Los planes de Barcelona para transformar Vallcarca enfrentan a los vecinos: "Podrán echarme si me dan una vivienda digna"
El Ayuntamiento se ha propuesto sacar adelante la reurbanización del barrio, que lleva encallada 20 años.

Dantesco, abandonado y dejado de la mano de Dios. Así definen varios vecinos el barrio de Vallcarca, que desde hace dos décadas espera su gran transformación y ahora parece que el Ayuntamiento de Barcelona la sacará adelante. Atribuyen este retraso a la dejadez e inacción de gobiernos anteriores al del PSC y a la proliferación de espacios ocupados, entre ellos un gran solar que da la bienvenida al barrio nada más salir del metro. En la otra cara de la moneda, las asociaciones que defienden a las personas que viven en chabolas o en fincas municipales ocupadas insisten en que en ningún momento han defendido mantener este estilo de vida, pero exigen que para poner fin a esta problemática se deben ofrecer alternativas. "Solo podrá echarme de aquí el Ayuntamiento dándome una vivienda digna", dice a 20minutos Florina Drossu, una mujer que desde hace seis años habita en el solar.
"El consistorio tiene que decidir si le compra el juego a Vox y al PP o si apuesta por una política social y progresista", explica José González, uno de los portavoces de la entidad vecinal SOM Barri. El pasado 19 de marzo, el gobierno de Jaume Collboni anunció la apertura de cuatro expedientes administrativos para declarar cuatro asentamientos como infraviviendas, un paso previo para en un futuro poder desalojar a las personas que residen ahí. También para poder iniciar las obras del futuro Parc Central. Para SOM Barri, la decisión del Ayuntamiento no es ninguna sorpresa y presentarán alegaciones.
Tampoco se sorprendieron al oír la noticia los vecinos críticos con estas ocupaciones, que destacan que desde que los socialistas se hicieron con la alcaldía las cosas han cambiado. "Ahora empezamos a notar que se hace algo, ahora llamas a la Guardia Urbana y viene", relata a este medio un vecino de 49 años que vive en el barrio desde 2006. En su caso, no quiere que su nombre salga publicado porque teme represalias por parte de las entidades vecinales que apoyan a los chabolistas, a las que culpabiliza de la "tensa convivencia" y del retraso de las obras de mejora. "Son necesarias, es una demanda histórica", añade y pese a que es optimista ante las últimas noticias, afirma: "Hasta que no lo vea, no me lo creo".
El gobierno municipal también anunció recientemente la reactivación total del plan urbanístico, con la puesta en marcha de la expropiación de cuatro fincas este mandato para construir una rambla verde en la avenida Vallcarca durante el próximo. Además, a principios de marzo también avanzó que en verano se construirán dos pistas de ‘street basket’ (baloncesto de calle). Unas obras que forman parte de la primera fase del futuro Parc Central, que actualmente está en fase final de redacción del proyecto ejecutivo.
Música a altas horas, hogueras, barbacoas en la calle...
Durante la presentación del calendario de obras, la primera teniente de alcaldía y concejala de Gràcia, Laia Bonet, destacó que la "inacción" de anteriores gobiernos ha provocado que la mejora en el barrio no solo sea "urgente y necesaria", sino también compleja y delicada. En parte, se debe a la tensa situación vecinal que se vive en Vallcarca.
Asociaciones como SOM Barri, Heura Negra o el Sindicat d'Habitatge defienden a capa y espada a las personas que malviven en las chabolas de un solar, mientras que vecinos contrarios a que se mantengan viviendo ahí denuncian a este diario que las normas no son las mismas para todos. "Ellos beben en la calle y no pasa nada, lo hace mi hija y la denuncian", pone como ejemplo un vecino. También critican que organizan fiestas con música hasta altas horas de la madrugada, barbacoas en la calle, timbas e incluso encienden fuegos. Unas actividades que consideran "peligrosas" porque se hacen en espacios donde se acumulan muchos objetos, entre ellos bombonas de butano, y mucha basura.
"Los olores son horribles", señala otro vecino de 59 años que tampoco quiere que se publique su nombre. "No puede ser que al salir del metro la gente se encuentre lo que se encuentra", añade. La estación de Vallcarca es un lugar muy frecuentado por los turistas debido a su proximidad con el Parc Güell. Otra mujer, de 40 años y vecina del barrio de toda la vida, denuncia que la zona "ha sufrido una degradación muy bestia" y que las asociaciones, a las que califica de "anarquistas y ocupas", tienen secuestrado el barrio.
Los tres vecinos aseguran que en algún momento se han planteado abandonar Vallcarca por estos problemas, pero se resisten porque es su casa. Lo mismo opina Florina que, a pesar de malvivir bajo un techo de madera, considera que el barrio es su "familia". "Soy de aquí, es mi sitio, vivo aquí desde hace 20 años", asegura e insiste en que, si la echan a la calle, no se irá: "Me quedaré en una furgoneta si hace falta".
Desde Som Barri responden a las acusaciones de comportamientos incívicos asegurando que son "exageradas". "Yo he vivido 18 años en El Raval y esto es como vivir en los Pirineos", asegura José. Dice también que evidentemente hay gente joven que hace fiestas y ruido, pero que es algo que pasa en cualquier barrio de Barcelona, no solo en Vallcarca. En cuanto a las personas que emiten estas quejas, indica que son pocos y afines a la extrema derecha. "Son perfiles que insultan por redes sociales y que pertenecen a Aliança Catalana", añade.
En marcha el plan urbanístico
El plan urbanístico vigente se aprobó en 2002, pero se paralizó por la crisis económica. Ahora, el Ayuntamiento lo ha reactivado con el objetivo de que el barrio deje de estar en un constante estado de "provisionalidad". Para ello, expropiará cuatro fincas este mandato para que en el próximo se puedan iniciar las obras de la rambla verde, que tendrá 2.800 metros cuadrados.
Asimismo, en abril se pondrá en marcha la anilla de servicios, que consiste en la urbanización con criterios ambientales y la construcción de la canalización de los diferentes servicios en las calles de la Mare de Déu del Coll, Farigola, Medes, Cambrils, Argentera y Calendau. Un paso que el gobierno municipal cree que es "indispensable" para poder sacar adelante los edificios previstos en esta zona.
Las obras, que tienen un presupuesto de 6,78 millones de euros y durarán 20 meses, abarcarán una superficie de más de 8.000 metros cuadrados. Además, permitirán que los peatones ganen espacio porque se reducirá el destinado al tráfico. También se crearán áreas de plataforma única, se incrementarán "de forma notable" las zonas verdes y se incorporarán sistemas de drenaje sostenible.
Además, el consistorio renovará completamente el mobiliario urbano y el alumbrado público de toda la zona. Paralelamente, la urbanización servirá para ejecutar una red de recogida de residuos conectada a la central de Lesseps.