal

El colectivo local está molesto con el señalamiento que han hecho algunos medios y quieren encontrar al autor, sea de donde sea. Desde la federación, Gallardo también pide no criminalizar a los cazadores y recuerda que han estado trabajando “codo con codo” con las autoridades para aclarar este caso, porque son los primeros interesados. “Queremos encontrar al culpable y nos presentaremos como acusación particular”, anuncia. En cuanto a lo ocurrido, asegura que no había una acción de caza organizada. “Esos días los cazadores van cazando libremente, de forma individual o en pequeños grupos”, señala.

Miedo y opacidad

Desde la Junta de Extremadura, la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural se limita a decir que “es un hecho que se está investigando” y desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible aseguran haber seguido el protocolo establecido, recogiendo el ave y analizando lo sucedido. “Una vez esté esclarecido, se tomarán las acciones oportunas respecto al causante del daño, en su caso”, anuncian. La alcaldesa de Fregenal, del PP, no se ha querido pronunciar sobre el tema.

El ilustrador Fernando Sembrador publicó este cartel para denunciar la muerte de Hel en Extremadura.

Carlos Garrón, de Ecologistas en Acción en Extremadura, cree que se está encubriendo al autor de los hechos. “Por lo que se ve, todo el mundo sabe quién es el que le ha pegado el tiro y todos los que le iban acompañando”, asegura. “Podría ser un muchacho joven y, como le va a desgraciar la vida, lo están tapando. Pero es peor, porque si desde un principio colaboras la pena se reduce”. Su organización pide que se cierre el coto social hasta que aparezca el culpable, una medida que desde Fedexcaza consideran exagerada e injusta. 

“La indemnización por matar un ibis eremita puede estar en torno a los 300.000 euros, porque estamos hablando de una de las cinco especies de aves en mayor peligro de extinción del planeta”, señala Garrón. En su opinión, la caza menor está en regresión y eso produce una frustración en los cazadores, que se desahogan con especies no cinegéticas. “Ya puede ser un ibis, un milano negro, un milano real o cualquier otro animal que se ponga en su camino”, relata. “Todos los años, rapaces como los azores o gavilanes pequeños, que siguen a los zorzales y otras aves, aparecen escopeteados”.

El hecho de que haya sido un cazador es bastante importante, porque está definiendo lo mal que se caza en España

Jorge Orueta Miembro de SEO Birdlife

“El hecho de que haya sido un cazador es bastante importante, porque está definiendo lo mal que se caza en España”, opina Jorge Orueta, miembro de SEO Birdlife que coordina el seguimiento de los ibis eremitas en Europa occidental. A su juicio, el de los cazadores es un colectivo que se siente perseguido socialmente y se arropan entre ellos, pero “su virtud debería estar precisamente en actuar de forma impecable”. Sobre la presión social, recuerda que la hemeroteca está llena de casos en los que se han quemado coches y se han pinchado ruedas, por lo que comprende que la gente tenga miedo de denunciar a los autores. “Al fin y al cabo, son un colectivo que lleva armas”, asegura. 

Un ave sagrada

Aunque la caza no es la principal causa de que los ibis eremitas que llegan con el programa LIFE mueran en los dos primeros años de vida (por el camino mueren alrededor de la mitad por causas como la electrocución o la depredación por parte de otros animales, como el búho real), se trata de un factor de presión más que arrincona a esta especie desde hace siglos. 

De las 32 aves que llegaron en 2023 siguiendo al paramotor como Hel solo quedan 10 con vida y de las 36 llegadas en 2024 quedan 29, por lo que cada muerte es un paso atrás y una tragedia. En total, en España han muerto o desaparecido 38 ibis y algunos han caído en lugares inaccesibles, por lo que nunca sabremos las causas. En este mes de mayo, dos machos (Jean y Janosch) han cruzado los Pirineos de camino a Alemania en la escapada exploratoria más larga hasta ahora. “Janosch se dio la vuelta y ha fallecido en Ciudad Real, pero desconocemos la causa”, informa Chúss Fernández. “No hay indicios de perdigones, al menos en el primer examen”.

Los ibis siguiendo al paramotor de Fritz y su equipo en la campaña de 2023 en la que llegó Hel.

“La principal razón por la que empezamos a actuar en los 90 para salvar a esta ave e intentar reintroducirla es que estaba catalogada como especie en peligro crítico de extinción y era urgente actuar para evitar su completa desaparición de la naturaleza”, resume Johannes Fritz. Por entonces solo quedaban unos 250 ibis eremitas en todo el mundo y ahora hay al menos 720 en libertad, medio millar en programas de recuperación y unos 2.000 en zoológicos. Aun así, destaca Fritz, “es una de las muchas especies a las que simplemente estamos dejando sin espacio en el mundo”.

La imagen del cuerpo sin vida de Hel trae a la mente el carácter sagrado que otorgaron los antiguos egipcios a estas aves, que las momificaron y enterraron por miles. “La presencia del ibis en diferentes culturas se debe a una relación especial con las personas”, señala el líder del proyecto. Fritz recuerda que el ave es también muy relevante en la cultura turca y aparece en el relato bíblico sobre Noé como el ave que vuela en busca de tierra tras el diluvio. “En la antigüedad, el ibis eremita representaba la sabiduría y ayudaba a los humanos a caminar entre la vida y la muerte”, recuerda. “Ahora somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de actuar y evitar que sea el ibis el que haga el viaje al más allá y desaparezca”.

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