La belleza de lo siniestro
Escrita y publicada originalmente en catalán (La nit més clara, La Magrana, 2024), la novela de Marc Parera intenta desde el principio un juego de riesgo: hablar de lo sórdido, de lo violento, con un tono lírico, alejado de todo dramatismo. Y lo consigue en todo momento, lo que de por sí es ya un... Leer más La entrada La belleza de lo siniestro aparece primero en Zenda.

La noche más clara es una novela singular: muy breve, cautivadora, escrita en destellos intermitentes, casi como si fuera una de esas máquinas de luz estroboscópica de las discotecas que nos permiten ver solo fragmentos de lo que está pasando y nos obligan a reconstruir la oscuridad para mantener la continuidad de los movimientos. Cuenta, además, la historia de un joven que se dedica a la prostitución masculina, uno de esos temas medio invisibles en la literatura LGBTIQ+, a pesar de Luis Antonio de Villena o de Eduardo Mendicutti, que lo han tratado con miradas muy diferentes.
Damià, el protagonista, tiene diecisiete años cuando empieza a prostituirse, casi por azar. Su padre acaba de morir. Vive con su abuela. Está dudando qué estudiar y qué hacer con su vida, pero no hay un conflicto existencial verdadero o angustioso, sino una cierta indiferencia que le arrastra. Salvando todas las distancias, Damià recuerda a Meursault, el protagonista de El extranjero, de Albert Camus, por su indolencia y su molicie. Se deja llevar, contempla el mundo que tiene alrededor con una mirada escéptica, casi descuidada, pero libre siempre de juicio moral. Esa amoralidad —que no inmoralidad, hay que subrayar una vez más esta diferencia— es, en mi opinión, el centro de gravedad de La noche más clara, su polo de atracción más poderoso.
“Ahora me pregunto cómo pudieron pasar siete años solo cursando pocas asignaturas de la carrera y vendiendo mi cuerpo”, dice el protagonista en el arranque del segundo capítulo. Y también dice: “Me di cuenta de que el sexo era un juego de posturas limitado. Incluso recurrir a la imaginación resultaba difícil. Lo que antes era un camino con un final establecido se había convertido en un terreno fangoso, lleno de giros”. ¿Es La noche más clara una novela erótica? No, no lo es. Aunque por razones obvias el sexo tiene una presencia casi continuada, Parera incide siempre en lo que hay detrás de él: la soledad, la culpa o la violencia. Como los mejores caricaturistas, sabe construir personajes sólidos, reales, reconocibles, con muy pocos trazos. Y todos ellos tienen la gran virtud literaria de parecer humanos.
Ese catálogo casi antropológico de personajes que viven de la prostitución o que se aproximan a ella buscando distintas cosas le confiere a la novela, en tan pocas páginas, un valor añadido extraliterario (si es que en la literatura hay algo extraliterario). En estos tiempos en los que humanizar la prostitución sería un ejercicio políticamente peligroso, el hecho de que el protagonista sea un hombre homosexual le da al autor un margen de libertad que él aprovecha con talento. La prostitución femenina está en la trastienda argumental —Damià comparte club y proxeneta con varias prostitutas— y la violencia que sufren uno y otras tienen coincidencias en lo esencial, pero la exploración que Parera hace de ese mundo está menos condicionada por la mirada social y le permite esa ausencia de juicio moral de la que hablábamos antes. Damià no se prostituye por necesidad ni por obligación. No está preso de un engranaje de dominación (salvo el de su propia existencia). No es instrumento de denuncia. No es un paria ni siquiera un hombre infeliz.
En el tramo final de la novela, con una carambola argumental que no es desafortunada, el autor entra en un territorio aún más lírico: el de la ternura. El del amor, que en este caso es un amor casi paradójico. Y aquí nuevamente recurre a la pintura de trazos sueltos para no caer nunca en el sentimentalismo o en la inverosimilitud.
Curiosamente —o no: es un mensaje más de la novela—, en el recuerdo de Damià queda la alegría. La mentira nostálgica de la alegría. Y la esperanza de que, después de esos siete años de transformación personal, sea posible recuperar ese cuerpo que ha estado entregando.
Cada lector pone en los libros sus propios ojos, su propia vida. Yo, en La noche más clara, pongo los míos: en la juventud, hasta lo más sórdido acaba siendo hermoso.
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Autor: Marc Parera. Título: La noche más clara. Editorial: Dos Bigotes. Venta: Todostuslibros.
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