El colapso eléctrico y la mano invisible
Albino Prada. Podemos decir que el mercado de la electricidad es una imposibilidad lógica. Que el sistema eléctrico sólo puede gestionarse de forma pública y colectiva. Por varias razones muy importantes, porque «no se trata de un mercado de oferta y demanda, sino de un sistema de producción que necesita optimizarse»

Albino Prada. Publicado en Sin permiso
El mercado de la electricidad anota varios problemas subyacentes. Para empezar, no es un mercado competitivo porque la oferta (generadores) y la demanda (comercializadores) son pocos -y los mismos- grupos oligopólicos. En segundo lugar, tiene una dimensión gigantesca (por ejemplo, el reino de España) que impide una gestión más resiliente frente a los riesgos de colapso. La tercera es que las mismas personas que han dominado el complejo fósil-nuclear están dominando las fuentes renovables (hidráulica, eólica y solar). A esto hay que añadir que su producto difícilmente puede almacenarse y su oferta debe ajustarse instantáneamente a la demanda.
Para afrontar estos problemas, existe un gestor de la red (Rede Eléctrica Española-Redeia, 20 % pública y 80 % privada) que debe adecuar la oferta y la demanda a precios marginalistas pero subordinados a la lógica del beneficio. Sólo con estos tres problemas la supuesta “mano invisible” de estos agentes puede favorecer situaciones de alto riesgo social, ambiental y económico. Y por eso sólo un gestor 100 % público, con operadores públicos y a menor escala, puede evitar estos riesgos.
Alternativamente podemos decir que el mercado de la electricidad es una imposibilidad lógica[1]. Que el sistema eléctrico sólo puede gestionarse de forma pública y colectiva. Por varias razones muy importantes, porque «no se trata de un mercado de oferta y demanda, sino de un sistema de producción que necesita optimizarse», y, al no hacerlo, «las compañías eléctricas han creado comercializadoras, con las que venden y compran electricidad ellas mismas, y lo hacen en mercados gestionados por las OMI, que también son propiedad de las compañías eléctricas. En otras palabras, la UE ha creado un mercado falso que permite a las compañías eléctricas actuar como un cártel».
Con estas premisas, además de sentar las bases para que se produzca un colapso como veremos a continuación, los agentes de este mercado pueden obtener rentas extractivas muy elevadas y manipular los precios a su favor. Así, la inflación interanual de la electricidad en marzo de este año fue del 12,8 % frente al 2,3 % del IPC general según el INE, lo que explica que hayan estado logrando beneficios récord[2] (7.700 millones en medio año). En esto siguen la senda del mercado financiero oligopólico español que también bate récords año tras año, porque apenas paga a los ahorradores, acelerando así de paso una burbuja especulativa de inversión inmobiliaria en todo el país.
El momento del colapso
Con estos precedentes, paso a continuación a relatar algunos hechos -recientes o inmediatos- vinculados al shock eléctrico total del pasado lunes en la Península Ibérica. Ya el pasado mes de febrero, REE-Redeia advertía a los inversores del riesgo de que la retirada de generación firme como el carbón, el ciclo combinado y la nuclear (debido a las regulaciones de descarbonización y al calendario de cierre de las nucleares) supusiera una mayor amenaza de cortes de suministro eléctrico, lo que literalmente[3] «implica una reducción de la potencia firme y de las capacidades de equilibrado del sistema eléctrico, así como de su robustez e inercia«.
Cabe destacar que, coincidiendo con estos diagnósticos, el tándem Feijoo y Abascal vienen reclamando que se reconsidere el aporte fósil-nuclear y se ajuste a los parámetros trumpistas[4]. El ministro de Energía francés también se jacta de que un sistema nuclear fuerte es más resistente.
En la mañana del desplome (entre las 8 a 9 horas) cuando los precios eran altos (hasta 48 euros/MW), las distintas fuentes se repartían la cobertura de la demanda (ciclos de gas, nuclear, hidroeléctrica, eólica, fotovoltaica) con pesos bastante equilibrados, ajustados a los consumos medios anuales para el conjunto del Reino de España en el gráfico que acompaña a este análisis. Pero en el momento del colapso (el mediodía del 28 de abril, con precios muy bajos) sabemos[5] que «las centrales nucleares no entraron en el mercado para no perder dinero, ni las hidroeléctricas para no perder agua«, por lo que el sistema quedó dependiendo de la fotovoltaica para más de la mitad de su energía.
Sin casi ciclos de gas, con poca nuclear e hidráulica (y aún con la eólica frenada a un diez por ciento), REE-Redeia dejó que el sistema se situara en el punto crítico de una tormenta perfecta (con muy poca inercia y poca gestionabilidad, ver recuadro), hasta que la mano invisible (la que el presidente Sánchez quiere investigar) dejó parte de la fotovoltaica fuera del sistema (¡en pleno día!), activando así -a través del algoritmo de IA del sistema- un desplome a cero en cinco segundos: colapso total sin margen de maniobra. Una profecía, la de febrero, autocumplida.
Reitero: porque las dos energías (hidroeléctrica y ciclos combinados) que dan más estabilidad y flexibilidad al sistema, en lugar de aportar una media anual del 30 %, en el momento del colapso sólo aportaban el 13 %. Por razones puras y simples de rentabilidad privada de sus empresas, y despreciando razones de seguridad y estabilidad del sistema eléctrico.
Un relato sistémico invertido
Los medios de comunicación sistémicos extraen una lección simple del colapso: es necesario no depender «excesivamente» de las energías renovables (solar, eólica e hidráulica) y mantener los ciclos nuclear y del gas funcionando a pleno rendimiento. De hecho, a las 8 de la mañana, la nuclear, la eólica, la hidráulica y los ciclos combinados estaban a buen rendimiento porque eran las «horas rentables» del día. La mano invisible (REE) pastorea así sus intereses.
Esa es una historia falsa e invertida porque precisamente el hecho clave del colapso es que en ese momento[6] “no había hidráulica en el sistema, a pesar de ser renovable, gestionable y síncrona; además, las señales del mercado con precios negativos hicieron que la hidráulica no entrara en el mix de generación”. Si que había algo de energía nuclear, pero que no era flexible ni manejable como lo era la energía hidráulica.
Incluso afirman en pleno colapso que, frente al transporte público electrificado (metro, tren), es preferible el transporte privado con combustibles fósiles (disculpando los atascos masivos y el colapso climático también). Evitan hablar del gigantismo de la red eléctrica o de las mega concentraciones urbanas como Madrid y Barcelona asociadas a centrales nucleares. Aunque el proceso de puesta en marcha del sistema el día 28, desde el cero del colapso, se hizo por zonas y con un tratamiento singular para grandes aglomeraciones urbanas o industriales.
Evitan hablar de una ratonera a gran escala, megamáquinas, megaredes o megapoder controlado por grandes inversores y grupos financieros. Un gigantesco diseño tecnológico que bloquea alternativas centradas en la resiliencia y lo más local[7]. Infraestructuras diseñadas para alimentar grandes fábricas o gigantescos centros de consumo de energía. Preferentemente asociadas a aglomeraciones urbanas gigantescas y centralizadas. Lejos de la escala de una fuente local, renovable, descentralizada y cercana. Con autoconsumo local, con empresas municipales de suministro, cooperativas y comunidades de productores o de vecinos[8].
Alternativa resiliente contra el complejo fósil-nuclear
Y así los que, como sucede en Galicia, podríamos tener todo el consumo doméstico cubierto con hidráulica en nuestro propio subsistema, nos quedamos a oscuras en este colapso eléctrico. Algo que sólo se explica porque quien nos gobierna es la mano invisible de Naturgy, Iberdrola o Endesa pastoreadas por REE-Redeia.
Pues como recordaba recientemente Joan Herrera[9] “la energía más gestionable, síncrona, renovable y de mayor respuesta es, con diferencia, la hidráulica… es la hidráulica la que puede dar mayor estabilidad al sistema” (ver el recuadro de nuevo), lo que nos permitiría en Galicia -y en todo el Reino de España- gestionar la eólica y la fotovoltaica (que suman más potencia a cada paso) con estabilidad del sistema (con mayor inercia). Especialmente en Galicia, donde la hidráulica proporcionó en 2024 casi el 44 % de la electricidad (frente al 13 % en el total español).
Pero esto sólo será posible si las concesiones hidroeléctricas franquistas de hace más de 70 años reviertan en patrimonio público[10] y no son gestionadas bajo el criterio de máximo beneficio por Naturgy, Iberdrola, Endesa, etc. desconectándolas como ocurrió el lunes 28 de abril al mediodía (hundiendo así la inercia del sistema). Sólo así nos beneficiaremos públicamente -y no privadamente y provocando riesgos- de la «joya del sistema ibérico que es la energía hidráulica«.
Sobre esta base hidráulica pública en todo el Reino de España y con los ciclos combinados de gas podríamos gestionar (máxima inercia y flexibilidad) la creciente aportación de la energía eólica y solar, prescindiendo de la energía nuclear (ver de nuevo el recuadro). Desactivando, eso sí, el impacto del gas en la tarifa marginalista. Por supuesto, esto significa que tenemos que avanzar hacia un modelo menos centralizado y más distribuido por ámbitos (por ejemplo, autonomías) que tendrían una mayor resiliencia y mayor resistencia en ciberseguridad. Un modelo también en este caso federalizante[11].
Un modelo que en última instancia asume la lógica con la que se inició la recuperación del sistema desde cero el día del colapso (con hidráulica y por sub áreas). También un modelo de estricto ahorro energético: sin depredadores electrointensivos, con transporte colectivo de pasajeros electrificado (metro, cercanías, tranvías…) versus transporte privado electrificado. De esta manera, al también electrificar el transporte de mercancías por carretera mediante ferrocarril, podríamos reducir la dependencia de los hidrocarburos importados. Y al también electrificar la calefacción doméstica, podremos hacer lo mismo con nuestra dependencia del gas importado. De energías fósiles que en buena medida nos hacen depender de Estados Unidos y su locura trumpista.
Serían dos nuevos vectores básicos a alimentar con electricidad de base hidráulica pública y con los supuestos excedentes eólicos y solares. Nada de esto es inventar la rueda pues ya en 2009 se publicó en la revista Scientific American un plan similar basado en aerogeneradores, plantas maremotrices, centrales geotérmicas, centrales hidroeléctricas, instalaciones fotovoltaicas y termosolares, que permitiría cubrir las necesidades humanas en el planeta sin necesidad de recursos fósiles ni atómicos[12].
[1] Luis Angel Hierro (Público, 24 marzo de 2022):
[2] https://www.elconfidencial.com/empresas/2024-07-30/energeticas-logran-beneficio-historico-impuestazo_3933433/
[3] https://www.elconfidencial.com/empresas/2025-02-27/red-electrica-riesgo-sistema-cierre-nuclear-exceso-renovables_4074305/
[4] https://theobjective.com/espana/2022-09-13/feijoo-nuclear-reactores/
[5] https://www.elconfidencial.com/economia/2025-04-29/el-sistema-electrico-espanol-salto-por-los-aires-por-un-exceso-de-confianza-en-la-energia-solar_4118613/
[6] Joan Herrera (El País do 30 de abril de 2025)
[7] Malm (2020): https://capitanswing.com/libros/capital-fosil/
[8] Scheer (2011) “El imperativo energético”, Icaria, Barcelona
[9] https://elpais.com/opinion/2025-04-30/un-apagon-para-iluminar-no-para-retroceder.html
[10] https://www.infolibre.es/opinion/plaza-publica/concesiones-hidroelectricas-tomando-cielo-asalto_1_1208327.html
[11] https://www.nosdiario.gal/articulo/economia/modelo-electrico-tamen-singu…
[12] https://cape.ca/wp-content/uploads/2018/02/Scientific-American-November-2009-on-energy.pdf
Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo. Su último libro es “¿Sociedad de mercado o sociedad decente?” (Universidade de Vigo, 2023).