Mirar para otro lado para ganarse el favor de Pedro Sánchez
Dice el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre, que su imputación por parte del juez Peinado en relación con el caso de la asesora de Begoña Gómez va a quedarse en nada y podrá probar su inocencia. Más le vale, pero Martín -que ejerció el cargo de secretario general de la Presidencia del … Continuar leyendo "Mirar para otro lado para ganarse el favor de Pedro Sánchez"

Dice el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín Aguirre, que su imputación por parte del juez Peinado en relación con el caso de la asesora de Begoña Gómez va a quedarse en nada y podrá probar su inocencia. Más le vale, pero Martín -que ejerció el cargo de secretario general de la Presidencia del Gobierno entre el 20 de julio de 2021 y el 28 de marzo de 2023- tendrá que explicar ante su señoría cómo Álvarez pudo presentarse ante el personal de la Complutense como «colaboradora» de la cátedra de Transformación Social Competitiva, que dirigía la mujer del presidente trabajando para Presidencia del Gobierno.
Así lo suscribió en un correo electrónico fechado el 7 de septiembre de 2022, en el que la directora de La Moncloa responde a una comunicación previa de la Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI) de la Complutense, en relación a los trámites para realizar la inscripción de la plataforma para empresas que se desarrollaba en el marco de la cátedra y por la que Begoña Gómez está actualmente imputada por apropiación indebida e intrusismo.
Es decir, que el hoy delegado del Gobierno no es que fuera responsable de la contratación de Cristina Álvarez, sino que su imputación deviene del hecho de que la asesora de Moncloa mezcló de manera indecorosa -dejémoslo ahí, por ahora- su trabajo público con su actividad privada al servicio de los negocios particulares de Begoña Gómez. Y quien debería de haberlo impedido era, en virtud de su cargo, Francisco Martín Aguirre, que se puso una venda en los ojos. Tal vez pensó que de ese modo Pedro Sánchez le pagaría el favor de mirar para otro lado. Y acertó, porque le nombró delegado del Gobierno en Madrid.
Está bien que ahora se muestre seguro de su inocencia, pero ante el juez Peinado tendrá que explicar por qué consintió que la asesora de Begoña Gómez, cobrando un sueldo público, trabajara en beneficio de la actividad privada de la mujer del presidente.