¿Por qué la música en vivo nunca sufre crisis?

Un informe de Goldman Sachs analizado por 'The Economist' argumenta esta curiosa teoría económica

May 4, 2025 - 05:44
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¿Por qué la música en vivo nunca sufre crisis?

El negocio de la música en vivo parece a prueba de bombas, solamente sufrió con la pandemia pero también comprobó que tiene clientes que prefieren guardar una entrada durante dos o tres años a exigir un reembolso. Ni los atentados contra las Torres Gemelas en 2001, ni la crisis de las hipotecas subprime en 2008, ni los recientes aranceles han afectado a sus beneficios. De hecho, la promotora de referencia Live Nation espera beneficios récord en 2025, a pesar de la inestable situación mundial. ¿Por qué ocurre todo esto?  Cuando baja la demanda de entradas para macroconciertos, esa pérdida de  beneficio la aborse el mercado secundario, es decir la reventa.

 Según un informe de Goldman Sachs, ilustrado con gráficos detallados, durante las tres recesiones anteriores a la pandemia en Estados Unidos el gasto en conciertos se mantuvo a flote incluso cuando disminuyó el de otras formas de entretenimiento.
La revista The Economist ofrece varias razones, entre  ellas que la compra de entradas con meses de anticipación amortigua el efecto de las crisis, que las entradas de conciertos siguen siendo más baratas que las de Broadway y las del fútbol americano y que la globalización del pop termina equilibrando los malos ciclos en cualquier continente. "Si la demanda flaquea en Johannesburgo, añada una fecha en Yakarta", apuntan.

Lo interesante del análisis de The Economist es que aporta una teoría radical bastante antipática: que en realidad los profesionales de la reventa son el airbag de las grandes promotoras. "Los salvadores más improbables de la música en vivo durante las recesiones son un grupo que a menudo se presenta como villanos: los revendedores de entradas. Los conciertos se infravaloran deliberadamente para asegurar que los verdaderos fans —jóvenes y modernos, pero sin dinero— lleguen al público junto a los veteranos ricos y los aburridos . Los revendedores se aprovechan comprando entradas con antelación y luego revendiéndolas al precio real de equilibrio del mercado", apunta la cabecera.

La reventa como colchón

Además se apoyan en datos elocuentes: "En 2019, justo antes de la pandemia, Live Nation afirmó que el aumento promedio de los precios de las entradas en el mercado secundario en Estados Unidos fue del 70%, lo que para a los revendedores una ganancia de 1.300 millones de dólares (más que el beneficio operativo de Live Nation ese año)". Lo que no recogen este tipo de análisis es que antes ir a un concierto era un gasto cotidiano y asumible y ahora, para la mayoría de adolescentes,  una entrada es algo que se pide por tu cumpleaños, navidades o por haber pasado de curso. Todo esto ocurre también dentro de dinámicas cuestionables como que el conciertos cada vez hay menos música en directo, más logotipos de patrocinadores y más zonas del recinto reservadas para la gente rica (por tanto, vedadas a los fans con menos recursos).

¿Se arriesgan los reventas más que las promotoras? "En caso de recesión, cabría esperar que el mercado secundario absorbiera la mayor parte de la presión sobre la demanda marginal, aislando así la rentabilidad subyacente de la industria de la música en vivo", predicen Stephen Laszczyk y Antares Tobelem, autores del informe de Goldman Sachs. Se entiende mejor con un ejemplo: si los aranceles de Trump provocan una recesión y muchos estadounidenses deciden no pujar por las entradas de la gira de Oasis en 2026, los hermanos Gallagher seguirán cobrando lo mismo, Live Nation lo notará un poco más y serán los especuladores de la reventa quienes asuman la parte del león de la bajada de demanda.