Los retos en los colegios de la zona cero medio año después de la dana
Medio año después de la catástrofe de la dana en la provincia de Valencia, la recuperación plena de la normalidad en las aulas se puede evaluar con ciertos retos pendientes y una actividad lectiva garantizada, si bien para algunas familias entraña todavía largos desplazamientos por el traslado de sus hijos a otro colegio o instituto, en algunos casos, fuera de su municipio. Cronológicamente, el proceso se ha vivido con una agilidad de la que sacan pecho en la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, ya que la formación se reanudó «en mes y medio para los más de 48.000 alumnos afectados tras la riada en 115 centros educativos que se habían quedado sin clase». Cerca de la mitad (22.000 niños y adolescentes) el 11 de noviembre, sólo 13 días después de la riada, ya habían podido volver y «antes de las vacaciones de Navidad, el 100% del alumnado retomó la actividad lectiva en diferentes modalidades», subrayan desde el departamento del conseller José Antonio Rovira. Esta misma semana, también han recordado «el compromiso con las localidades afectadas por la dana del pasado mes de octubre al mantener las unidades en Educación Infantil y Primaria en los centros». Igualmente, la Administración autonómica pone de relieve que ofreció «formación a miles de docentes en un tiempo récord para dotarles de las herramientas necesarias que les permitiera afrontar estas situaciones excepcionales en la que muchos niños estuvieron sometidos a una situación traumática». El 30 de octubre, día siguiente de la dana, la Conselleria ya envió una carta a los centros sobre acompañamiento psicológico. Y en diciembre se incorporaron a las unidades de detección temprana en el ámbito educativo un total de 20 profesionales en psicología para la atención directa en los centros afectados por las inundaciones. En cambio, desde FAMPA València y la Confederación Gonzalo Anaya , ponen el foco en que «actualmente, cinco colegios, dos institutos y una escuela infantil permanecen cerrados en siete municipios de la provincia, con alrededor de 4.500 estudiantes que han sido reubicados en otros centros o en aulas provisionales». Tal como ha señalado Rubén Pacheco , presidente de FAMPA València «los centros que siguen cerrados no tienen proyecto definido y muchos de los que han reabierto conviven con obras de mejora que avanzan a ritmo lento, lo que genera molestias en la comunidad educativa». En varios centros receptores de estos alumnos, se han producido aumentos de ratio , que alcanzan en ocasiones más de 50 estudiantes por aula, «y la necesidad de adaptar espacios inicialmente no destinados a la docencia», según estas organización representantes de madres y padres. «Las escuelas han tenido que reorganizarse utilizando espacios como bibliotecas y laboratorios , que no siempre disponen del mobiliario adecuado para la actividad lectiva», ha relatado Pacheco. Al respecto, desde la Conselleria han abundado en que «el principal objetivo ahora es la reconstrucción y vuelta a la normalidad» y han reconocido las asignaturas pendientes en esos casos: «En cuanto a infraestructuras, se están habilitando las aulas prefabricadas para acoger a los alumnos de los centros más dañados (son ocho centros ), para lo que se destinan más de seis millones de euros». Además, ha realizado contratos de emergencia para cubrir el transporte escolar de los alumnos desplazados, así como el comedor. También para reposición de material y de mobiliario, así como para la recuperación de oficinas Labora o de seguridad para la vigilancia de bienes culturales. En total, estas gestiones suman un coste de 42,3 millones de euros. No obstante, desde FAMPA València echan en falta una «mejora» de la comunicación institucional hacia las comunidades educativas, ya que «en muchos casos se ha comunicado la reapertura de centros, pero la situación real no siempre refleja una normalidad plena». La comunidad educativa apela a que se les facilite « información clara y actualizada sobre las fases de obra, los plazos de finalización y las condiciones de reapertura de los centros». Y uno de los aspectos que ha generado más dificultades ha sido el servicio de transporte escolar. «Se han detectado incidencias en la cobertura de las rutas y en las condiciones de accesibilidad de algunos vehículos, especialmente en el caso de alumnado de Educación Especial», alertan desde FAMPA València. «En determinados casos, las familias han tenido que organizar de manera individual los desplazamientos, debido a la falta de alternativas regulares, o a los retrasos e incumplimiento de los horarios », detallan. Su presidente pone de manifiesto que «El alumnado desplazado se enfrenta no sólo a la distancia adicional, sino también a carencias en el material disponible y a la necesidad de adaptarse a nuevas dinámicas de centro». Acerca de esos contratos de emergencia de la Conselleria como medidas para reforzar el servicio, sobre todo, las nuevas adjudicaciones de contratos de transporte, las comunidades educ
Medio año después de la catástrofe de la dana en la provincia de Valencia, la recuperación plena de la normalidad en las aulas se puede evaluar con ciertos retos pendientes y una actividad lectiva garantizada, si bien para algunas familias entraña todavía largos desplazamientos por el traslado de sus hijos a otro colegio o instituto, en algunos casos, fuera de su municipio. Cronológicamente, el proceso se ha vivido con una agilidad de la que sacan pecho en la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo, ya que la formación se reanudó «en mes y medio para los más de 48.000 alumnos afectados tras la riada en 115 centros educativos que se habían quedado sin clase». Cerca de la mitad (22.000 niños y adolescentes) el 11 de noviembre, sólo 13 días después de la riada, ya habían podido volver y «antes de las vacaciones de Navidad, el 100% del alumnado retomó la actividad lectiva en diferentes modalidades», subrayan desde el departamento del conseller José Antonio Rovira. Esta misma semana, también han recordado «el compromiso con las localidades afectadas por la dana del pasado mes de octubre al mantener las unidades en Educación Infantil y Primaria en los centros». Igualmente, la Administración autonómica pone de relieve que ofreció «formación a miles de docentes en un tiempo récord para dotarles de las herramientas necesarias que les permitiera afrontar estas situaciones excepcionales en la que muchos niños estuvieron sometidos a una situación traumática». El 30 de octubre, día siguiente de la dana, la Conselleria ya envió una carta a los centros sobre acompañamiento psicológico. Y en diciembre se incorporaron a las unidades de detección temprana en el ámbito educativo un total de 20 profesionales en psicología para la atención directa en los centros afectados por las inundaciones. En cambio, desde FAMPA València y la Confederación Gonzalo Anaya , ponen el foco en que «actualmente, cinco colegios, dos institutos y una escuela infantil permanecen cerrados en siete municipios de la provincia, con alrededor de 4.500 estudiantes que han sido reubicados en otros centros o en aulas provisionales». Tal como ha señalado Rubén Pacheco , presidente de FAMPA València «los centros que siguen cerrados no tienen proyecto definido y muchos de los que han reabierto conviven con obras de mejora que avanzan a ritmo lento, lo que genera molestias en la comunidad educativa». En varios centros receptores de estos alumnos, se han producido aumentos de ratio , que alcanzan en ocasiones más de 50 estudiantes por aula, «y la necesidad de adaptar espacios inicialmente no destinados a la docencia», según estas organización representantes de madres y padres. «Las escuelas han tenido que reorganizarse utilizando espacios como bibliotecas y laboratorios , que no siempre disponen del mobiliario adecuado para la actividad lectiva», ha relatado Pacheco. Al respecto, desde la Conselleria han abundado en que «el principal objetivo ahora es la reconstrucción y vuelta a la normalidad» y han reconocido las asignaturas pendientes en esos casos: «En cuanto a infraestructuras, se están habilitando las aulas prefabricadas para acoger a los alumnos de los centros más dañados (son ocho centros ), para lo que se destinan más de seis millones de euros». Además, ha realizado contratos de emergencia para cubrir el transporte escolar de los alumnos desplazados, así como el comedor. También para reposición de material y de mobiliario, así como para la recuperación de oficinas Labora o de seguridad para la vigilancia de bienes culturales. En total, estas gestiones suman un coste de 42,3 millones de euros. No obstante, desde FAMPA València echan en falta una «mejora» de la comunicación institucional hacia las comunidades educativas, ya que «en muchos casos se ha comunicado la reapertura de centros, pero la situación real no siempre refleja una normalidad plena». La comunidad educativa apela a que se les facilite « información clara y actualizada sobre las fases de obra, los plazos de finalización y las condiciones de reapertura de los centros». Y uno de los aspectos que ha generado más dificultades ha sido el servicio de transporte escolar. «Se han detectado incidencias en la cobertura de las rutas y en las condiciones de accesibilidad de algunos vehículos, especialmente en el caso de alumnado de Educación Especial», alertan desde FAMPA València. «En determinados casos, las familias han tenido que organizar de manera individual los desplazamientos, debido a la falta de alternativas regulares, o a los retrasos e incumplimiento de los horarios », detallan. Su presidente pone de manifiesto que «El alumnado desplazado se enfrenta no sólo a la distancia adicional, sino también a carencias en el material disponible y a la necesidad de adaptarse a nuevas dinámicas de centro». Acerca de esos contratos de emergencia de la Conselleria como medidas para reforzar el servicio, sobre todo, las nuevas adjudicaciones de contratos de transporte, las comunidades educativas solicitan «un seguimiento permanente para garantizar su correcta implementación». Como iniciativas de apoyo a las familias por parte de la propia FAMPA València, han señalado el « acompañamiento » al alumnado afectado y ha puesto en marcha -junto con Educo- el proyecto « Colònies dana », que consiste en ofrecer al alumnado y profesorado afectados un espacio de respiro emocional en plena Naturaleza , combinando actividades lúdicas y socioeducativas con talleres de apoyo psicológico y arteterapia. «Todo ello en entornos seguros, naturales y accesibles, donde puedan superar el impacto emocional de la catástrofe y recuperar la esperanza y la normalidad», describen. Los campamentos son gratuitos tanto para las familias como para el centro escolar y esta iniciativa complementa los esfuerzos educativos «formales», al atender al «bienestar emocional» de los menores en un momento de transición. En las últimas semanas se han desarrollado acciones informativas y de sensibilización impulsadas por AMPA y plataformas educativas para trasladar las demandas de las comunidades afectadas. Entre otras, la solicitud de un calendario detallado de reconstrucción , el refuerzo de los servicios de transporte y apoyo educativo, así como medidas de acompañamiento emocional y educativo para el alumnado. «Desde FAMPA València y la Confederación Gonzalo Anaya se reitera la voluntad de colaborar con las administraciones públicas para avanzar en soluciones conjuntas», apostillan.
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