Le preguntamos a ChatGPT por el mejor director para dirigir una cinta sobre el cónclave... y hay fumata blanca

Nos asomamos al siempre dispuesto oráculo digital y le planteamos cómo imaginaría una adaptación cinematográfica de este ritual sagrado. La respuesta es digna de una superproducción.

May 8, 2025 - 04:37
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Le preguntamos a ChatGPT por el mejor director para dirigir una cinta sobre el cónclave... y hay fumata blanca

El tema candente de la semana lo inunda todo, y las plataformas tratan de saciar la enorme demanda de ficción papal de los espectadores. Las opciones son abundantes y cada una de ellas aborda el infranqueable universo del Vaticano desde una óptica bien distinta.

A saber, el visionario enfoque de Paolo Sorrentino con su díptico para HBO en compañía de Jude Law, el introspectivo acercamiento de Fernando Meirelles en colaboración con Anthony Hopkins y Jonathan Pryce, o el actual thriller protagonizado por Ralph Fiennes centrado en la elección del nuevo papa.

Ahora, a la espera de la famosa fumata blanca, invocamos a esa suerte de Zoltar moderno que responde al nombre de ChatGPT, y le preguntamos sin ambages qué 'Dream Team' cinematográfico sería el ideal para poner en imágenes esta reunión que se desarrollará en el más estricto secreto. Un proceso que fue abordado de manera directa en la mencionada película Cónclave y que podría ser todavía más satisfactorio si cayera en manos del director indicado.

Y la inteligencia artificial ha dictado sentencia adelantando un nombre: Ridley Scott. Dotado para la creación de atmósferas, este mago del cine podría explorar el juego de poder silencioso de un modo trepidante y con un estilo visual inigualable. Una elección lógica a tenor de estas cualidades y del poco conocido precedente que sentó Scott con su frustrada serie sobre el Vaticano, que quedó en un piloto inédito dirigido por él mismo.

Scott, artesano detrás de numerosos dramas históricos, sabría convertir una simple disputa de poder en un espectáculo cinematográfico vibrante. Algo que ya ha demostrado con emperadores, cruzados y duelistas, y que no sería distinto si el escenario fuera la Capilla Sixtina. Con su mirada majestuosa, el Vaticano se transformaría en una catedral del suspense donde abundarían sus característicos colores ocres, esta vez en un contexto litúrgico.

Cónclave de directores

No contentos con esta evocadora posibilidad, quisimos saber más, y tras nombrar a los evidentes Sorrrentino o Meiralles por sus anteriores incursiones en esta temática, el chat sorprendió con otras opciones igual de interesantes, invocando los nombres de dos cineastas todoterreno como David Fincher y Denis Villeneuve.

Si en manos del artífice de Zodiac, la película resultante se habría acercado más a un thriller obsesivo acometido con la precisión de un cirujano, bajo la batuta de Villeneuve, podríamos haber asistido a una obra atmosférica con un marcado peso existencial.

En la sección de posdata, la famosa aplicación de inteligencia artificial nos deja otra alternativa que, aunque improbable, resulta igualmente curiosa, proponiendo como candidato a Alejandro González Iñárritu, el dos veces ganador del Oscar, que habría encarado la tarea con la ambición estética que le caracteriza.

Un papa de Oscar

Sea como fuere, la visión de Scott podría haber hecho accesible esta centenaria reunión que se desarrolla en la total intimidad, ajena a nuestros ojos y oídos, recreando hasta el más mínimo detalle cada rincón de la Capilla Sixtina, y rodeado, sin miedo a equivocarnos, de un plantel de estrellas entre las que las que sin duda destacaría esa bestia llamada Russell Crowe.

Y es que el de Nueva Zelanda tampoco es ajeno a esta temática, habiendo interpretado a un exorcista de la Santa Sede en El exorcista del Papa, reuniéndose con el papa francisco en una audiencia pública en 2014 y visitando la Capilla Sixtina en 2022. Algo que también habría tomado en consideración la IA para echarle el ojo al camaleónico actor, que habría ofrecido una caracterización más terrenal y visceral del pontífice.

Por si Crowe se nos quedara corto, el chat despliega un auténtico banquillo de primera división: un elenco estelar de intérpretes que podrían enfundarse la sotana blanca con la solemnidad que exige el cargo. Entre ellos, Jeremy Irons aparece como una elección natural, con su voz grave y su porte melancólico, ideal para encarnar al papa saliente.

Ciarán Hinds aporta la gravitas de quien ha convivido con la fe y el deber durante décadas: sería el pontífice moribundo, el último guardián de una tradición en agonía. Y si la idea es dar un giro inesperado, Michael Fassbender encajaría como ese papa joven y progresista que divide al colegio cardenalicio y amenaza con cambiarlo todo.

Un papa español

Pero entre todos ellos, hay una figura que brilla con una intensidad distinta. Una presencia más física, más emocional, más imprevisible. Javier Bardem, el actor español más internacional, encajaría como el outsider absoluto: un cardenal marcado por un pasado complejo, incómodo para algunos e irresistible para otros. Y quizá por eso mismo, el candidato más peligroso.

Porque si hay algo que la historia reciente del papado parece evitar con esmero es la figura de un papa español; una suerte de maldición no escrita que Bardem podría romper con su sola mirada. ¿Estamos ante la profecía autocumplida de San Pedro en clave ibérica? ¿O simplemente ante el hombre adecuado en el momento menos esperado? El cónclave, como el buen cine, siempre guarda su último giro para el final.

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