El espíritu del Teatro Falla: la caída a los infiernos en un mundo entre fantasmas

El Carnaval de Cádiz tiene su universo propio. En lo musical y en lo conceptual, en lo interpretativo y lo narrativo. El fantasma del Teatro Falla representa la caída a los infiernos de cualquier poeta que, con atinos y desatinos, asciende al paraíso que tan bien reflejara Abarzuza en la cúpula de su catedral, que desciende a las llamas del averno cual personaje de Dante. La mayor tragedia de esta Divina Comedia que siempre, siempre, ofrece la posibilidad de redención. Y aquí anida el 'leit motiv' de una obra de Carnaval. Que explora numerosas vías dramáticas y supone un salto interesante en este campo con respecto a su precedente Clandestino, pero que no deja de ser eso: una obra de Carnaval. Sin mayores pretensiones pues este arte menor ha multiplicado y enriquecido a su chusma selecta, por algo se agotan las entradas en taquilla antes de lo que dura un estribillo. 'El fantasma del Teatro Falla' , la nueva creación de Tino Tovar y apuesta de Eternidad Eventos , se ha estrenado este domingo en el Auditorio de la Cartuja con la certeza de que Sevilla estrena y Cádiz confirmará, más pronto que tarde. El autor, de paro biológico en el Concurso gaditano (algún día volverá porque nunca se ha terminado de ir), es alma y corazón de este proyecto con mayúsculos tintes biográficos, por mucho que asegure que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si bien esa travesía sobre la barca de Caronte la han vivido todos los genios de esta fiesta. La incomprensión, el duelo, la desesperación, la ruptura del idilio con las musas y la guitarra forman parte de una creación artística que para renacer necesita ser envuelta en llamas. En su segunda incursión ha querido dar mayor valor al guion y a la historia, su principal desafío. El reto que le impulsa a seguir creando y a abandonar esa zona de confort que carcome a la expresión artística. Al ser una narración atemporal (aunque se puede ubicar en el presente), funciona mucho mejor que en 'Clandestino' (tiempo de Posguerra), donde chirriaban las bromas extemporáneas y las continuas entradas y salidas de sus personajes en sus verdaderos roles. El peso dramático descansa sobre los hombros de dos figuras muy reconocidas, papel para actores sin papeles pero notable experiencia en las tablas, en el cuarteto de Moreno y Gago. Figue y Chicho provocan el necesario conflicto; de su relación, rebosante de complicidad (son dos décadas de cargo y carga), estalla el argumento sencillo y fácilmente reconocible, con ese equilibrio entre el drama y el humor. Es el tapiz donde empieza a tejerse lo que verdaderamente da valor a la obra, que es la copla. Esa fusión entre letra, música e interpretación. En la elección de los intérpretes hay un ligero paso atrás en su proyección mediática (no Subiela, no Carli, no Dani Obregón), siendo todos artistas carnavalescos de primer nivel. Impresiona como desde el amateurismo se alcanzan tan altas cotas de profesionalidad que sólo pueden explicarse con la exigencia y la perfección del febrero gaditano. Francisco Manuel Brull descubre en su soliloquio musical que durante muchos años ha dado soporte a la mismísima comparsa de Tino. Alicia Trinidad debuta (aclamada su interpretación del pasodoble de 'El cielo de Cádiz', con taconeo como nudillos de mostrador). Milian Oneto recibe la mayor ovación por su sentida copla a esas mujeres pioneras que dieron el primer paso. Y Taleguilla y Arturo de Barbate inyectan clase y veneno a todo lo que pían. Bajo la dirección musical del pianista Sergio Monroy , Tino introduce dos variantes que otorgan una profundidad espiritual, una nueva dimensión a su propuesta. El violín de Lara Sansón y ese movimiento entre la danza y el flamenco que permite descubrir el duende de Sara Sánchez . En ocasiones precedentes han tenido presencia de manera puntual figuras prevalentes en otras disciplinas artísticas, pero esta vez la incorporación es absoluta y adquieren un protagonismo y un espacio propio. Emocionante ese primer contacto que bautiza la obra. Una evidencia de que la innovación enriquece al Carnaval y que la copla lo aguanta todo sin perder esencia ni raíz. Que es tiempo de espantar tantos fantasmas. Écija el 25 de mayo y Alcalá de Guadaira el 26 de octubre, son algunas de las citas programadas en la provincia de Sevilla de 'El fantasma del Teatro Falla'. Además, hará gira por Madrid (11 de mayo); Badajoz (1 de junio); Málaga (18 de junio) y Granada (21 de septiembre). Se pueden adquirir las entradas a través de este enlace .

Abr 30, 2025 - 16:27
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El espíritu del Teatro Falla: la caída a los infiernos en un mundo entre fantasmas
El Carnaval de Cádiz tiene su universo propio. En lo musical y en lo conceptual, en lo interpretativo y lo narrativo. El fantasma del Teatro Falla representa la caída a los infiernos de cualquier poeta que, con atinos y desatinos, asciende al paraíso que tan bien reflejara Abarzuza en la cúpula de su catedral, que desciende a las llamas del averno cual personaje de Dante. La mayor tragedia de esta Divina Comedia que siempre, siempre, ofrece la posibilidad de redención. Y aquí anida el 'leit motiv' de una obra de Carnaval. Que explora numerosas vías dramáticas y supone un salto interesante en este campo con respecto a su precedente Clandestino, pero que no deja de ser eso: una obra de Carnaval. Sin mayores pretensiones pues este arte menor ha multiplicado y enriquecido a su chusma selecta, por algo se agotan las entradas en taquilla antes de lo que dura un estribillo. 'El fantasma del Teatro Falla' , la nueva creación de Tino Tovar y apuesta de Eternidad Eventos , se ha estrenado este domingo en el Auditorio de la Cartuja con la certeza de que Sevilla estrena y Cádiz confirmará, más pronto que tarde. El autor, de paro biológico en el Concurso gaditano (algún día volverá porque nunca se ha terminado de ir), es alma y corazón de este proyecto con mayúsculos tintes biográficos, por mucho que asegure que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si bien esa travesía sobre la barca de Caronte la han vivido todos los genios de esta fiesta. La incomprensión, el duelo, la desesperación, la ruptura del idilio con las musas y la guitarra forman parte de una creación artística que para renacer necesita ser envuelta en llamas. En su segunda incursión ha querido dar mayor valor al guion y a la historia, su principal desafío. El reto que le impulsa a seguir creando y a abandonar esa zona de confort que carcome a la expresión artística. Al ser una narración atemporal (aunque se puede ubicar en el presente), funciona mucho mejor que en 'Clandestino' (tiempo de Posguerra), donde chirriaban las bromas extemporáneas y las continuas entradas y salidas de sus personajes en sus verdaderos roles. El peso dramático descansa sobre los hombros de dos figuras muy reconocidas, papel para actores sin papeles pero notable experiencia en las tablas, en el cuarteto de Moreno y Gago. Figue y Chicho provocan el necesario conflicto; de su relación, rebosante de complicidad (son dos décadas de cargo y carga), estalla el argumento sencillo y fácilmente reconocible, con ese equilibrio entre el drama y el humor. Es el tapiz donde empieza a tejerse lo que verdaderamente da valor a la obra, que es la copla. Esa fusión entre letra, música e interpretación. En la elección de los intérpretes hay un ligero paso atrás en su proyección mediática (no Subiela, no Carli, no Dani Obregón), siendo todos artistas carnavalescos de primer nivel. Impresiona como desde el amateurismo se alcanzan tan altas cotas de profesionalidad que sólo pueden explicarse con la exigencia y la perfección del febrero gaditano. Francisco Manuel Brull descubre en su soliloquio musical que durante muchos años ha dado soporte a la mismísima comparsa de Tino. Alicia Trinidad debuta (aclamada su interpretación del pasodoble de 'El cielo de Cádiz', con taconeo como nudillos de mostrador). Milian Oneto recibe la mayor ovación por su sentida copla a esas mujeres pioneras que dieron el primer paso. Y Taleguilla y Arturo de Barbate inyectan clase y veneno a todo lo que pían. Bajo la dirección musical del pianista Sergio Monroy , Tino introduce dos variantes que otorgan una profundidad espiritual, una nueva dimensión a su propuesta. El violín de Lara Sansón y ese movimiento entre la danza y el flamenco que permite descubrir el duende de Sara Sánchez . En ocasiones precedentes han tenido presencia de manera puntual figuras prevalentes en otras disciplinas artísticas, pero esta vez la incorporación es absoluta y adquieren un protagonismo y un espacio propio. Emocionante ese primer contacto que bautiza la obra. Una evidencia de que la innovación enriquece al Carnaval y que la copla lo aguanta todo sin perder esencia ni raíz. Que es tiempo de espantar tantos fantasmas. Écija el 25 de mayo y Alcalá de Guadaira el 26 de octubre, son algunas de las citas programadas en la provincia de Sevilla de 'El fantasma del Teatro Falla'. Además, hará gira por Madrid (11 de mayo); Badajoz (1 de junio); Málaga (18 de junio) y Granada (21 de septiembre). Se pueden adquirir las entradas a través de este enlace .