Increíble hallazgo: recuperaron un tesoro de un naufragio de hace más de 1000 años y es una auténtica cápsula del tiempo
El recipiente permaneció cerrado, transformándose en una auténtica cápsula del tiempo. Su sellado hermético llamó inmediatamente la atención de los arqueólogos.

Un grupo de arqueólogos realizó un hallazgo sin precedentes. Se trata de una ánfora sellada y completamente intacta que fue recuperada de un naufragio ubicado frente a las costas del suroeste de Turquía. El recipiente permaneció cerrado durante más de 1.000 años, transformándose en una auténtica cápsula del tiempo.
La expedición fue dirigida por el doctor Hakan Öniz, investigador de la Universidad Akdeniz, en el marco de un programa de investigación apoyado por el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía. La operación fue realizada en las cercanías de la isla de Besmi, frente a Ka, en la región de Antalya, una zona conocida por su riqueza arqueológica subacuática.
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Tecnología avanzada para una expedición histórica
El equipo utilizó robótica submarina de última generación para explorar un naufragio datado entre los siglos IX y X, correspondiente al período del califato abasí, una de las dinastías islámicas más influyentes de la Edad Media. El barco se encontraba a una profundidad de entre 45 y 50 metros.
Entre los restos, los investigadores encontraron una ánfora en excelente estado de conservación, que se destacaba por estar completamente cerrada. Su sellado hermético llamó inmediatamente la atención de los expertos, ya que ofrecía la posibilidad única de analizar su contenido original sin alteraciones modernas.
El análisis en laboratorio: primeros indicios
Tras ser cuidadosamente extraída del lecho marino, el ánfora fue trasladada al Laboratorio de Arqueología Subacuática de la Universidad Akdeniz, en la localidad de Kemer. Allí, la restauradora Rabia Nur Akyüz dirigió el proceso de apertura, asegurando que el recipiente permaneciera constantemente húmedo para evitar daños estructurales.
La profesora Meltem Asiltürk Ersoy, del Departamento de Ciencia e Ingeniería de Materiales, se encuentra a cargo de los análisis científicos del contenido. Aunque todavía no se han publicado los resultados definitivos, los arqueólogos consideran probable que el ánfora haya contenido aceite de oliva, vino, salsa de pescado fermentada (garum), aceitunas en salmuera o incluso preparados medicinales.
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Una cápsula del tiempo de la economía medieval
Más allá del misterio sobre el contenido exacto, lo que destaca es el valor arqueológico de este hallazgo. El ánfora se remonta a un momento clave del comercio mediterráneo durante la dominación abasí. Según los especialistas, el barco podría haber partido desde la región de Gaza, actual Palestina, transportando bienes hacia puertos del Imperio Bizantino o hacia comunidades cristianas.
El aceite de oliva era un bien preciado tanto para consumo como para usos ceremoniales o medicinales. Las aceitunas, por su parte, se conservaban directamente en agua de mar, lo que permitía a los navegantes mantenerlas comestibles durante semanas. Esta técnica, que hoy parecería rudimentaria, garantizaba provisiones duraderas en largas travesías.
También es probable que algunas de estas mercancías estuvieran destinadas a peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa, o como regalos diplomáticos en contextos interreligiosos y comerciales.
Un paso más hacia la historia marítima del Mediterráneo
El doctor Öniz destacó la relevancia del hallazgo no solo por el estado de conservación del ánfora, sino por el contexto en que fue encontrada.
"Estamos ante un testimonio material directo del intercambio cultural y económico en una de las zonas más estratégicas del mundo antiguo", afirmó el arqueólogo.
Además del ánfora, el equipo recuperó otros objetos como cuencos, herramientas náuticas y restos de madera del casco del barco. Todo el material será exhibido en el nuevo Museo de Arqueología Subacuática de Turquía, una institución que se propone liderar la conservación de este tipo de patrimonio sumergido.
Turismo cultural y legado científico
El descubrimiento forma parte de un ambicioso programa turco que busca posicionar al país como un referente internacional en arqueología subacuática.
De hecho, la región de Ka es considerada uno de los puntos más ricos en restos arqueológicos sumergidos, y cada nuevo hallazgo incrementa el atractivo turístico y académico de la zona.