¿Por qué mi perro se come sus propios excrementos?

Uno de cada cuatro perros come excrementos al menos una vez en su vida.

Mar 29, 2025 - 09:54
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¿Por qué mi perro se come sus propios excrementos?

En la naturaleza, muchos animales recurren a la ingesta de excrementos como una estrategia de supervivencia. En el caso de los perros, se ha observado que las madres lamen y consumen las heces de sus cachorros en las primeras semanas de vida para mantener limpio el entorno y evitar atraer el interés de los depredadores. Aunque este comportamiento es instintivo en las hembras lactantes, algunos perros podrían desarrollar el hábito como una reminiscencia de este instinto de limpieza.

Sin embargo, descubrir que nuestro compañero canino se come sus propios excrementos puede ser una experiencia desconcertante y desagradable para muchos tutores. Pero, este comportamiento, cuyo nombre específico es coprofagia, es más común de lo que se piensa y puede estar motivado por distintas razones, desde cuestiones biológicas hasta factores emocionales o ambientales.

Deficiencias nutricionales y problemas digestivos

Uno de los motivos más mencionados cuando un perro se come sus heces es la posibilidad de una carencia nutricional. Si la alimentación del perro no le proporciona todos los nutrientes que necesita o si su organismo tiene dificultades para absorberlos, podría buscar instintivamente en sus excrementos una ‘segunda oportunidad’ para obtener esos elementos esenciales.

Los problemas digestivos como la mala absorción de grasas o la insuficiencia pancreática exocrina también pueden hacer que las heces contengan restos de alimentos poco digeridos, lo que las haría más atractivas para el propio perro.

Hambre y una dieta insuficiente

Los perros con una dieta pobre o con horarios de alimentación irregulares pueden sentirse tentados a consumir sus heces simplemente por hambre. Aquellos con un apetito especialmente voraz podrían ver sus excrementos como una fuente extra de alimento, especialmente si han pasado muchas horas desde su última comida o si su ración diaria no les resulta saciante.

Estrés, ansiedad o aburrimiento

Los perros, al igual que las personas, pueden desarrollar comportamientos compulsivos en respuesta a situaciones de estrés o ansiedad. Si un perro pasa muchas horas solo, carece de suficiente estimulación mental o no recibe la atención adecuada, podría recurrir a comer sus excrementos como una vía de escape o entretenimiento.

Asimismo, perros que han sido castigados por hacer sus necesidades en lugares indebidos pueden comenzar a comerse sus heces por miedo a ser reprendidos nuevamente.

Enfermedades y efectos de medicamentos

Algunas enfermedades pueden aumentar el apetito del perro, haciendo que busque ingerir cualquier cosa disponible, incluidas sus propias heces. Patologías como la diabetes o trastornos tiroideos pueden desencadenar este tipo de comportamiento. También el consumo de ciertos medicamentos, como los corticoides, pueden provocar un incremento del apetito que lleve al perro a desarrollar la coprofagia.

Cómo prevenir y corregir

Si bien la coprofagia no siempre indica un problema de salud, es importante intervenir para evitar que se convierta en un hábito persistente. Asegurar una alimentación equilibrada, establecer rutinas de paseo y limpieza inmediatas, y proporcionar suficiente estimulación mental y física son estrategias clave para evitar la aparición de este comportamiento.

También es importante la supervisión para redirigir su atención al momento de defecar y premiarlo por ignorar las heces. En casos más severos, el apoyo de un etólogo o educador canino puede marcar la diferencia. En todos los supuestos, si este comportamiento aparece repentinamente y sin causa aparente, es recomendable acudir al veterinario para una evaluación.