El egiptólogo más famoso del siglo XX robó parte del tesoro de Tutankamón y nadie lo investigó jamás

Mano larga - A pesar de los rumores persistentes sobre su conducta, la falta de una investigación oficial permitió que Carter siguiera siendo venerado como el gran descubridor, sin que nadie profundizara en los claroscuros de su actuaciónUna inscripción que ensalza a Ramsés II sale a la luz en el obelisco más famoso de París Ni el oro, ni la fama, ni el prestigio académico bastaron. El arqueólogo más célebre del siglo XX no pudo resistirse a la tentación de quedarse con lo que no era suyo. La paradoja es monumental: Howard Carter, el mismo que hizo eterno el nombre de Tutankamón, terminó salpicado por una sospecha que aún no se ha logrado despejar del todo. Tan meticuloso para documentar cada hallazgo, tan discreto en su vida personal… pero con los bolsillos demasiado llenos. El tiempo acabó haciendo lo que las autoridades nunca se atrevieron a iniciar Aunque hubo sospechas desde el principio, nunca llegó a abrirse una investigación oficial durante su vida, lo que permitió que las dudas quedaran en un segundo plano durante décadas. El descubrimiento del milenio en el Valle de los Reyes en 1922 colocó a Carter en lo más alto, mientras que las posibles irregularidades quedaron relegadas a comentarios discretos entre especialistas. No fue hasta octubre de 2022 cuando el egiptólogo Bob Brier publicó nuevas pruebas que apuntaban directamente al corazón del asunto: Carter, según esos documentos, habría sacado piezas del interior del sepulcro antes de que las autoridades egipcias pudieran registrar nada. Howard Carter supervisando el traslado del busto en madera de Tutankhamón (Museo de El Cairo JE 60722). Entre las pruebas, una serie de cartas y objetos regalados a amigos, como el periodista británico Bruce Ingram, que recibió artefactos cuya procedencia no estaba clara. Un par de meses después el interés por Carter volvió a crecer por la misma razón poco honorable. Durante una conferencia en Luxor en 2022, el investigador Marc Gabolde presentó comparaciones entre las primeras fotos del contenido de la tumba y piezas repartidas por museos y colecciones privadas en Estados Unidos y Reino Unido. En su trabajo, se identificaron fragmentos de joyas y collares que originalmente estaban en el cuerpo momificado del faraón y que ahora se exponen, sin demasiadas explicaciones, en instituciones como el Saint Louis Art Museum o el British Museum. Gabolde, profesor de Egiptología en la Universidad Paul-Valéry de Montpellier, explicó que tras revisar varias imágenes antiguas y catálogos museísticos, encontró correspondencias directas. unque su contribución científica sigue siendo incuestionable, la figura de Howard Carter ya no se contempla con la misma admiración Entre los ejemplos que puso, destacó un collar cerámico que formaba parte del ajuar del faraón y que había sido expuesto en el Metropolitan Museum de Nueva York hasta su devolución

May 8, 2025 - 11:30
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El egiptólogo más famoso del siglo XX robó parte del tesoro de Tutankamón y nadie lo investigó jamás

El egiptólogo más famoso del siglo XX robó parte del tesoro de Tutankamón y nadie lo investigó jamás

Mano larga - A pesar de los rumores persistentes sobre su conducta, la falta de una investigación oficial permitió que Carter siguiera siendo venerado como el gran descubridor, sin que nadie profundizara en los claroscuros de su actuación

Una inscripción que ensalza a Ramsés II sale a la luz en el obelisco más famoso de París

Ni el oro, ni la fama, ni el prestigio académico bastaron. El arqueólogo más célebre del siglo XX no pudo resistirse a la tentación de quedarse con lo que no era suyo. La paradoja es monumental: Howard Carter, el mismo que hizo eterno el nombre de Tutankamón, terminó salpicado por una sospecha que aún no se ha logrado despejar del todo. Tan meticuloso para documentar cada hallazgo, tan discreto en su vida personal… pero con los bolsillos demasiado llenos.

El tiempo acabó haciendo lo que las autoridades nunca se atrevieron a iniciar

Aunque hubo sospechas desde el principio, nunca llegó a abrirse una investigación oficial durante su vida, lo que permitió que las dudas quedaran en un segundo plano durante décadas. El descubrimiento del milenio en el Valle de los Reyes en 1922 colocó a Carter en lo más alto, mientras que las posibles irregularidades quedaron relegadas a comentarios discretos entre especialistas.

No fue hasta octubre de 2022 cuando el egiptólogo Bob Brier publicó nuevas pruebas que apuntaban directamente al corazón del asunto: Carter, según esos documentos, habría sacado piezas del interior del sepulcro antes de que las autoridades egipcias pudieran registrar nada.

Howard Carter supervisando el traslado del busto en madera de Tutankhamón (Museo de El Cairo JE 60722).

Entre las pruebas, una serie de cartas y objetos regalados a amigos, como el periodista británico Bruce Ingram, que recibió artefactos cuya procedencia no estaba clara.

Un par de meses después el interés por Carter volvió a crecer por la misma razón poco honorable. Durante una conferencia en Luxor en 2022, el investigador Marc Gabolde presentó comparaciones entre las primeras fotos del contenido de la tumba y piezas repartidas por museos y colecciones privadas en Estados Unidos y Reino Unido.

En su trabajo, se identificaron fragmentos de joyas y collares que originalmente estaban en el cuerpo momificado del faraón y que ahora se exponen, sin demasiadas explicaciones, en instituciones como el Saint Louis Art Museum o el British Museum.

Gabolde, profesor de Egiptología en la Universidad Paul-Valéry de Montpellier, explicó que tras revisar varias imágenes antiguas y catálogos museísticos, encontró correspondencias directas.

unque su contribución científica sigue siendo incuestionable, la figura de Howard Carter ya no se contempla con la misma admiración

Entre los ejemplos que puso, destacó un collar cerámico que formaba parte del ajuar del faraón y que había sido expuesto en el Metropolitan Museum de Nueva York hasta su devolución a Egipto en 2011.También aparecieron cuentas de collares y tocados en museos y subastas privadas. Como resume el propio Gabolde en el borrador de su estudio, “hemos visto que no todas las joyas halladas sobre la momia de Tutankamón fueron al Museo Egipcio de El Cairo”.

Un regalo envenenado dejó claro que Carter no siempre decía la verdad

La sospecha no era nueva, pero ahora venía acompañada de pruebas más concretas. A todo esto se sumaba una carta escrita por el egiptólogo Alan Gardiner en 1934, en la que lamentaba haber sido engañado por Carter. En ella afirmaba que el arqueólogo le había regalado un amuleto inscrito, diciendo que no provenía de la tumba, cuando en realidad era parte de un conjunto hallado. Gardiner concluyó en su carta que Carter “indudablemente robó de la tumba”.

Más allá de los motivos personales que pudieran explicar esa conducta, los expertos se dividen. Algunos piensan que Carter no veía esos objetos como valiosos en sí mismos y los consideraba apropiados para compartir con colegas. Otros creen que simplemente se los llevó para seguir estudiándolos por su cuenta.

Lo que parece más claro es que el saqueo no fue una invención de las leyendas sobre la maldición del faraón, sino una realidad que aún está siendo investigada pieza por pieza.

Pese a todo, la imagen de Carter se mantiene entre el mito y la contradicción. Su contribución a la arqueología es indiscutible, pero su figura ya no se ve con los mismos ojos. Es un ejemplo más de cómo la historia puede consagrar a una persona y, al mismo tiempo, poner en cuestión el reconocimiento que recibió durante décadas.

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