Los técnicos de la UE y EEUU negocian los aranceles mientras Von der Leyen espera reunirse con Trump
Bruselas ofrece a Washington aranceles cero en bienes industriales y coches así como incrementar la compra de gas mientras que EEUU incluye en las conversaciones la agricultura y los servicios, al tiempo que las 'Big tech' elevan la presiónLa UE multa a Apple y Meta con 500 y 200 millones de euros por vulnerar sus leyes digitales en pleno desafío de Trump El dicho de que “después de la tormenta llega la calma” se puede aplicar a la actual situación frente a la efervescencia de hace un par de semanas, cuando Donald Trump elevó al máximo la tensión con el recrudecimiento de la guerra comercial en lo que denominó el ‘Día de la Liberación’. Al menos públicamente, el diapasón ha bajado. Tras el golpe a la economía mundial, con sus anuncios progresivos sobre aranceles –primero al aluminio y el acero, después a los coches y, finalmente, tasas generalizadas que en el caso de la Unión Europea ascendieron al 20%–, el presidente de EEUU accedió a una tregua parcial con la que intentar llegar a un acuerdo. Tras días de tiras y aflojas televisados, las conversaciones se han enterrado ahora en la opacidad y se están produciendo fundamentalmente a nivel técnico mientras la UE reclama a Trump “más claridad” sobre su posición al mismo tiempo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aguarda que Trump le dé audiencia. Dejar las negociaciones en el terreno de los expertos fue la decisión que se tomó tras el viaje del comisario de Comercio, Maros Sefcovic, a Washington para reunirse con sus homólogos, Howard Lutnick y Jamieson Greer, tras el plazo de 90 días que dio Trump y en el que, como gesto de buena fe, la UE paralizó por ese tiempo la imposición de aranceles en respuesta a las tasas que ya estaban en vigor. Esa reunión sirvió como “ejercicio de exploración” de las áreas en las que se puede alcanzar un acuerdo con el fin de estructurar las negociaciones, según explicaron fuentes comunitarias. El foco estuvo puesto fundamentalmente en la oferta de la UE de tener aranceles “cero por cero” para los productos industriales, incluidos los coches; la sobrecapacidad global en los sectores del aluminio y el acero; así como la resiliencia en las cadenas de suministro de los semiconductores y los medicamentos. La Comisión Europea también ha ofrecido a EEUU incrementar su asociación energética, que básicamente pasa por incrementar la compra de gas. “La UE seguirá abordando estas conversaciones de manera constructiva, con vistas a identificar ámbitos de interés común. Está claro que serán necesarios importantes esfuerzos conjuntos para lograr un resultado satisfactorio en el plazo de 90 días. La UE está haciendo su parte. Ahora, es necesario que EEUU defina su posición. Como en toda negociación, debe ser una calle de doble sentido, un compromiso bidireccional, en el que ambas partes pongan algo sobre la mesa”, advirtieron en la Comisión Europea tras esa reunión. Trump y Von der Leyen se reunirán, pero no hay detalles Desde entonces, en Bruselas han echado el cerrojazo a la información y se ha impuesto el secretismo sobre las conversaciones en las que inicialmente dijeron que no estaban previstos encuentros a nivel político, como el de Sefcovic. De hecho, la Comisión Europea enfrió desde el principio la posibilidad de un encuentro de Ursula von der Leyen y Trump con motivo de su presencia en el funeral del papa Francisco, como había planteado la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tras ser recibida en Washington. Lo que argumentaron en Bruselas fue que el motivo del viaje a Roma era participar en la despedida de uno de los hombres más “carismáticos” y despejaron el balón tras llevar meses esperando la audiencia del presidente estadounidense, que ha dado largas a la alemana desde antes de volver a la Casa Blanca. Finalmente, los dos mandatarios se encontraron en el acto “y en su breve intercambio, la presidenta Von der Leyen y el presidente Trump acordaron reunirse”, según fuentes comunitarias. No hay ningún detalle sobre cómo ni cuándo y en la Comisión Europea no tienen intención, al menos por ahora, de profundizar más dado que son conscientes de la volatilidad de su interlocutor, que ignora a la alemana desde hace meses, pese a su petición de una reunión antes de que tomara posesión. Trump, que ha llegado a decir que la UE se creó “para joder”a EEUU dejó fuera a los mandatarios comunitarios de los fastos de su proclamación mientras que sí invitó a los líderes de la ultraderecha europea, como Meloni o Viktor Orbán. La guerra comercial sí que bullió la semana pasada al máximo nivel en Washington, donde estaban reunidos los responsables de la economía mundial con motivo de las asambleas de primavera del FMI y del Banco Mundial. “La Unión Europea no renuncia a nuestra asociación más estrecha, profunda e importante: la que mantenemos con Estados Unidos”, aprovechó para decir el comisario de Economía, Valdis Do

Bruselas ofrece a Washington aranceles cero en bienes industriales y coches así como incrementar la compra de gas mientras que EEUU incluye en las conversaciones la agricultura y los servicios, al tiempo que las 'Big tech' elevan la presión
La UE multa a Apple y Meta con 500 y 200 millones de euros por vulnerar sus leyes digitales en pleno desafío de Trump
El dicho de que “después de la tormenta llega la calma” se puede aplicar a la actual situación frente a la efervescencia de hace un par de semanas, cuando Donald Trump elevó al máximo la tensión con el recrudecimiento de la guerra comercial en lo que denominó el ‘Día de la Liberación’. Al menos públicamente, el diapasón ha bajado. Tras el golpe a la economía mundial, con sus anuncios progresivos sobre aranceles –primero al aluminio y el acero, después a los coches y, finalmente, tasas generalizadas que en el caso de la Unión Europea ascendieron al 20%–, el presidente de EEUU accedió a una tregua parcial con la que intentar llegar a un acuerdo. Tras días de tiras y aflojas televisados, las conversaciones se han enterrado ahora en la opacidad y se están produciendo fundamentalmente a nivel técnico mientras la UE reclama a Trump “más claridad” sobre su posición al mismo tiempo que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aguarda que Trump le dé audiencia.
Dejar las negociaciones en el terreno de los expertos fue la decisión que se tomó tras el viaje del comisario de Comercio, Maros Sefcovic, a Washington para reunirse con sus homólogos, Howard Lutnick y Jamieson Greer, tras el plazo de 90 días que dio Trump y en el que, como gesto de buena fe, la UE paralizó por ese tiempo la imposición de aranceles en respuesta a las tasas que ya estaban en vigor. Esa reunión sirvió como “ejercicio de exploración” de las áreas en las que se puede alcanzar un acuerdo con el fin de estructurar las negociaciones, según explicaron fuentes comunitarias.
El foco estuvo puesto fundamentalmente en la oferta de la UE de tener aranceles “cero por cero” para los productos industriales, incluidos los coches; la sobrecapacidad global en los sectores del aluminio y el acero; así como la resiliencia en las cadenas de suministro de los semiconductores y los medicamentos. La Comisión Europea también ha ofrecido a EEUU incrementar su asociación energética, que básicamente pasa por incrementar la compra de gas.
“La UE seguirá abordando estas conversaciones de manera constructiva, con vistas a identificar ámbitos de interés común. Está claro que serán necesarios importantes esfuerzos conjuntos para lograr un resultado satisfactorio en el plazo de 90 días. La UE está haciendo su parte. Ahora, es necesario que EEUU defina su posición. Como en toda negociación, debe ser una calle de doble sentido, un compromiso bidireccional, en el que ambas partes pongan algo sobre la mesa”, advirtieron en la Comisión Europea tras esa reunión.
Trump y Von der Leyen se reunirán, pero no hay detalles
Desde entonces, en Bruselas han echado el cerrojazo a la información y se ha impuesto el secretismo sobre las conversaciones en las que inicialmente dijeron que no estaban previstos encuentros a nivel político, como el de Sefcovic. De hecho, la Comisión Europea enfrió desde el principio la posibilidad de un encuentro de Ursula von der Leyen y Trump con motivo de su presencia en el funeral del papa Francisco, como había planteado la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tras ser recibida en Washington.
Lo que argumentaron en Bruselas fue que el motivo del viaje a Roma era participar en la despedida de uno de los hombres más “carismáticos” y despejaron el balón tras llevar meses esperando la audiencia del presidente estadounidense, que ha dado largas a la alemana desde antes de volver a la Casa Blanca. Finalmente, los dos mandatarios se encontraron en el acto “y en su breve intercambio, la presidenta Von der Leyen y el presidente Trump acordaron reunirse”, según fuentes comunitarias.
No hay ningún detalle sobre cómo ni cuándo y en la Comisión Europea no tienen intención, al menos por ahora, de profundizar más dado que son conscientes de la volatilidad de su interlocutor, que ignora a la alemana desde hace meses, pese a su petición de una reunión antes de que tomara posesión. Trump, que ha llegado a decir que la UE se creó “para joder”a EEUU dejó fuera a los mandatarios comunitarios de los fastos de su proclamación mientras que sí invitó a los líderes de la ultraderecha europea, como Meloni o Viktor Orbán.
La guerra comercial sí que bullió la semana pasada al máximo nivel en Washington, donde estaban reunidos los responsables de la economía mundial con motivo de las asambleas de primavera del FMI y del Banco Mundial. “La Unión Europea no renuncia a nuestra asociación más estrecha, profunda e importante: la que mantenemos con Estados Unidos”, aprovechó para decir el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, en un evento organizado por un think tank en el que reiteró el mensaje que la Comisión Europea había enviado hace unos días: “Agradeceríamos una mayor claridad por parte de EEUU sobre cuáles son exactamente las expectativas y cómo podemos llegar a soluciones sin la imposición de aranceles adicionales”.
Más allá de los técnicos, también ha sido objeto de conversación a nivel político. El propio Dombrosvisks ha mantenido un breve encuentro con el secretario del Tesoro, Scott Bessent. “Los contactos a nivel técnico continúan y los interlocutores a nivel político, cuando van a EEUU a reunirse con los estadounidenses, exponen el caso”, ha explicado el portavoz de Comercio, Olof Gill, que sostiene que son los expertos los que avanzan en las negociaciones antes de que se pueda elevar el asunto a nivel político.
Negociaciones “constructivas”, pero el “diablo está en los detalles”
Uno de los que ha aprovechado su presencia en la capital estadounidense ha sido el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, que la semana anterior ya se había reunido con el secretario del Tesoro, que le reprochó la ‘tasa Google’ y que España esté a la cola respecto al gasto militar. “Ya les adelantamos que España estará a la altura de ese compromiso del 2% y que lo haríamos antes de lo previsto, como hemos visto esta misma semana con el anuncio del presidente del Gobierno”, dijo Cuerpo tras la nueva ronda de contactos.
No obstante, evitó dar detalles sobre la marcha de las negociaciones en las que reconoció que “hay mucho que proteger” dado que el stock de inversiones de EEUU en España alcanza los 115.000 millones de euros, aunque la relación comercial es deficitaria. “Hay que dar tiempo y espacio a esa negociación. Nosotros, y yo creo que por parte estadounidense también, nos adentramos en esta negociación, por supuesto, con la mano tendida y con toda la voluntad de llegar a un acuerdo. Pero un acuerdo que tiene que ser justo y equilibrado”, se limitó a decir el ministro, que recordó que buena parte de los aranceles de Trump ya están afectando a las empresas europeas y españolas: “Esto también tiene que ser tenido en cuenta”.
Aunque los 27 han delegado en la Comisión Europea las negociaciones dado que el comercio es una competencia europea, el ejecutivo de Von der Leyen les mantiene informados de cada paso. En buena medida le da un mayor poder de negociación hacerlo como un bloque de 450 millones de personas que si lo hiciera cada país en solitario. Por eso el gran temor en Bruselas es que Trump logre abrir una brecha con la estrategia del ‘divide y vencerás’, que por ahora no ha tenido éxito.
“Apoyamos plenamente a la Comisión Europea y la información que nos está dando, confirmada por los debates que estamos manteniendo aquí en Washington, es que las conversaciones están siendo muy constructivas. Por supuesto, el diablo está en los detalles y todavía hay muchos temas abiertos que deben resolverse. Pero hay voluntad por ambas partes de llegar a un acuerdo”, expresó en una entrevista en Bloomberg el ministro de Finanzas alemán, Joerg Kukies.
Aranceles 0 a bienes industriales, agricultura y servicios
“Europa ha dicho que queremos que los aranceles industriales bajen a cero por ambas partes. Estados Unidos ha respondido que también tenemos que hablar de agricultura y servicios. También tenemos que hablar de los obstáculos no arancelarios al comercio”, sintetizó Kukies, que mencionó, igualmente, algunos detalles técnicos sobre la estandarización y homologación de las condiciones del sector del automóvil para que los criterios de seguridad se acompasen y favorezcan el comercio entre los dos lados del Atlántico.
Por un lado, Trump quiere que la UE importe más productos agrícolas de EEUU y también mejorar las condiciones respecto a la exportación de servicios, que es su punto fuerte: 427.000 millones de dólares frente a los 319.000 millones que importó en 2023. Y en ese paquete entran en juego las grandes empresas tecnológicas dado que los servicios digitales ascienden a 110.000 millones.
Lo que rechaza rotundamente la UE es descafeinar sus normativas digitales, que son las que Trump, empujado en buena medida por los magnates de las ‘Big tech’, ha puesto en la diana. Esta misma semana, tras varios retrasos, la Comisión Europea ha impuesto las primeras multas bajo la aplicación de la Ley de Mercados Digitales (DMA) a Apple y Meta con 700 millones y 200 millones, respectivamente.
Las sanciones han sido muy inferiores al 10% de la facturación mundial anual que prevé el reglamento. Lo que aducen en la Comisión Europea es que es la primera vez que se aplica y que la duración de la vulneración es muy breve en el tiempo. En Bruselas han intentado alejar lo máximo posible esta decisión del nivel político y se anunció sin fuegos artificiales. Ni siquiera informaron en rueda de prensa los comisarios al cargo y la máxima responsable, Teresa Ribera, estaba de viaje en México. Por el momento, Trump no ha reaccionado de manera airada, pero ambas compañías se han quejado agriamente apelando a su propio discurso.
Las tecnológicas, en el punto de mira
“La Comisión Europea está intentando perjudicar a empresas estadounidenses de éxito mientras permite que empresas chinas y europeas operen con normas diferentes. No se trata sólo de una multa; la Comisión, al obligarnos a cambiar nuestro modelo de negocio, impone de hecho un arancel multimillonario a Meta al tiempo que nos obliga a ofrecer un servicio inferior”, se quejó Meta.
Apple anunció que recurrirá al Tribunal de Justicia de la UE. La sanción es “un ejemplo más de cómo la Comisión Europea ataca injustamente a Apple con una serie de decisiones perjudiciales para la privacidad y la seguridad de nuestros usuarios, perjudiciales para nuestros productos y que nos obligan a ofrecer nuestra tecnología gratuitamente”, dijo un representante de la compañía en un comunicado.
Respecto a los casos concretos, lo que sostienen en la Comisión Europea es que su intención es que las tecnológicas cumplan con la legislación vigente. Y, respecto a la negociación global con la Administración Trump, que su prioridad sigue siendo llegar a un acuerdo. Ahora bien, el ‘plan B’ es imponer contramedidas si las negociaciones fracasan. Y precisamente las grandes tecnológicas están en el radar de la Comisión Europea, que amenaza con un impuesto extra para tapar el agujero que supondrían los aranceles de Trump al comercio con la UE.