Detectan un “hueso roto” en la Vía Láctea tras posible choque cósmico
La Vía Láctea no está tan entera como pensábamos. Un equipo de astrónomos descubrió que uno de sus “huesos galácticos” tiene una especie de ruptura, como si algo extremadamente denso y veloz lo hubiera golpeado con fuerza. Lo que parecía un misterio cósmico comenzó a resolverse gracias a la intervención de potentes telescopios y el […]
La Vía Láctea no está tan entera como pensábamos. Un equipo de astrónomos descubrió que uno de sus “huesos galácticos” tiene una especie de ruptura, como si algo extremadamente denso y veloz lo hubiera golpeado con fuerza. Lo que parecía un misterio cósmico comenzó a resolverse gracias a la intervención de potentes telescopios y el trabajo de científicos de la Universidad de Harvard. Y sí: la principal sospechosa es una estrella de neutrones, o mejor dicho, un púlsar, que impactó con esta gigantesca estructura interestelar.
¿Qué es un hueso galáctico?
Los científicos usan este nombre para referirse a filamentos alargados de partículas energizadas que se encuentran cerca del centro de la galaxia. Son invisibles al ojo humano y no se ven con telescopios ópticos normales, pero brillan intensamente en ondas de radio, lo que permite detectarlos con instrumentos especializados como el radiotelescopio MeerKAT y el observatorio de rayos X CHANDRA. Estos “huesos” ayudan a delinear la estructura espiral de la Vía Láctea y probablemente están formados por partículas atrapadas en campos magnéticos que corren en paralelo. Literalmente, son parte del esqueleto de nuestra galaxia.
La serpiente rota: una colisión cósmica
Uno de estos filamentos, catalogado como G359.13142-0.20005 pero apodado “la serpiente”, fue el que llamó la atención. Con unos 230 años luz de largo, es uno de los más brillantes y visibles, pero también uno de los más misteriosos. En el centro de su longitud, presenta una abertura anómala, como una herida. Las primeras teorías sugerían una perturbación externa, y ahora hay evidencia sólida de que esa perturbación fue causada por una estrella de neutrones.
Estrella de neutrones: la bala cósmica
Las estrellas de neutrones son remanentes increíblemente densos que quedan cuando una supernova explota. Son tan compactos que una sola cucharada de su materia pesaría más de 900 mil millones de kilos. Algunos de estos cuerpos, llamados púlsares, giran a altísima velocidad y emiten pulsos de radiación que podemos detectar desde la Tierra. Según un estudio, un púlsar ubicado cerca de la “herida” en la serpiente podría haber sido el objeto que impactó el filamento a una velocidad de hasta 3 millones de kilómetros por hora. La energía liberada habría distorsionado tanto la estructura como el campo magnético que la mantiene unida, provocando la fractura que vemos hoy.
¿Cómo se detectó el choque?
Aunque no podemos ver directamente al púlsar por su diminuto tamaño y distancia, los investigadores utilizaron telescopios especializados en radiofrecuencia y rayos X para encontrar las huellas de su paso. Las señales coinciden con la deformación del filamento, y todo apunta a que esta estrella de neutrones fue la intrusa estelar que dejó el hueso roto. Los datos revelan una distorsión en la señal de radio que coincide con la presencia del púlsar, cuya trayectoria parece alinearse perfectamente con el punto de impacto.
¿Qué significa esto para nosotros?
Más allá de lo impresionante que suena, este descubrimiento ayuda a entender mejor la estructura y dinámica interna de la galaxia. También abre nuevas preguntas sobre el comportamiento de los campos magnéticos galácticos y cómo interaccionan con objetos extremos como los púlsares. Además, es un recordatorio impactante de que el universo no está en pausa: está en movimiento constante, lleno de colisiones, transformaciones y energía desatada. Lo que para nosotros es ciencia ficción, allá afuera es solo otro martes cósmico.
La galaxia está viva… y no todo está en su lugar. Este tipo de fenómenos no solo alimentan nuestra curiosidad, también marcan hitos en la astrofísica moderna. Lo que antes eran líneas invisibles en el cielo, ahora son estructuras fundamentales con historia, heridas y posibles agresores. Así que la próxima vez que mires al cielo, recuerda: allá arriba, en el corazón de la Vía Láctea, hay una serpiente rota que guarda un secreto estelar.