'El abuso de poder se naturalizó con los Beatles y las groupies y ahora es lo mismo, pero con los influencers'

La divulgadora especializada en sexualidad acaba de publicar ‘Pirómanas’, el manual de empoderamiento que le habría gustado leer.

May 12, 2025 - 09:20
 0
'El abuso de poder se naturalizó con los Beatles y las groupies y ahora es lo mismo, pero con los influencers'

Si tienes redes sociales es probable que, en algún momento, te haya salido alguno de los vídeos de Noemí Casquet (y que te lo hayas guardado), pero su faceta de escritora lejos de las redes es igual de educativa. Y escribo esto con conocimiento de causa, después de haber leído Pirómanas (Planeta, 2025) y haber hecho un pequeño incendio en forma de discusión con mi pareja.

La divulgadora de sexualidad ha hecho un manual, pero para autorrescatarnos, un libro que te pone firme desde las primeras palabras, pero que también te permite conocerla de cerca, más humana que nunca reconociendo sus momentos de debilidad, sus errores, sus incongruencias… Las luces y sombras que todas tenemos y que, por eso, te hacen conectar con su historia de una forma nueva.

Es por eso que dar luz a este libro con tantas aristas ha sido más difícil que a los anteriores. "Salió el 9 de abril y el domingo anterior estaba llorando en mi cama", me dice Noemí. "Siento que es un libro tan mío, todas mis heridas están ahí. Me daba miedo no ser la perfección, la perfecta feminista, la perfecta filósofa de la vida… No soy perfecta y va de eso, de no ser perfectas, de ser quien eres realmente".

En el libro comentas que, en muchas entrevistas, te preguntan si los hombres van a leer tus libros y tú devuelves la pregunta cuestionando si a los hombres les interesa nuestro mundo. ¿Tú qué crees, les interesa?

No, porque destruiría el suyo. Me hace gracia esto de hombres heterosexuales que de repente odian a las mujeres. Eso debe ser muy difícil de llevar en el sentido de que los hombres escuchan más a un tío hablando de lo que quieren las mujeres que a nosotras hablando de lo que en realidad queremos. En el trabajo, en el amor en el sexo, en la economía, en el feminismo… El libro está escrito en castellano, cualquier persona puede leerlo y que te importe una mínima parte de lo que vive la mitad de la población. No acaba de interesarles porque yo creo que confronta lo que ellos tienen en su cabeza que es lo "masculino".

¿Eras consciente de que iba a ser un manual de empoderamiento para las mujeres a todos los niveles al empezar a escribir este libro?

Necesitaba un manual para mí misma porque en 2023 me di cuenta de que odiaba ser mujer en esta sociedad. Nos duele la regla, somos cíclicas y tenemos que seguir hiperproduciendo, no podemos descansar, tenemos que estar todo el rato cuidando de los demás… Se nos pone una losa en cuanto a exigencias que muchísimos hombres no tienen. Quería escribir un libro para ser feliz en este momento vital e intentar empoderarnos haciendo más práctica toda la teoría que hay. No encontré un libro así y con un punto más espiritual, así que pensé en escribirlo yo. Al inicio era un poco disertación feminista, me costó encontrar el tono hasta que no pasó todo el tema de la ruptura, con esa rabia y ese fuego empecé a escribir.

Desarrollas el tema de las jerarquías y el abuso de poder en tu libro poco después de que salga un informe alertando de que todas las mujeres de la industria cinematográfica han sufrido violencia sexual. ¿Crees que habrá un #MeToo de influencers?

Parte de esta alerta ha sido hacer un capítulo en Pirómanas donde hablo del abuso de poder. Se ha romantizado que tu activista favorito, tu cantante favorito, tu influencer favorito te ha dicho algo y estás dispuesta a hacer cualquier cosa. Hay muchos casos de los que no somos conscientes de cómo abusan de su poder, porque se ha naturalizado. En su momento se naturalizó con los Beatles y las groupies y ahora es lo mismo, pero con los influencers. El cómico de turno o el cantante de turno no entienden o no lo quieren entender porque todo su entorno hace lo mismo... Cuando te metes en el perfil de estos hombres y ves que solo siguen a chicas, cada cual más joven, de todo tipo y todas partes de España, a mí me parece que es una alerta de que igual entran a ver quienes están más buenas para intentar ligar o follar. Para mí esta es una clara representación de abuso de poder, cuando una persona utiliza un contexto no neutral. Y ojalá salgan nombres porque está pasando muchísimo.

Cuando te metes en el perfil de estos hombres y ves que solo siguen a chicas, cada cual más joven, de todo tipo y todas partes de España, a mí me parece que es una alerta.

Comentas también que se ha popularizado esta idea del sexo como termómetro de la relación, ¿es casualidad que la práctica sexual mayoritaria sea el coito y que las mujeres sean quienes van más a terapia sexológica sintiendo que 'están mal'?

Todavía seguimos con una incultura y un analfabetismo sexual en esta sociedad. Desde el momento en el que estamos poniendo el coito y la penetración como epicentro de la sexualidad, en el momento en que se sigue hablando de orgasmos clitorianos y orgasmos vaginales, en el momento en el que nosotras nos ponemos en el lugar de que debemos ser las elegidas, las que debemos dar placer… Nosotras constantemente nos estamos revisando, estamos aprendiendo de sexualidad y hay un punto que lo hacemos para ser elegidas por el otro. No aprendemos sexo para nosotras mismas y eso nos genera una insatisfacción gigantesca porque estás aprendiendo a mover las caderas como una batidora, pero para qué te sirve en tu placer.

Tenemos que dejar de buscar ser validadas y vistas desde muchos puntos, pero entre ellos el sexo. Al final aceptamos prácticas que nos generan cierta insatisfacción como puede ser la penetración o tal y como está concebida en esta sociedad. Que muchas veces estamos aguantando posturas dolorosas o que nos la metan sin estar lubricadas, porque del deseo sabemos poquísimo, de consentimiento sabemos poquísimo… No me sorprende, me parece una consecuencia, algo que deriva de lo que se nos ha vendido durante muchos años. Por eso intento irme a la antigüedad, estoy investigando sobre la Antigua China, los hombres tenían que aprenderse manuales para satisfacer a una mujer.

El mito de que "el tóxico es el que mejor folla", normalizar esas prácticas violentas... ¿Cómo podemos erotizar el amor en vez de lo que nos genera malestar físico o psicológico?

Se ha erotizado tanto porque la pornografía ha ido ampliando su nivel exageración de violencia. Nos hemos ido acostumbrando y no nos asombra nada, esta violencia ha interferido en el sexo, porque entendemos que cuando más duro mejor, que cuanto más fuerte mejor y que la pasión es sinónimo de violencia. Que aunque el "aquí te pillo, aquí te mato" en ciertos momentos está muy bien, no deja el espacio que necesita el cuerpo. Nos hemos quedado planas ante situaciones de violencia que nos generan indiferencia cuando deberíamos llevarnos las manos a la cabeza. Esto se traduce en el sexo, en una individualización cada vez mayor del ser humano, una ruptura con las emociones y con toda la parte del amor porque hemos identificado que el amor es igual a compromiso, casamiento y nadie quiere. El amor y las emociones no tienen que ver con el compromiso, tenemos un batiburrillo que es muy peligroso, sobre todo cuando nosotras pensamos que para nuestro placer y para el placer del otro tenemos que dejar que nos pisen la cabeza, que nos la metan por el culo… Que está muy bien si a ti te gusta, pero hay una línea que es muy difícil distinguir cuando lo hago por mí y no por los deseos de la otra persona. Tenemos una lucha por delante muy grande porque el amor debe ganar el territorio.

Socialmente existe esta idea de que cuando las mujeres salimos de una relación vamos a experimentar un 'glow up', algo que desmientes en tu libro. ¿A qué se debe?

En el caso de las mujeres, después de la ruptura, se espera un glow up a todos los niveles: de la vida, de la diversión, de todo… Me salen videos de chicas en el antes llorando y después, mostrando una vida idílica, viajes, aventura, amigas. Mi glow up no existió y lo esperaba. Y yo pensaba "Cuando me vea mi ex va a pensar lo que se ha perdido". Pero es que mi ex no va a pensar eso, no puedo esperar que la otra persona esté pensando eso. Hay que hacerlo para nosotras mismas para tu propio proceso sin la presión de que sea un glow up estético o de tener que lidiar con todas las heridas de tu pasado de un plumazo. A lo mejor lo que tienes que pasar es estar en la mierda máxima y luego seguir con tu vida. Y si en ese momento tienes viajes o salidas con tus amigas, pues disfrútalo, pero no lo estés buscando ni tengas la presión. Creo que hay una pornografía emocional en las redes sociales de chicas llorando y grabándose que siempre lleva a un final feliz. Muchas veces eso no es ni un final, sino parte de un camino o de un proceso. Y al mismo tiempo hay chicas que todavía no lo han superado, que están peor después de la ruptura o más traumatizadas que antes y eso también puede pasar y es necesario que se hable de ello porque es la realidad y una no es mejor que la otra. No eres rara, eres humana. Tenemos una sociedad donde se da una exageración en redes sociales de todos los procesos emocionales que acaban en un punto feliz o cómodo, pero hay veces que no.

Hay veces que tendemos a repetir historias con diferentes personas porque tenemos un patrón instalado, ¿cómo lo identificamos para dejar de darle oportunidades a ciertas personas que terminan haciéndonos daño?

Me costó aceptar que era adicta a un tipo de hombre que me genera adrenalina, los narcisistas, manipuladores, hombres con doble cara, porque en mi cabeza pienso que yo los puedo sanar, los puedo cambiar. Muchas veces nos casamos con el proyecto de la persona antes de con quien es ese momento. A nivel social a las mujeres se nos lleva en un sobrefuncionamiento a todos los niveles: el skincare, el gimnasio, la dieta, el journaling y vamos todas a terapia para que luego la mitad de la población con la que algunas nos relacionamos a nivel romántico y sexual, les sude tres pares las cosas. Lo que se le dice a ellos es "Fóllate a la siguiente" y que se metan al gimnasio. O no, puedes revisarte qué has hecho mal o también puedes ir a terapia porque estás jodido y el sexo no tiene que ser tu escudo. En el caso de los patrones, para mí ha sido un antes y un después entender que el amor no es un estado de supervivencia constante, sino un estado de paz. Yo acepto que era adicta a ver que me estaba manipulando, engañando, porque me genera un chute de emociones, que a nivel cerebral es igual que si fuera una droga. Esto se tiene que romper dándonos cuenta de la ciclicidad que han tenido a lo largo de nuestra vida.

Yo me di cuenta de que mis relaciones tenían un patrón y era que yo no era suficiente, que yo tenía que ser la terapeuta, la madre, la agente de marketing… Y lo daba todo para la otra persona, porque entendía que no podían amar por lo que yo era, sino por lo que daba. Fue un cambio radical, por primera vez estoy en ese equilibrio, en una relación sana. Llevamos poco, pero por primera vez no he discutido con nadie, puedo hablar las cosas, es un hombre funcional que trabaja la autocrítica que es inteligente a nivel emocional, que va a terapia… Soy muy feliz, pero hay una parte de mí que dice "¿Y mi chute, y mis emociones?". Tenemos que identificar que hay trozos de mierda en el mundo, no les tenemos que dar oportunidades porque no somos una ONG, no estamos haciendo voluntariado emocional, es una relación y debe haber una horizontalidad. Y paciencia también porque siempre vamos a ser adictas y siempre va a haber algo de vacío en mí, pero no es lo saludable a largo plazo, esto es lo sano y lo bueno para mí.

Tú vales por lo que ya eres, pero como te han dicho que eres insuficiente durante toda tu vida, y que tu valía está en sanar, cuidar o estar por los demás, ahí es cuando nosotras tenemos que darnos el permiso de nuestra identidad. ¿Quién soy y qué me gusta hacer para mí si siempre he estado cuidando a los demás? Y es una pregunta que requiere de mucho tiempo, mucha constancia, mirada, introspección y de mucho amor propio. Por eso de algún modo sentí que debía escribir Pirómanas, para recordarme a mí misma que soy suficiente, que somos suficientes.

Me costó aceptar que era adicta a un tipo de hombre que me genera adrenalina, los narcisistas, manipuladores, hombres con doble cara, porque en mi cabeza pienso que yo los puedo sanar, los puedo cambiar

Noemí y yo nos despedimos, pero sigo dándole vueltas a lo importante que es reconocer nuestra valía como personas y no por el servicio que prestamos. Una manera de empoderamiento más de las que aparecen en las páginas del libro que te enfrenta a tus propias inseguridades, contradicciones o a las grietas de la relación -que ibas tapando con el paso de los días-, hasta que, sin miedo, te atreves a lanzarte a esa discusión que evitabas por no molestar. Porque a ti sí te molesta y ya no aguantas más.

Así que si después de esta entrevista aún no te ha convencido Pirómanas (que está a la venta en librerías), piensa que tras leerlo, por fin he hecho entender a mi novio que también es responsabilidad suya preocuparse de cada cuánto hay que echar a lavar las sábanas y las toallas.