Lali: cómo es su nuevo disco, No vayas a atender cuando el demonio llama y cuáles son sus frases más picantes
Este martes se lanzó el sexto disco de estudio de la cantante y actriz; un tema con Dillom, otro con Duki y muchas palabras que resonarán con fuerza en los próximos días
La estética de fábricas abandonas y edificios vacíos y desangelados acompaña a varios de los videos y visualizers de No vayas a atender cuando el demonio llama, el sexto álbum de estudio de Lali. El primero de ellos se ve en “33″, el corte que ya conocimos, el que hace con Dillom y que ella eligió para abrir un viaje por momentos muy personal e introspectivo, por otros de fantasía, pero en todos los casos con la fuerte impronta que la precede.
Hace 33 años que Mariana “Lali” Espósito vino al mundo y 11 que decidió explorar su faceta de cantante, autora y compositora. Como toda persona que primero se hace conocida por una actividad determinada –en su caso, la actuación–, emprender otra puede ser complejo, arduo, no exento de comentarios socarrones y tantas otras barreras que solo la insistencia, la tozudez, el convencimiento y el talento de alguien como Lali puede ostentar.
“Estoy en la cresta de la ola y no da vértigo, antes buscaba el hit y ahora hago clásicos”, canta Lali aquí. No vamos a decir que es su obra más madura porque esa frase ya se usó millones de veces en las reseñas de discos. En cambio, vamos a optar por acotar que es su disco más Lali. Se la observa locuaz, sensual, divertida; puede reírse de la figura de ícono pop en la que se convirtió y de la que aprendió a leer la letra chica sobre la marcha.
Si Dillom es su contraparte masculina en “33″, Duki lo es en “Plástico”. De allí en adelante no comparte canciones con nadie más salvo con su espejo, que le devuelve una imagen distinta cada vez.
Hay algo de las “enseñanzas” de Charly García que Lali incorpora aquí. Puede ser esa estrella que acompaña la estética del disco, que tranquilamente pudo haber sido diseñada por él; puede ser el grito sampleado que abre “No me dejan salir”, que aquí aparece tímidamente en “Plástico”. Pero sobre todas las cosas es la energía saynomoreana que sobrevuela las once pistas, incluidos los interludios “Sensacional éxito” y “Fin de transmisión”. En este último, la voz histórica de la guía telefónica (no tengo los créditos pero permítanme jugarme: es Marita Monteleone) locuta: “Aquí finaliza el álbum seudo-rockero de Lali... Confiamos en que lo van a reproducir hasta que sus familias los odien. Gracias por apoyar a su popstar favorita, y recuerden...“, se escucha, seguido, precisamente, del ruido del fin de transmisión de la era de los televisores de tubo.
Pero detengámonos en “Plástico”, donde Lali suelta la frase que da nombre al disco y donde después de un comienzo con aires darkies lo deja todo en el estribillo: “Ahora que sueno en la radio me buscan. Ahora que ya lleno estadios les gusta. Son de plástico. Ahora que nunca me caigo se frustran. Ahora que no me lo guardo se asustan. Son de plástico”. Los que se sientan aludidos, y volviendo a Charly, ¿se bancarán ese defecto?
En el video de “Lokura” vuelven a aparecer las ventanas sin vidrios, los ladrillos a la vista de una mole abandonada y que una Lali encuerada camina a paso firme. Es la misma que canta sobre un chico malo que “todas lo ven pasar” y que sólo a ella la va a buscar.
Si en “Lokura” se impone el rock, en el tema siguiente el clima cambia por completo. “Morir de amor” es una canción romántica, de esas en las que su intérprete confiesa que aunque haya muerto de amor en el pasado vale la pena intentarlo de nuevo. “Nunca fui fan de los payasos ni de la pasta de campeón. Casi que no respiro si creo que escucho tu voz”, asume.
El mid-tempo “No hay héroes” lleva el ADN de la balada pop argenta (”No hay héroes ni villanos, en la guerra nadie gana... nadie puede salvarnos y no es fácil la jugada"), mientras que “Pendeja” retoma el clima rockero, el mismo que Lali aprovecha para sacar su faceta más confesional y provocadora. “Esto es lo que más me excita. Me encanta cuando gritan que soy una pendeja, si soy una pendeja. No traiciona el que te avisa, el diablo no va a misa, si soy una pendeja...”.
Otra balada, “Perdedor”, empieza a cerrar el álbum, que finaliza con el segundo y último intervalo en plan tanda de Telefe, “Sensacional éxito”: “El fenómeno infanto-juvenil devenida en ícono pop... ¿La heroína definitiva que demanda la época? ¿La mayor delincuente de la que se tenga memoria? No importa nada, es el nuevo disco de Lali".
“Contra la pared, no llegamos a la cama baby”, canta en esa explosión pop que es “Sexy”, canción con destino de hit y de pista de baile que se complementa muy bien con otro track: “Novia II”, una suerte de guiño lésbico al “Y qué” de Babasónicos: “Ella dice que sos aburrido, esta noche no quiero testigos. Hoy tu novia se viene conmigo, ¡oh si!, ¿y qué? ¿y qué?”.