El imperio del fundador de Ale-Hop: de vender sombreros en una 'furgo' a facturar 224 millones con su vaca
Hoy en día, esta empresa alicantina es todo un símbolo de nuestra cultura; pero sus inicios no fueron fáciles y fueron, cuanto menos, llamativos

La simpática vaca que da la bienvenida a los clientes en cada tienda de Ale-Hop es un signo casi emblemático de España. Antes siquiera de ver el logo, cualquier español que vea una sonriente vaca saludando en medio de la calle sabe perfectamente que ahí hay una tienda de Ale-Hop, y que dentro habrá cualquier tipo de regalo que se pueda imaginar. Hoy en día, esta empresa alicantina es todo un símbolo de nuestra cultura; pero sus inicios no fueron fáciles y fueron, cuanto menos, llamativos.
Sus orígenes se remontan a 1968, en Gata de Gorgos, un pueblo de Alicante de menos de 7.000 habitantes especializado en trabajos de mimbre, como cestas o sombreros. Allí, un jovencísimo Vicent Grimalt, sin ni siquiera haber alcanzado la mayoría de edad, tuvo una idea: comenzar a vender los sombreros que se fabricaban en su pueblo por el resto de pueblos de España. Ese año estaban muy de moda los sombreros mexicanos, así que se hizo con un arsenal de ellos para recorrerse España con una furgoneta. Junto con un amigo, Grimalt visitó las fiestas de los pueblos de España vendiendo ese divertido accesorio.
La idea resultó ser todo un éxito, y en los meses sucesivos fue poco a poco ampliando su oferta con capazos, otro tipo de sombreros y cestas. Ante las buenas perspectivas de crecimiento, decidieron pedir un préstamo bancario para disparar. Pero todo se torció: ese año fue especialmente lluvioso, y no conseguieron vender prácticamente nada. El padre de Grimalt, agricultor, les ayudó como buenamente pudo. Y en ese momento Grimalt tomó una decisión que marcó para siempre su carrera, apostar siempre por la autofinanciación.
Costó mucho, pero Grimalt, ya en solitario, salió adelante. Fue creciendo poco a poco, hasta que casi dos décadas más tarde, en 1990, fundó la empresa Clave Denia S.A.U. dedicada a la venta al por mayor, en la que vendía artículos de menaje, decoración, regalos y gestión de listas de boda, bautizos y comuniones. Durante otra década se dedicaron en exclusiva a este sector del por mayor. Y finalmente en 2001 abrieron la primera tienda Ale-Hop en la calle La Paz de Valencia. El nombre se debe a que Ale-Hop, palabra que remite a salto o acrobacia, se pronuncia fácilmente en cualquier idioma y es una expresión utilizada internacionalmente.
Fracaso de la primera tienda
Según explican desde Ale-Hop, la primera tienda al por menor no funcionó como esperaban, resultó ser un "experimento", como siempre dice Grimalt, en el que aprendieron todos los errores que se deben aprender para tener éxito. Pero siendo firmes a su propósito y con confianza en su proyecto, Vicent y sus hijos Pau, Raúl, Sergi y Darío, que ya trabajaban con él, no tiraron la toalla. No fue hasta la apertura de su quinta tienda, en Benidorm, que consiguieron elevar el vuelo.
La elección de la vaca como símbolo de la marca llegó unos años más tarde, cuando en un viaje al extranjero Grimalt visitó una tienda que vendía animales a tamaño real. Y se le ocurrió que una vaca era el animal que mejor representaba los valores y la estética de Ale-Hop. Puso una en cada puerta de sus locales y gracias a ellas convirtió Ale-Hop en lo que es hoy en día.
A sus 75 años, Vicent ayuda a sus hijos a seguir adelante en una compañía con sede en Bellreguard (Valencia) que factura 224 millones de euros (en 2023), tiene 1.800 trabajadores («HOPers», como se denominan) y suma más de 340 tiendas en cuatro países.