La Navaja de Ockham y el arte de simplificar los negocios
La simplicidad es la clave de la brillantez. Bruce Lee. Artista marcial, actor, cineasta, filósofo y escritor estadounidense-hongkonés.

Entre los principios filosóficos más antiguos y vigentes, destaca uno que suelo aplicar cada vez que me invitan a participar en los proyectos de estructuración de sistemas de franquicia: la Navaja de Ockham. Este postulado, también llamado “Principio de Parsimonia”, sostiene que la explicación más sencilla suele ser la más probable. Y si bien nació como una herramienta para analizar fenómenos filosóficos o científicos, su aplicación al mundo de los negocios —particularmente en el ámbito de las franquicias, y más aún en las franquicias gastronómicas— es tan poderosa como necesaria.
En una época donde todo tiende a la saturación —de menús, procesos, tecnologías, proveedores, e incluso de ideas—, aplicar la Navaja de Ockham puede ser el diferencial entre un negocio de alimentos y bebidas que opera y otro que prospera.
Menos es más (cuando “menos” está bien pensado)
Muchos empresarios creen que para competir hay que tener más: más productos, más opciones, más tecnología, más metros cuadrados, más personal. Pero los grandes éxitos en el mundo de las franquicias demuestran exactamente lo contrario: la clave está en operar lo complejo de forma simple. Ahí está el secreto de marcas como McDonald’s, Starbucks, Subway o KFC.
Un modelo de franquicia no se trata solo de tener un buen producto, sino de construir un sistema replicable, rentable y controlable a través de terceros. Y eso sólo se logra si las operaciones se simplifican al máximo.
¿Cómo se traduce esto en un restaurante?
Te comparto seis recomendaciones que aplico cada vez que apoyo a negocios gastronómicos que buscan convertirse en franquicia (o simplemente volverse más eficientes):
1. Simplifica el menú
Identifica tus platillos estrella: aquellos que más vendes y que te dejan mejor margen. Pregúntate: ¿realmente necesitas 40 opciones? Las grandes cadenas no tienen miedo a ofrecer menús cortos y contundentes. Según la Asociación Nacional de Restaurantes de Estados Unidos, para el restaurante promedio, el 80% de las ventas en restaurantes vienen tan solo del 16% de los artículos en la carta. Un menú más breve significa operaciones más ágiles, menor merma, mayor rotación de inventarios y una experiencia más clara para el cliente.
2. Optimiza tu cadena de suministro
Define tus insumos clave, clasifícalos y busca reducir al mínimo el número de proveedores. Establece contratos con empresas confiables, pero también ten opciones de respaldo. El caos en la cocina muchas veces se origina desde la compra.
3. Arma una cocina inteligente
En lugar de hacer todo en el punto de venta, considera trasladar la producción a una cocina central o comisariato. Desde ahí puedes preparar los insumos básicos (salsas, masas, cortes, mezclas) y distribuirlos a cada unidad en porciones estandarizadas. El restaurante solo “ensambla” el platillo. Esto reduce costos de renta, personal, equipo, espacio de almacenaje y tiempo de servicio. Hospitality Review afirma que se puede ahorrar un 10% si se realizan compras en masa para una cocina central en lugar de comprar suministros para cada restaurante por separado, esto, solo por la negociación del volumen. Si adicional consideramos la reducción en recursos humanos, espacios y equipamiento en los restaurantes, más las ganancias en consistencia, estandarización, control y eficiencia, el porcentaje aumenta considerablemente. Una sola cocina central puede atender a 10, 50, 100 o más unidades si está bien organizada.
4. Aprovecha la tecnología
Hoy existen herramientas accesibles para automatizar procesos y controlar operaciones: software para compras, inventarios, ventas, mermas y satisfacción del cliente; plataformas de delivery; sistemas de punto de venta conectados a la nube. Tecnificar no es un lujo: es una necesidad. Solo con las herramientas adecuadas, podrás conocer al momento lo que sucede en tu negocio, sin que tengas que estar físicamente en él. Información es poder. Toma decisiones basadas en datos, no en corazonadas o informes de tus empleados o franquiciatarios. Al contrario, tu sistema tecnológico te debe permitir a ti informarles de lo que está pasando, antes de que ellos lo hagan.
5. Estandariza y documenta todo
No puedes controlar lo que no está definido. Cada proceso debe estar estandarizado, optimizado y documentado. Desde la apertura hasta el cierre, pasando por limpieza, atención al cliente, cocción, montaje, y manejo de inventarios. Define tus costos teóricos, establece metas de costo y mide los resultados reales. Elabora manuales de operación claros, visuales, actualizados. Haz que cualquier persona, con la capacitación adecuada, pueda ejecutar tu modelo con precisión. Implementa guías visuales en el lugar donde suceden los procesos. Establece indicadores que permitan prevenir el error o darse cuenta si algo está fuera de norma. Comparte el conocimiento con tus colaboradores para que ellos mismos sepan qué se espera de ellos y qué metas tenemos que lograr, y por supuesto, también comparte el éxito.
6. Crea tu escuela de capacitación
Una franquicia es, ante todo, un sistema de transferencia de conocimientos. Transforma tus manuales en programas didácticos, materiales visuales, cursos internos y evaluaciones prácticas. Capacita por perfil de puesto. Acompaña. Evalúa. Mejora. Y vuelve a capacitar.
Una agenda de formación continua es lo que mantiene viva la esencia de una marca, aun cuando sus operaciones crecen o cambian de manos.
La verdad siempre se halla en la simplicidad y no en la multiplicidad y confusión de las cosas.
Isaac Newton. Físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés
El arte de hacer lo difícil, fácil
Hacer simple un restaurante no es tarea sencilla. Requiere pensamiento estratégico, análisis de procesos, compromiso con la mejora continua y una mentalidad empresarial enfocada a la eficiencia. Pero vale la pena.
Después de haber coadyuvado en diferentes proyectos de franquicias a lo largo de mi vida, lo he visto una y otra vez: los negocios que triunfan no son los que hacen más, sino los que hacen mejor. Y hacer mejor empieza por entender qué es lo esencial y cómo protegerlo de la complejidad innecesaria.
La Navaja de Ockham no solo es una curiosidad filosófica: es una lección vigente para quienes quieren escalar su negocio con inteligencia. En el mundo de las franquicias, la simplicidad es rentabilidad. Y esa, sin duda, es la explicación más probable del éxito.
Espero que esta colaboración (número 90) sea de utilidad para ti y para tu negocio. Recuerda visitar mi canal de Youtube “FranchiseZar” donde encontrarás un gran acervo en temas de negocios, franquicias y emprendimiento. Escúchame en el canal de FB de LA FORMULA DE LA FRANQUICIA. ¿Interesado en adquirir una franquicia? Pregúntale a FranchiseZar® y #notedejessoprender. Se despide de ustedes su amigo el Zar de las Franquicias, nos vemos en la próxima.