Entendiendo los 100 días de Trump 2.0

Forbes México. Entendiendo los 100 días de Trump 2.0 El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de este año no fue producto de la casualidad, sino de una combinación de factores estructurales y emocionales que moldearon el ánimo nacional. Entendiendo los 100 días de Trump 2.0 Invitado Forbes

May 7, 2025 - 14:33
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Entendiendo los 100 días de Trump 2.0

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Entendiendo los 100 días de Trump 2.0

Por Alejandro Padilla*

Los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump ya se cumplieron y su influencia vuelve a sentirse con intensidad en todos los rincones del escenario global. En un entorno económico y geopolítico marcado por la incertidumbre, muchos de los grandes movimientos, desde los ajustes en las políticas públicas hasta las reacciones de los mercados financieros, parecen orbitar alrededor de su figura. Pero para entender realmente los riesgos y oportunidades que plantea esta nueva etapa, no basta con observar cifras o tendencias. Es necesario adentrarse en la mente de Trump: entender qué lo motiva, qué intereses lo mueven y cómo construye su narrativa política. Solo así es posible distinguir entre decisiones estratégicas y gestos simbólicos dirigidos a su base electoral. Este ejercicio no solo ayuda a anticipar su comportamiento, sino también a identificar posibles contrapesos. En este artículo se analizarán los factores más relevantes para entender a Trump 2.0.

Causas de su victoria…

El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de este año no fue producto de la casualidad, sino de una combinación de factores estructurales y emocionales que moldearon el ánimo nacional. El desencanto con la administración Biden se expresó con fuerza en temas como la inflación persistente, la percepción de inseguridad vinculada a la migración y el deterioro del poder adquisitivo de las familias. A esto se sumó una creciente división ideológica entre la agenda progresista y una conservadora.

Trump supo capitalizar ese descontento con un discurso simple pero efectivo, reforzado por su presencia mediática y su capacidad de movilización. Sin embargo, su regreso no garantiza la gobernabilidad. Con las elecciones intermedias en dos años, su administración podría enfrentar un contrapeso significativo si no logra convertir su narrativa en resultados concretos, especialmente en un Congreso que puede cambiar de manos y frenar su agenda.

…pero con límites potenciales en el horizonte político

A pesar del impulso inicial de su victoria, el desgaste político ha comenzado a manifestarse con rapidez. De acuerdo con la última encuesta de CNN, el nivel de aprobación de Trump se sitúa apenas en 41%, el más bajo para cualquier presidente en sus primeros 100 días desde 1953. La desaprobación responde principalmente a su agenda económica, percibida como proteccionista y desordenada, así como a temores de un uso excesivo del poder presidencial. Solo el 39% de los estadounidenses aprueba su manejo económico, mientras que un abrumador 72% teme que sus políticas puedan llevar al país a una recesión.

Los mercados financieros han reflejado también esta inquietud: el índice accionario S&P 500 ha caído 5.3% en lo que va del año con corte al 30 de abril; el dólar, medido por el índice DXY, se ha depreciado un 8.3%, y los bonos del Tesoro a largo plazo mantienen tasas elevadas, un claro reflejo del nerviosismo de los inversionistas. Estas señales financieras indican que el respaldo del mercado, el cual fue clave en su primera administración, podría no estar garantizado esta vez y representa una fuente adicional de vulnerabilidad política. Un pequeño respiro se dio cuando el presidente Trump desistió de sus presiones por destituir a Jerome Powell de la presidencia del Banco de la Reserva Federal, así como los comentarios del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien afirmó que la ideología de “América Primero” no significa “América Sola” en el marco de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial

Y otro contrapeso es el posible descarrilamiento de la economía

El riesgo más serio para la administración Trump no parece ser, al menos por ahora, una recesión profunda, sino un escenario de estanflación que combine bajo crecimiento con presiones inflacionarias persistentes. Las señales de desaceleración ya son visibles: tanto la producción industrial como el consumo privado muestran una tendencia descendente, mientras que los índices de confianza empresarial y del consumidor han caído de forma significativa.

El endurecimiento de las políticas comerciales y la creciente incertidumbre regulatoria están debilitando el dinamismo económico. Según el último informe del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento de EE. UU. podría ubicarse debajo del 2% este año, en 1.8%. Hay voces que no descartan –a pesar de no ser el escenario base– una contracción más profunda y recesión técnica tan pronto como en el segundo trimestre. Si se agudiza, este contexto podría erosionar aún más la base de apoyo político de Trump y fortalecer las posibilidades de la oposición en las elecciones intermedias. En ese sentido, los próximos meses serán cruciales para determinar si Trump 2.0 será una fuerza transformadora o un breve episodio de disrupción institucional.

Trump 2.0 vs Trump 1.0

Una parte esencial del análisis es entender que el Trump que regresa a la Casa Blanca en 2024 no es el mismo que llegó en 2016. Este “Trump 2.0” cuenta con un mayor apoyo del Partido Republicano, menos resistencia interna y más claridad sobre lo que quiere lograr y cómo piensa hacerlo. Tiene una base electoral sólida y mucho más cohesionada y además ha demostrado un enfoque más pragmático hacia el poder económico.

Basta recordar que, en su toma de protesta como presidente, estuvo acompañado por figuras como Elon Musk, Jeff Bezos, Tim Cook y otros pesos pesados del empresariado estadounidense. Esto marca una diferencia clave respecto a su primer mandato, cuando su relación con el sector corporativo era más tensa y menos estructurado. Esto lo ha llevado a ser más “rápido y furioso” en esta ocasión que cuando llegó a la Oficina Oval en el 2017. Como un ejemplo de ello es que en estos primeros 100 días ha firmado 142 órdenes ejecutivas, lo que sobrepasa por mucho a aquellas que llevaron a cabo sus pares previos en la Casa Blanca.

Sin embargo, hay algunos elementos que limitan al Trump 2.0. Por una parte, hoy cuenta con un margen de maniobra fiscal mucho más acotado. Esto implica que sus políticas proteccionistas podrían no solo responder a objetivos comerciales o geopolíticos, sino también tener un trasfondo fiscal al buscar nuevas fuentes de ingresos sin recurrir al Congreso. Esta combinación de mayor poder político, pero menos espacio fiscal, nos obliga a repensar el impacto real de sus decisiones. Otro será la presión que ejerzan los empresarios al ver sus intereses afectados por políticas públicas poco ortodoxas.

Las renovadas tensiones con China

La política proteccionista de Donald Trump está generando transformaciones profundas y disruptivas en el comercio internacional. A través de medidas unilaterales como aranceles, renegociación de tratados y restricciones tecnológicas, su visión ha impulsado una fragmentación del sistema global que antes favorecía la interdependencia y la eficiencia productiva. Este cambio está dando paso a una globalización más selectiva, centrada en bloques económicos, resiliencia estratégica y seguridad nacional. Las cadenas de suministro están siendo rediseñadas para reducir vulnerabilidades, alejándose de modelos centralizados hacia esquemas más diversificados y regionalizados.

En este nuevo contexto, la rivalidad entre Estados Unidos y China se ha intensificado y se perfila como uno de los principales ejes del reordenamiento global. La lucha hegemónica entre ambas potencias abarca no solo lo económico, sino también frentes tecnológicos, políticos y sociales. Por su parte, China está posicionándose como un contrapeso clave: es uno de los mayores tenedores de deuda estadounidense y busca reorientar el comercio global desde hace más de una década. El desenlace de esta tensión definirá el rumbo de la economía mundial en los próximos años.

A manera de conclusión, los primeros 100 días del segundo mandato de Donald Trump han sido decisivos para sentar las bases de lo que podría ser una etapa de profunda disrupción en el orden económico y geopolítico global. Su estilo más pragmático, pero también más frontal, está generando tensiones internas y externas que ponen a prueba tanto su capacidad de gobernar como el rumbo de Estados Unidos. En este contexto, la relación con China, el estado de la economía y su margen de maniobra política serán claves para definir si Trump 2.0 será una fuerza transformadora con impacto duradero o un episodio de confrontación con límites estructurales. Los próximos meses serán determinantes.

Sobre el autor:

*Alejandro Padilla es Presidente de la Comisión de Política Económica del International Chamber of Commerce México y Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte.

Cuenta de X: @alexpadillasan

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