La nueva imagen del Templo Romano de Córdoba tras las obras para ser visitable, a examen de los expertos

El Ayuntamiento de Córdoba acaba de anunciar que en junio estarán concluidas las obras para hacer visitable el Templo Romano , un proyecto que hunde sus raíces en el arranque del presente siglo. ABC reúne a reconocidos expertos para abordar dos cuestiones: la imagen a nivel estético del monumento con los elementos que se le han incorporado (una gran escalera para descender al yacimiento, pasarelas con barandillas de cristal o una plataforma con pilares para poder ver la zona de columnas) y el tiempo transcurrido hasta que la ciudad ha logrado que se pueda disfrutar plenamente del Templo. Este panel de voces autorizadas lo forman Antonio Monterroso , profesor de Arqueología de la UCO; Rafael Hidalgo , profesor de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla; Enrique Melchor , catedrático de Historia Antigua de la UCO; Carlos Márquez , catedrático de Arqueología de la UCO; y Alberto Villar , catedrático jubilado de Historia del Arte de la UCO. Abre fuego Monterroso . Antes de opinar, hace una introducción que considera necesaria. Explica que se ha actuado principalmente sobre la reconstrucción que se hizo del Templo -en los años sesenta-, que fue «una intervención lógica en su tiempo . Aquella restauración en cemento quedó inconclusa y hubo que asumir el aspecto que presenta. Por ello, partimos de una imagen que no es la original del edificio, sino la de una reconstrucción». A partir de esa premisa, los trabajos realizados «desde un punto de vista del turismo y de la imagen de una ciudad son iguales a muchísimas cosas hechas en muchas urbes»: « No son ninguna estridencia ni ninguna barbaridad que no sean comunes en operaciones de poner en valor edificios antiguos muy mutilados , como éste». Luego, da su « punto de vista » como arqueólogo : «A mí me gusta más la ruina y creo que las personas que valoran estos emblemas patrimoniales prefieren una ruina bien contada que una completamente revestida, alterada y disfrazada de una operación arquitectónica». Pero este planteamiento, advierte, es «un juicio personal mío ». Este proyecto, sigue, «tiene unos arquitectos bien formados detrás, que conocen la normativa. Y participan Cultura [autoriza la intervención] y el Ayuntamiento . Luego, como tantas cosas en la vida, gustan o no gustan». «Insisto en que no se está haciendo nada que no exista en otros lugares. Bien es cierto que a lo mejor podría haberse preferido una operación un poco más sencilla », finaliza. Muestra también algún reparo sobre la nueva imagen del Templo Romano Rafael Hidalgo -profesor de Arqueología de la UPO que trabaja en el yacimiento romano de Cercadilla, dentro del proceso iniciado por el Ayuntamiento que debe terminar en un futuro con su apertura-. Antes de abordarlo, como Monterroso, plantea varias cuestiones. Lo primero es señalar que las obras para hacerlo visitable son «complicadas» por las características «tan peculiares» del Templo: «Se parte de que su pronao está parcialmente reconstruida y eso hay que integrarlo en los trabajos que se hacen». A esto se une que tiene « otra circunstancia muy complicada , sobre todo para la compresión » del monumento por sus futuros visitantes. «En contra de una norma estratégica en arqueología, el nivel del suelo romano en este caso, en lugar de estar por debajo del nivel del suelo actual, está muy por encima de él», explica. A partir de expresar esos condicionantes, confiesa que, « para mi gusto », se ha hecho una actuación «demasiado intervencionista» . Pero, ahonda, su opinión se debe a que «a mí, desde el punto de vista estético, me gusta que el yacimiento tenga la imagen lo más limpia posible; o sea, que se intervenga lo menos posible sobre el bien». «Ésa es mi tendencia personal pero no es la habitual cuando se interviene sobre un yacimiento», admite. «Lo más habitual», sigue, es que «sean actuaciones fuertes». «Y la del Templo me parece una intervención fuerte , intensa, sobre el monumento», indica. Matiza, eso sí, que «esto es una cuestión estrictamente de gusto ». Y destaca que lo realizado recupera «cuestiones importantes», como el nivel de suelo por el que se transitaba en época romana, y que las obras han cumplido dos cuestiones básicas al trabajar con el Patrimonio: respeto a la estructura antigua y una labor científica rigurosa. Enrique Melchor tiene una visión diferente. No pone peros estéticos a la actuación realizada: «Me parece bastante correcto lo que se ha hecho». Luego señala que «la pasarela para bajar a la parte inferior es bastante respestuosa con el patrimonio. Dentro se ven materiales que pertenecían al Templo Romano. Hay que tener en cuenta que el alzado es una reconstrucción. Los restos reales son los de la parte inferior». «Es una intervención muy respetuosa con los restos », sintetiza. Un análisis similar ofrece Alberto Villar . «Veo el Templo muy bien. Todo lo que sea trabajar en favor de la conservación del patrimonio y facilitar el acceso a él será bienvenido», expone y señala que los elementos que se

May 18, 2025 - 11:56
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La nueva imagen del Templo Romano de Córdoba tras las obras para ser visitable, a examen de los expertos
El Ayuntamiento de Córdoba acaba de anunciar que en junio estarán concluidas las obras para hacer visitable el Templo Romano , un proyecto que hunde sus raíces en el arranque del presente siglo. ABC reúne a reconocidos expertos para abordar dos cuestiones: la imagen a nivel estético del monumento con los elementos que se le han incorporado (una gran escalera para descender al yacimiento, pasarelas con barandillas de cristal o una plataforma con pilares para poder ver la zona de columnas) y el tiempo transcurrido hasta que la ciudad ha logrado que se pueda disfrutar plenamente del Templo. Este panel de voces autorizadas lo forman Antonio Monterroso , profesor de Arqueología de la UCO; Rafael Hidalgo , profesor de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla; Enrique Melchor , catedrático de Historia Antigua de la UCO; Carlos Márquez , catedrático de Arqueología de la UCO; y Alberto Villar , catedrático jubilado de Historia del Arte de la UCO. Abre fuego Monterroso . Antes de opinar, hace una introducción que considera necesaria. Explica que se ha actuado principalmente sobre la reconstrucción que se hizo del Templo -en los años sesenta-, que fue «una intervención lógica en su tiempo . Aquella restauración en cemento quedó inconclusa y hubo que asumir el aspecto que presenta. Por ello, partimos de una imagen que no es la original del edificio, sino la de una reconstrucción». A partir de esa premisa, los trabajos realizados «desde un punto de vista del turismo y de la imagen de una ciudad son iguales a muchísimas cosas hechas en muchas urbes»: « No son ninguna estridencia ni ninguna barbaridad que no sean comunes en operaciones de poner en valor edificios antiguos muy mutilados , como éste». Luego, da su « punto de vista » como arqueólogo : «A mí me gusta más la ruina y creo que las personas que valoran estos emblemas patrimoniales prefieren una ruina bien contada que una completamente revestida, alterada y disfrazada de una operación arquitectónica». Pero este planteamiento, advierte, es «un juicio personal mío ». Este proyecto, sigue, «tiene unos arquitectos bien formados detrás, que conocen la normativa. Y participan Cultura [autoriza la intervención] y el Ayuntamiento . Luego, como tantas cosas en la vida, gustan o no gustan». «Insisto en que no se está haciendo nada que no exista en otros lugares. Bien es cierto que a lo mejor podría haberse preferido una operación un poco más sencilla », finaliza. Muestra también algún reparo sobre la nueva imagen del Templo Romano Rafael Hidalgo -profesor de Arqueología de la UPO que trabaja en el yacimiento romano de Cercadilla, dentro del proceso iniciado por el Ayuntamiento que debe terminar en un futuro con su apertura-. Antes de abordarlo, como Monterroso, plantea varias cuestiones. Lo primero es señalar que las obras para hacerlo visitable son «complicadas» por las características «tan peculiares» del Templo: «Se parte de que su pronao está parcialmente reconstruida y eso hay que integrarlo en los trabajos que se hacen». A esto se une que tiene « otra circunstancia muy complicada , sobre todo para la compresión » del monumento por sus futuros visitantes. «En contra de una norma estratégica en arqueología, el nivel del suelo romano en este caso, en lugar de estar por debajo del nivel del suelo actual, está muy por encima de él», explica. A partir de expresar esos condicionantes, confiesa que, « para mi gusto », se ha hecho una actuación «demasiado intervencionista» . Pero, ahonda, su opinión se debe a que «a mí, desde el punto de vista estético, me gusta que el yacimiento tenga la imagen lo más limpia posible; o sea, que se intervenga lo menos posible sobre el bien». «Ésa es mi tendencia personal pero no es la habitual cuando se interviene sobre un yacimiento», admite. «Lo más habitual», sigue, es que «sean actuaciones fuertes». «Y la del Templo me parece una intervención fuerte , intensa, sobre el monumento», indica. Matiza, eso sí, que «esto es una cuestión estrictamente de gusto ». Y destaca que lo realizado recupera «cuestiones importantes», como el nivel de suelo por el que se transitaba en época romana, y que las obras han cumplido dos cuestiones básicas al trabajar con el Patrimonio: respeto a la estructura antigua y una labor científica rigurosa. Enrique Melchor tiene una visión diferente. No pone peros estéticos a la actuación realizada: «Me parece bastante correcto lo que se ha hecho». Luego señala que «la pasarela para bajar a la parte inferior es bastante respestuosa con el patrimonio. Dentro se ven materiales que pertenecían al Templo Romano. Hay que tener en cuenta que el alzado es una reconstrucción. Los restos reales son los de la parte inferior». «Es una intervención muy respetuosa con los restos », sintetiza. Un análisis similar ofrece Alberto Villar . «Veo el Templo muy bien. Todo lo que sea trabajar en favor de la conservación del patrimonio y facilitar el acceso a él será bienvenido», expone y señala que los elementos que se han tenido que añadir para permitir la visita están « bien integrados en el monumento, utilizando una visión contemporánea». «Hoy no sería de recibo hacer un pastiche de escalera, inspirándose en una romana», defiende. Carlos Márquez se mueve en la misma línea. Señala que su impresión sobre esta intervención es «francamente positiva». « Que si en la escalera se ha usado un material u otro, pues habrá interpretaciones ... Habrá gente que le guste y gente que no», indica para añadir que «quienes han hecho el proyecto y lo han ejecutado han estado bajo supervisión de la Gerencia de Urbanismo [el órgano que contrata la obra], con lo que estoy tranquilo en el respeto al yacimiento ». Incide en que «mi opinión es positiva». «Además, para mí, lo fundamental es que el Templo se va a abrir. Que no nos olvidemos que hace bastante fue un basurero», reflexiona. Y es que disfrutar de este monumento accediendo a él es algo que ha venido planteándose en la ciudad durante el presente siglo. En mayo de 2001 , el Ayuntamiento ya quería lograrlo . En 2014, el Consistorio planteó que el proyecto estuviera ejecutado en 2015. Pero hubo que aguardar a julio de 2018 para que se iniciaran estas obras, si bien quedaron paralizadas en abril de 2019. La empresa adjudicataria dio la espantada sin haber hecho ni el 20%. No sería hasta diciembre de 2023 cuando se volviera a ver movimiento en el Templo . Entonces, se anunció que en ocho meses cordobeses y turistas pasearían por él. Ha ido acumulando retraso, pero el gobierno local acaba de comunicar que en junio este monumento se abrirá al público. Con semejante cronología, se entiende que los expertos señalen que ha transcurrido demasiado tiempo para su puesta en valor. Monterroso hace, al hilo de ello, una reflexión amplia: «En los últimos 40 o 50 años, ¿qué área pública de este tipo ha puesto Córdoba a disposición de la ciudadanía, más allá de los Mausoleos de Puerta Gallegos?». «Ahora, llega el Templo Romano , pero con 60 años de retraso . Pero nada más», comenta. «Nosotros no tenemos comparación con Tarragona , Mérida y Cartagena en cómo han intervenido y conservado su patrimonio romano», explica. «Y habiendo sido capital de Al-Ándalus, deberíamos ofrecer muchísimo más de lo que ofrecemos», finaliza. Un tono crítico usa también Hidalgo : «Sin duda, Córdoba ha tardado demasiado en poner en valor el Templo ». Y recuerda que él en 1985, como estudiante, ya estuvo excavando en él, cuando estaba «semiabandonado». «En aquel momento, ya se estaba investigando y el edificio había dado muestras suficientes de su importancia como para que se hubiese puesto en valor. Ha tenido que esperar decenios para que pase», lamenta. Y el también hace una reflexión global: «Córdoba tarda demasiado en poner en valor todo su patrimonio arqueológico». Melchor señala igualmente que es « evidente que se ha tardado » en que el Templo Romano se realce abriéndolo a cordobeses y turistas. Pero, luego, salta al presente y felicita al Ayuntamiento por «haber tomado la iniciativa» y haber acometido esa actuación. Añade que « ojalá se tomaran decisiones similares » con restos ocultos del pasado romano de la ciudad. Y cita los vestigios del bulevar de Gran Capitán - «No estoy diciendo levantarlo todo, sino actuar sobre alguna cuadrícula y exhibir lo que hay con una estructura de metacrilato»-, los restos del teatro bajo la plaza de Jerónimo Páez o Cercadilla. Márquez recuerda que él ha criticado al Ayuntamiento «por tener un yacimiento tan importante , como el del Templo, de espaldas a la ciudadanía ». Pero, al acercarse su apertura, prefiere reconocer al Consistorio el mérito de que se pueda «ver este edificio desde arriba y entenderlo desde dentro». «Al césar lo que es del césar», sentencia. Sí sugiere a las autoridades que «reflexionen» para que no se repitan demoras en actuaciones de este calado. Cierra la ronda de impresiones Villar , que también considera que Córdoba «ha tardado demasiado» en lograr que este monumento sea visitable . «Se lleva muchos años pensando en lograrlo. Pero al final éstos son los proyectos que tardan más que el Escorial, por lo que sea. Porque los Ayuntamientos piensan en otras cosas y se cruzan otras necesidades y esta obra no parecía que fuera una necesidad imperiosa», reflexiona.