Educación, comunidad y medio ambiente: una alianza para el cambio desde las habilidades blandas

No se trata de liderar desde el ego, sino desde la escucha

May 5, 2025 - 08:55
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Educación, comunidad y medio ambiente: una alianza para el cambio desde las habilidades blandas

Entender cómo enfrentar los desafíos sociales y ambientales no es una opción, sino una urgencia. En este contexto nace una propuesta valiente: sentar a conversar a dos mujeres con trayectorias muy distintas pero un objetivo en común. Corabel Barrios Pernia, con su mirada científica y ecológica, y Marisa Cazorla Ruiz, con su experiencia comunitaria y social, se encontraron gracias a una idea de Dionisio Navarro García, profesor que ha desarrollado el proyecto en el que se encuentran ambas profesionales denominado "Habilidades blandas".

Dionisio Navarro lo explica con claridad: "La decisión de unir ambas perspectivas surge de la convicción de que los retos actuales, tanto sociales como ambientales, requieren enfoques integradores y colaborativos". Y no se trata solo de una intuición. Es una apuesta bien pensada: cruzar datos con emociones, ciencia con acción comunitaria, estructura académica con flexibilidad de calle. Porque si algo tienen en común los contextos de Corabel y Marisa, es la necesidad de habilidades blandas para generar transformación real.

El pensamiento crítico, desde el laboratorio y la calle

Ambas entrevistadas coinciden en que el pensamiento crítico es clave. Sin embargo, como bien resalta Dionisio, ese pensamiento se manifiesta distinto según el entorno: "En el ámbito educativo, como señala Corabel, se orienta a cuestionar supuestos, analizar datos y conectar la teoría con la realidad a través de estudios de caso". Es decir, se trata de mirar con lupa, contrastar, desafiar certezas. Ciencia pura, pero con enfoque práctico.

En cambio, en el campo social que habita Marisa, el pensamiento crítico "se traduce en la capacidad de analizar situaciones desde la empatía, identificar necesidades reales y tomar decisiones éticas en entornos de incertidumbre". No se trata de fórmulas, sino de lecturas humanas. A veces sin datos, pero con muchas señales.

Ambos enfoques se complementan. Y esa es, precisamente, la gran lección: pensar críticamente no es solo racionalizar, sino también entender contextos, emociones y consecuencias.

Adaptarse o estancarse

Otra habilidad fundamental que surge en esta conversación es la adaptabilidad. Corabel la ubica dentro del aprendizaje continuo, sobre todo en el plano académico, donde los avances científicos y metodológicos cambian las reglas del juego casi a diario. Dionisio lo reconoce: "En el ámbito académico, implica actualizarse constantemente".

Pero en lo social, como señala Marisa y refuerza Dionisio, la adaptabilidad toma otro matiz: "Exige responder a situaciones imprevistas, gestionar recursos limitados y negociar con múltiples actores".

La conclusión es clara: la adaptabilidad es exigente en todos los frentes, pero en lo social suele ir acompañada de una dosis mayor de gestión emocional y resiliencia.

Liderar desde la empatía

Si hay algo que destaca Marisa y que Dionisio hace suyo, es un modelo de liderazgo basado en la horizontalidad y la empatía. Nada de liderazgos autoritarios ni jerárquicos. Lo que se busca es construir equipos donde todas las voces importan.

"Los proyectos complejos requieren líderes que escuchen activamente, deleguen responsabilidades y fomenten la confianza", dice Dionisio. Y lo dice desde la experiencia: ha acompañado múltiples iniciativas donde ese tipo de liderazgo no solo es deseable, sino vital para que el proyecto funcione.

No se trata de liderar desde el ego, sino desde la escucha. Empatía, colaboración y confianza como pilares del liderazgo transformador.

Aprender haciendo (y errando)

Una de las grandes coincidencias entre Corabel y Marisa es el valor de aprender desde la experiencia. Para Corabel, eso se traduce en el uso de estudios de caso. Para Marisa, en no penalizar el error. Y para Dionisio, ambos enfoques son clave.

"El aprendizaje experiencial permite que los participantes vivan situaciones reales, reflexionen sobre sus propias decisiones y aprendan de sus errores", explica. No es menor. En una sociedad que muchas veces castiga el fallo, recuperar el valor del error como herramienta de aprendizaje es casi revolucionario.

Porque errar no solo es humano: es necesario para innovar, crecer y encontrar soluciones reales.

Otra idea que recorre la conversación es la del trabajo en equipo y la riqueza de la diversidad. Lo dice Marisa desde su experiencia en colectivos vulnerables. Lo reafirma Corabel al integrar ciencia con acción local. Y Dionisio lo resume así: "La diversidad de experiencias permite analizar los problemas desde distintos ángulos, identificar oportunidades que de otro modo pasarían desapercibidas y construir respuestas más integrales y sostenibles".

Porque sí, la innovación rara vez nace del pensamiento uniforme. Necesita fricción, contraste, diálogo. Necesita, justamente, espacios como este, donde dos mujeres con historias tan distintas encuentran puntos de conexión y crecimiento mutuo.

Sostenibilidad y responsabilidad como eje común

Corabel insiste mucho en la educación para la sostenibilidad. Para ella, no es solo un tema de ecología, sino de responsabilidad ética. Dionisio recoge esa idea y va más allá: "Integrar sostenibilidad y responsabilidad social es posible en cualquier disciplina al vincular los contenidos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible".

Desde la tecnología hasta la salud, pasando por la economía, todas las áreas pueden y deben repensarse desde este prisma. No hay excusas para seguir formando profesionales que no se pregunten por el impacto social y ambiental de lo que hacen.

Motivación que va y viene

Otra habilidad blanda que aparece con fuerza es la motivación, entendida no como algo individual, sino colectivo. Marisa lo plantea como un proceso de doble vía, y Dionisio lo valida: "Cuando el líder valora el esfuerzo del equipo, se genera un ambiente de confianza y compromiso. A su vez, el entusiasmo del equipo retroalimenta al líder".

Ese ida y vuelta es lo que mantiene vivos los proyectos. Porque en contextos complejos, donde el desgaste es alto, la motivación no puede depender solo de frases bonitas. Tiene que construirse a diario con reconocimiento, propósito y conexión humana.

Para cerrar, Dionisio responde a la pregunta clave: después de escuchar a Corabel y Marisa, ¿cuál es la habilidad blanda más urgente hoy? Su respuesta es clara: la adaptabilidad.

"Vivimos en contextos volátiles donde la flexibilidad, la empatía y el pensamiento crítico son esenciales para liderar con propósito", afirma. No basta con saber mucho ni con tener experiencia. Hace falta capacidad para leer los cambios, anticiparse y responder con sentido humano y estratégico.

Nuevas voces para una mirada integral: Julieta Ceresole y Constanza Lúquez

El proyecto liderado por Dionisio Navarro continúa ampliando su alcance y profundizando su enfoque integrador con la incorporación de dos nuevas figuras clave: Julieta Ceresole y Constanza Lúquez. Ambas profesionales traen consigo no solo una sólida formación académica, sino una trayectoria que refleja un fuerte compromiso con la transformación social, la cooperación internacional y la sostenibilidad.

Julieta Ceresole, con más de una década de experiencia en el ámbito público y educativo, es reconocida por su labor como docente en la Escuela Secundaria para Adultos N°1330 en Santa Fe, donde promueve metodologías innovadoras y acompañamiento personalizado para estudiantes en situación de vulnerabilidad. Su perfil se completa con una destacada labor como consultora internacional en Innovapol, donde articula alianzas estratégicas y diseña proyectos de cooperación entre instituciones. Licenciada en Relaciones Internacionales y con una maestría en Administración de Empresas, Julieta también ha liderado iniciativas en colaboración con la UNESCO y UNICEF desde el Ministerio de Educación de Santa Fe, apostando siempre por una educación con sentido social y enfoque sostenible.

Por su parte, Constanza Lúquez representa una voz joven pero con una experiencia ya consolidada en la esfera internacional. Licenciada en Relaciones Internacionales con una diplomatura en Derecho Internacional Humanitario y una maestría en curso, ha desempeñado roles de liderazgo en múltiples espacios. Desde su cargo como gerente y cofundadora de Innovapol hasta su dirección en Derechos Humanos y Género en el Observatorio de Relaciones Internacionales, Constanza ha impulsado agendas vinculadas al cambio climático, la justicia social y la equidad de género. Su participación activa en foros internacionales, como los relacionados con la COP28, y su presencia en eventos globales como el G20 y el Festival Mundial de la Juventud en Rusia, destacan su compromiso con el diálogo intercultural y la acción política joven. Además, fue becada por la Embajada de EE.UU. para el prestigioso programa “Jóvenes por la Democracia 2024”.