Feijóo y su única certeza

Los esfuerzos de la derecha política y mediática por hacer del apagón de este lunes la DANA de Sánchez son un insulto a la inteligencia, justo cuando se cumplen 6 meses de la tragedia de Valencia y aún no sabemos dónde estuvo ni qué hizo Mazón durante las horas críticas en las que murieron 228 personas. ¡Está el PP como para dar lecciones en gestión de crisis! ¿Qué pasó en esos 5 segundos? ¿Qué provocó el apagón? ¿Se pudo evitar? ¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Fue un ciberataque? Si no lo fue, ¿por qué ha abierto la Audiencia Nacional una investigación sobre la hipótesis del sabotaje? ¿Fue un fallo de las operadoras? ¿Fue culpa de las renovables? ¿A qué responde el silencio de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor? Demasiadas dudas y pocas certezas. Salvo para Feijóo y sus mariachis habituales, claro. Ellos ya tienen todas las certezas y se resumen en una sola: Pedro Sánchez es culpable. De todo. Del apagón. De que 8 Comunidades Autónomas activaran (no lo piden, lo activan porque así lo establece el protocolo) el nivel 3 de emergencia nacional, de ocultar información, de no gobernar y hasta de causar la muerte de Manolete.  En realidad, evidencias tenemos solo que la península ibérica se fue a negro durante más de 8 horas, que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no han registrado en España ni un solo incidente de orden público relacionado con la emergencia y que el suministro se normalizó en menos de 24 horas en todo el territorio nacional, lo que todos los expertos coinciden en calificar de auténtico logro. A partir de ahí, poco se sabe. Todo son dudas. También para el Gobierno, cuyo presidente tardó 6 horas en comparecer públicamente por primera vez, entre otras cosas porque carecía de información. Luego, en menos de 20 horas lo hizo tres veces, únicamente la última con preguntas de los periodistas. Fue en la que anunció que exigirá responsabilidades a los operadores privados. Para entonces los que en un solo día habían obtenido la diplomatura en ciberseguridad y cursado un máster en gestión energética, ya habían reactivado el viejo debate ideológico sobre nucleares o renovables; descargado toda la bilis posible sobre el Gobierno; despreciado la agenda 2030 y, como no, pedido la cabeza de la presidenta de Red Eléctrica -empresa participada en un 20% por el Estado- por aquello de que la había nombrado Sánchez.  De momento, no pasará aunque en La Moncloa no den crédito a su silencio en todas estas horas y tampoco al proceder de la empresa y sus directivos, cuyas explicaciones no terminan de convencer. Y lo mismo ocurre con las de las operadoras privadas. Una y las otras andan más preocupadas en buscar asesoramiento legal para blindarse ante posibles responsabilidades que en indagar en la causa de lo ocurrido.  Que el president de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, anuncie un expediente informativo a Red Eléctrica y a los operadores privados para averiguar qué pasó durante el apagón es solamente el prólogo de lo que puede venir en otras Comunidades y en el Gobierno de España. Y lo que subyace es una guerra sin cuartel por eludir el pago de las posibles indemnizaciones millonarias. Hay precedentes al respecto avalados por el Supremo. El más sonado fue por el que REE y Endesa tuvieron que pagar 20 millones de euros por el apagón que dejó a media Barcelona en 2007 durante una incidencia que se alargó más de dos días y afectó a 320.000 hogares y establecimientos. ¡Echen números de lo que se les viene encima!.  De momento, Pedro Sánchez mantiene todas las hipótesis abiertas: desde un ataque terrorista a un fallo técnico porque cuando las operadoras dicen que en sus estaciones todo estaba correcto, Red Eléctrica sostiene en que su sistema nada falló, el CNI descarta un posible ciberataque al que la Audiencia no cierra la puerta y el Gobierno dice no saber qué causó el apagón, solo hay tres posibilidades: que todos digan la verdad y con ello aumenten las posibilidades de que en breve pueda ocurrir otro incidente de las dimensiones del registrado el lunes, que alguno de los actores implicados mienta o que, directamente, mientan todos. A saber. Para llegar a la verdad es preciso desconfiar. En periodismo, más. De hecho, la primera versión nunca suele ser la más acertada, sino la más parcial, especialmente en la era digital cuando todo avanza más rápido y la información -o la desinformación- llega por canales muy dispares. Lo que no cuela, pese a los esfuerzos denodados de la derecha política y mediática, es que el apagón sea la DANA de Sánchez. La mera insinuación ofende a la inteligencia y es una infamia, justo ahora que se cumplen seis meses de la tragedia que acabó con la vida de 228 personas y aún no sabemos dónde estaba ni qué hacía Mazón durante las horas críticas. ¡Está el PP como para dar lecciones en gestión de crisis! Que Feijóo se queje de que Sánchez no le llame, vale; que

Abr 30, 2025 - 05:52
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Feijóo y su única certeza

Feijóo y su única certeza

Los esfuerzos de la derecha política y mediática por hacer del apagón de este lunes la DANA de Sánchez son un insulto a la inteligencia, justo cuando se cumplen 6 meses de la tragedia de Valencia y aún no sabemos dónde estuvo ni qué hizo Mazón durante las horas críticas en las que murieron 228 personas. ¡Está el PP como para dar lecciones en gestión de crisis!

¿Qué pasó en esos 5 segundos? ¿Qué provocó el apagón? ¿Se pudo evitar? ¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Fue un ciberataque? Si no lo fue, ¿por qué ha abierto la Audiencia Nacional una investigación sobre la hipótesis del sabotaje? ¿Fue un fallo de las operadoras? ¿Fue culpa de las renovables? ¿A qué responde el silencio de la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor? Demasiadas dudas y pocas certezas. Salvo para Feijóo y sus mariachis habituales, claro. Ellos ya tienen todas las certezas y se resumen en una sola: Pedro Sánchez es culpable. De todo. Del apagón. De que 8 Comunidades Autónomas activaran (no lo piden, lo activan porque así lo establece el protocolo) el nivel 3 de emergencia nacional, de ocultar información, de no gobernar y hasta de causar la muerte de Manolete. 

En realidad, evidencias tenemos solo que la península ibérica se fue a negro durante más de 8 horas, que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no han registrado en España ni un solo incidente de orden público relacionado con la emergencia y que el suministro se normalizó en menos de 24 horas en todo el territorio nacional, lo que todos los expertos coinciden en calificar de auténtico logro. A partir de ahí, poco se sabe. Todo son dudas. También para el Gobierno, cuyo presidente tardó 6 horas en comparecer públicamente por primera vez, entre otras cosas porque carecía de información. Luego, en menos de 20 horas lo hizo tres veces, únicamente la última con preguntas de los periodistas. Fue en la que anunció que exigirá responsabilidades a los operadores privados.

Para entonces los que en un solo día habían obtenido la diplomatura en ciberseguridad y cursado un máster en gestión energética, ya habían reactivado el viejo debate ideológico sobre nucleares o renovables; descargado toda la bilis posible sobre el Gobierno; despreciado la agenda 2030 y, como no, pedido la cabeza de la presidenta de Red Eléctrica -empresa participada en un 20% por el Estado- por aquello de que la había nombrado Sánchez. 

De momento, no pasará aunque en La Moncloa no den crédito a su silencio en todas estas horas y tampoco al proceder de la empresa y sus directivos, cuyas explicaciones no terminan de convencer. Y lo mismo ocurre con las de las operadoras privadas. Una y las otras andan más preocupadas en buscar asesoramiento legal para blindarse ante posibles responsabilidades que en indagar en la causa de lo ocurrido. 

Que el president de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, anuncie un expediente informativo a Red Eléctrica y a los operadores privados para averiguar qué pasó durante el apagón es solamente el prólogo de lo que puede venir en otras Comunidades y en el Gobierno de España. Y lo que subyace es una guerra sin cuartel por eludir el pago de las posibles indemnizaciones millonarias. Hay precedentes al respecto avalados por el Supremo. El más sonado fue por el que REE y Endesa tuvieron que pagar 20 millones de euros por el apagón que dejó a media Barcelona en 2007 durante una incidencia que se alargó más de dos días y afectó a 320.000 hogares y establecimientos. ¡Echen números de lo que se les viene encima!. 

De momento, Pedro Sánchez mantiene todas las hipótesis abiertas: desde un ataque terrorista a un fallo técnico porque cuando las operadoras dicen que en sus estaciones todo estaba correcto, Red Eléctrica sostiene en que su sistema nada falló, el CNI descarta un posible ciberataque al que la Audiencia no cierra la puerta y el Gobierno dice no saber qué causó el apagón, solo hay tres posibilidades: que todos digan la verdad y con ello aumenten las posibilidades de que en breve pueda ocurrir otro incidente de las dimensiones del registrado el lunes, que alguno de los actores implicados mienta o que, directamente, mientan todos. A saber.

Para llegar a la verdad es preciso desconfiar. En periodismo, más. De hecho, la primera versión nunca suele ser la más acertada, sino la más parcial, especialmente en la era digital cuando todo avanza más rápido y la información -o la desinformación- llega por canales muy dispares. Lo que no cuela, pese a los esfuerzos denodados de la derecha política y mediática, es que el apagón sea la DANA de Sánchez. La mera insinuación ofende a la inteligencia y es una infamia, justo ahora que se cumplen seis meses de la tragedia que acabó con la vida de 228 personas y aún no sabemos dónde estaba ni qué hacía Mazón durante las horas críticas. ¡Está el PP como para dar lecciones en gestión de crisis!

Que Feijóo se queje de que Sánchez no le llame, vale; que se lamente también cuando lo hace, bueno; que pida responsabilidades, está en el guion, pero que desde sus filas, apoyados por su habitual trompetería, jueguen con las similitudes con la DANA e incluso con el 11M es incalificable y es una mezquindad. González Pons con “España merece un gobierno que dé información veraz” y el moderado Sémper con “merecemos un gobierno que no nos mienta” deberían hacérselo mirar. Al menos, por la memoria de las víctimas.

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