Eduardo Mendoza, Princesa de Asturias de las Letras: "Me alegra que aún no me hayan mandado al cuarto de los trastos"

El nuevo galardonado ha dado una rueda de prensa en Barcelona para mostrar su satisfacción

May 14, 2025 - 17:26
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Eduardo Mendoza, Princesa de Asturias de las Letras: "Me alegra que aún no me hayan mandado al cuarto de los trastos"

El escritor Eduardo Mendoza ha afirmado sentirse satisfecho de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025 y de que, 50 años después de publicar su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta, no le hayan mandado "al cuarto de los trastos". Mendoza ha sido recibido entre aplausos en el auditorio de la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona, escasas horas después de conocerse ganador.

Con su habitual socarronería, nada más comunicarle el premio, Mendoza, nacido en Barcelona hace 82 años, ha dicho al jurado: "Me he dedicado toda la vida a hacer lo que más me gusta, escribir y hacer el vago, y al final me lo premian de esta manera".

Ha asegurado que ha tratado de contribuir al género del humor en la novela, en el que ha subrayado que es importante no bajar el listón.

Mendoza ha dicho que ve este galardón como "el recuerdo a una generación" que ha ido desapareciendo, la de Vázquez Montalbán y Juan Marsé, y que recuperó algunos géneros en aquella "época gris y triste".

Ha comentado que aquella generación "demostró unas ciertas ganas de vivir y de pasarlo bien literariamente".

"Incorporamos el humor, también la novela negra, que no existía, con Vázquez Montalbán con Carvalho, Marsé en algunas obras, Andreu Martín y Juan Madrid, Alicia Giménez Barlett, una generación que no solo recuperó géneros, sino que también hizo una narrativa más costumbrista, de vuelta a la infancia recuperada".

Afónico y tras una visita al médico que apenas le ha permitido responder a llamadas de la familia, Mendoza ha confesado que recibe el Princesa de Asturias de las Letras como "un estímulo".

El jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras ha subrayado su "decisiva aportación" a las letras en lengua española del último medio siglo y el haberse convertido en "un proveedor de felicidad para los lectores", a lo que él ha respondido: "No sé si proveedor de felicidad, pero sí lo he sido para mí mismo.

El autor de Sin noticias de Gurb y El laberinto de las aceitunas cree que ha contribuido al género del humor en España, "un género que siempre ha existido, pero que en novela, sobre todo, estaba en horas bajas, aunque estuviera presente en el teatro y la televisión".

Ha recordado el escritor barcelonés que empezó con "una novela seria, con toques de humor", pero luego decidió abrir una sucursal dedicada exclusivamente al humor, algo arriesgado, porque si fracasas, no hay salvación. "Y detrás de mí, se han animado muchos y ahora hay una literatura digna y esta literatura está ahora naturalizada", ha apuntado.

Pero para Mendoza, "lo importante del humor es no bajar el listón, no pensar que cualquier chocarrería vale".

En relación con Barcelona, protagonista omnímodo de su obra, Mendoza ha comentado que "todas las ciudades cambian", que él tiene una Barcelona de su infancia "que ya no la reconocería ni su padre" y ha admitido que la capital catalana es "una de las ciudades que más ha cambiado", ha dejado de ser "poco conocida y tranquila".

"No sé si la evolución de la ciudad lleva a la obra, o la obra lleva a la evolución de la ciudad, pero me interesaba ese juego de espejos sobre el fenómeno de la ciudad, me gusta un no-lugar, que es donde me encuentro más cómodo y a gusto" y siempre "utilizando el humor para poner distancia y filtro", añade el autor de La ciudad de los prodigios.

Evocando el momento en que hace unos años anunció que se retiraba, Mendoza ha justificado aquellas palabras: "Quería dedicarme a otras cosas, pequeños ensayos, pero cuando llevas tantos años, ya es una especie de posesión diabólica y me encontré escribiendo otra novela".

El premio no le pilla escribiendo una novela, sino que en la actualidad está trabajando en "recopilaciones de artículos, charlas, seminarios" y ha acabado la frase de manera enigmática: "Es posible que dentro de poco me ponga a escribir una novela de tiros".

Un día antes del fallo del premio, Mendoza estuvo en Madrid en un homenaje a Vázquez Montalbán, y al llegar el taxista le dijo que "la ciudad está llena de obras por todos lados, el ayuntamiento es un desastre, y el alcalde se ha vuelto loco" y entonces pensó: "Estoy en casa. Parece que todas las ciudades han entrado en un momento en que necesitan cirugía estética, ponerse un poco de bótox".

A las palabras del jurado que destacan el carácter intergeneracional de sus lectores, Mendoza no puede ocultar cierta sorpresa: "Me siento satisfecho, porque creo que he enseñado a leer a varias generaciones". Reconoce que este premio es un llamamiento a no jubilarse: "El año pasado se lo dieron a Joan Manuel Serrat, que se había retirado, y tuvo que volver a cantar".

Preguntado por la situación actual de Cataluña, después de que reaccionara al momento del procés con el pequeño ensayo '¿Qué está pasando en Cataluña?', Mendoza ha argumentado que escribió aquel libro porque entendía que fuera había mucha desinformación sobre lo que estaba pasando. "Yo lo que quiero es que haya concordia, buena voluntad, corridas de toros, vino, juerga y fútbol; lo demás me trae sin cuidado", ha concluido